Mientras los gestores de DIA intentaban convencer a posibles inversores y analistas, en su Capital Markets Day tanto en Madrid como Londres, del brillante futuro que espera a las acciones de la cadena de distribución, los franquiciados que la culpan de su ruina reanudaban una ya larga batalla contra la enseña de supermercados de bajo coste. Las asociaciones que los agrupan han identificado hasta el momento 441 tiendas cuyos franquiciados han tenido que abandonar el negocio tras sufrir graves problemas con la marca. Según los datos que han podido recopilar entre los afectados, señalan que hay 35 tiendas por las que han pasado 91 franquiciados. Es decir, cada supermercado ha tenido casi tres franquiciados de media desde 2011.
En algunos casos, la rotación ha sido mucho mayor. Una tienda de Barcelona ha tenido ocho franquiciados en 10 años. Otra en A Coruña llegó a los 12, puesto que hubo dos de ellos que no duraron más de seis meses.
DIA niega estas cifras. No facilita datos de rotación en sus tiendas, pero asegura que la antigüedad media de sus franquiciados es de seis años y que algunos de ellos llevan más de 12 con la enseña. También explican que la cadena no podría soportar que un 19% de sus tiendas estuvieran cerradas durante el tiempo que media entre el abandono de un franquiciado y la entrada del siguiente. Según las asociaciones de afectados, en la actualidad 16 de esas 441 tiendas se encuentran cerradas.
En efecto, la salida de un franquiciado puede demorarse hasta cuatro meses “porque DIA tarda mucho tiempo en mandar la documentación, facturas, etcétera, que se le pide, antes de devolverle las llaves”, explican Ángela Pérez y Elías Carcedo, abogados que han llevado en los tribunales algunos casos contra la cadena de distribución. En ocasiones DIA también se niega a hacer un inventario de las mercancías, añaden los letrados.
DIA reconoce que mantiene abiertos 10 litigios con antiguos franquiciados, de los que ha ganado tres en primera instancia. Al tiempo, ha entablado pleitos contra 15 de sus antiguos socios comerciales, a quienes reclama 1,7 millones de euros. Por su parte, los franquiciados llevan dos años con una querella en un juzgado de Vic (Barcelona). Una veintena de perjudicados están a la espera de que el nuevo juez al frente empiece a pedir testimonios. Este juzgado intentó que la Audiencia Nacional se hiciera cargo del caso, dado el alto número de afectados y su extensión por todo el territorio nacional. En vano: no consideró que el perjuicio económico tuviera el alcance nacional que la ley exige para declararlo de su competencia. Según DIA, este grupo de franquiciados le adeuda 925.000 euros. “Ocho de ellos ya han firmado un acuerdo de resolución y liquidación”, explica un portavoz de la empresa.
Por el contrario, en otras ciudades, como Alicante, a DIA no le ha ido tan bien. La cadena franquició el supermercado que tenía en un mercado de propiedad municipal a uno de sus empleados, a quien cedió el uso del local pese a que la concesión que había obtenido del Ayuntamiento se lo prohibía. El consistorio abrió expendiente y sancionó a DIA por este motivo. El franquiciado se negaba a devolver a la empresa las llaves del establecimiento –donde se guardaban bienes propiedad del primero– y el juez le dio la razón: la cadena pretendía conseguir el local antes de que se hubiera dilucidado el objeto del pleito. Tras la quiebra del franquiciado, la empresa le reclamaba en el juzgado una deuda de 71.275 euros.
En la Audiencia Provincial de Madrid también se dirime el caso de una trabajadora de DIA a la que la cadena le puso ante la disyuntiva de ser despedida o quedarse con la tienda en la que estaba empleada. Cuando reclamó a la empresa porque las cuentas no eran las prometidas, DIA le ofreció una segunda tienda en lugar de la primera. Pero finalmente no fue así, asegura Ángela Pérez. “Nos dijeron que ambas tiendas iban de la mano y que no podían resolver la primera”, detalla. La empresa le reclama una deuda de 181.573 euros.
Cuenta de explotación falsa
Los franquiciados que demandan a DIA dicen ser víctimas de una estafa. Aseguran que la cuenta de explotación que les enseñan antes de firmar es falsa. Forma parte de la información precontractual que el franquiciador está obligado por ley a entregar a sus futuros asociados y, según la ley, debe estar basada en datos reales. Además, la empresa les promete un margen del 13% que nunca llega a alcanzarse. El contrato que se les facilita es un “contrato tipo, sin cantidades ni fechas”, un documento cerrado cuyos términos no pueden negociar, detallan.
A fin de hacerse con la tienda, los que DIA llama “operadores locales” deben abonar un canon de entrada de 12.000 euros y suscribir un aval de 25.000 euros por la infraestructura y otro de 80.000 euros por la mercancía. Una inversión cuantiosa, por tanto. Después, los franquiciados carecen de control sobre los pedidos que hacen a DIA, que vienen impuestos por sus inspectores y la cadena les cobra de forma inmediata, explican los denunciantes. Más adelante, cuando el supermercado cierra por culpa de las pérdidas, los franquiciados descubren que el inventario no se corresponde con la realidad y que siempre deben dinero a DIA, decenas de miles de euros, por mercancía que no sabían que tenían.
Los problemas de gestión comienzan pronto. DIA fija los precios, lo que es ilegal. Los numerosos cupones descuento acumulables que la cadena distribuye a sus clientes, las ofertas “pague dos, llévese tres”, los “superprecios”… obligan a los franquiciados a vender a pérdida. Ellos adquieren a la empresa la mercancía a un precio determinado, pero la tienda termina vendiéndola a un precio muy inferior al cliente que acude con sus múltiples cupones. E, incumpliendo su propio manual de franquicias, la cadena no reembolsa los descuentos a los asociados, que deben asumir la pérdida.
Los franquiciados con que ha hablado este periódico explican que llegaron a duplicar la facturación del supermercado respecto a las ventas de la tienda cuando era gestionada directamente por la cadena. Pero los 6.000 euros mensuales de beneficio que les prometió DIA no aparecían por ninguna parte. “Por el contrario, cuanto más vendes, más pierdes”, resumen.
Transforma 243 de sus tiendas propias en franquicias
Por el contrario, la cadena de supermercados argumenta que sólo en España ha pasado de 1.005 a 2.147 franquicias de la marca DIA –tiene otras como las tiendas de perfumería Clarel– desde 2010. Es decir, ha más que duplicado el número de locales franquiciados en seis años, de forma que, en la actualidad, el 60% de las tiendas DIA en los cinco países donde está presente –España, Portugal, Argentina, Brasil y China– son de este tipo. En España equivalen al 52% de sus establecimientos. Esos números le sirven a DIA para presumir de ser “la primera franquiciadora de España y la tercera de Europa en el sector de la distribución”. Sólo el año pasado DIA transformó 243 de sus tiendas propias en franquicias.
Además, la cadena sostiene que su política de relación con las franquicias se basa en “la veracidad de la información difundida y el cumplimiento de los acuerdos suscritos” con los socios, así como en su “independencia jurídica y patrimonial”. “La resolución de discrepancias está basada”, continúa la empresa en su última memoria anual, “en la buena voluntad, la comunicación y la negociación de ambas partes, favoreciendo el diálogo y las soluciones de conciliación”. Finalmente, se remite a una encuesta a sus franquiciados que la consultora Nielsen elabora cada año, según la cual el 48% de ellos “se encuentran satisfechos respecto a las expectativas iniciales puestas en el negocio”.
No obstante, DIA reconoce que ha cerrado en España y Portugal –no proporciona datos de España en solitario– 33 tiendas sólo en el cuarto trimestre de 2016 y otras 10 en el primer trimestre de este año porque “sus niveles de rentabilidad no eran satisfactorios”. El número de supermercados del resto de sus enseñas –La Plaza/El Árbol y Clarel– cerrados el año pasado asciende a 131. A esta clausura de tiendas atribuye el informe de resultados del primer trimestre de 2017 la caída de las ventas en un 2,7% sufrido por DIA hasta marzo.
Los bajistas al acecho
Al mismo tiempo que la cadena de supermercados informa de sus planes de futuro a inversores y analistas, bate récords en Bolsa como el valor con mayor porcentaje de capital en manos de bajistas de España y casi de Europa. Los bajistas son inversores que apuestan por la caída de las acciones de una empresa. Normalmente se trata de fondos de alto riesgo o hedge funds, que especulan con acciones que toman prestadas a otros inversores. En el caso de DIA, el 24,35% de su capital se encuentra en manos de estos especuladores. Hace un año poseían el 11,49%. Para hacerse una idea del volumen, basta con recordar que el Banco Popular, intervenido hace unas semanas, terminó con sólo el 12% de su capital en manos de bajistas. Y desde que empezó 2017 las posiciones cortas en el accionariado de la cadena se han disparado un 58%.
Este tipo de inversores centran su interés en empresas en las que advierten debilidades. Creen que el valor de sus acciones caerá bien porque tienen problemas financieros o prevén que pueden padecerlos en el futuro, bien porque piensan que no van a ser capaces de cumplir sus objetivos. Un portavoz de DIA explica a infoLibre que la empresa no comenta el comportamiento de los mercados y apunta que otras marcas del sector de la distribución, como Carrefour, Marks&Spencer o Tesco también han sufrido el ataque de los bajistas.
“A costa de sus franquiciados”
Ver másCarrefour culpa a la mala gestión del franquiciado en la primera de una decena de querellas que la acusan de estafa
Un informe de JP Morgan ya alertaba en 2015 sobre algunas posibles flaquezas del modelo de negocio de DIA que igualmente barruntan los bajistas.
“El franquiciado [de la cadena española] apenas tiene beneficios”, asegura el informe, “históricamente han operado con una media de casi el 1% de margen de EBIT que puede desaparecer fácilmente después de dos años de ventas en superficie comparable negativas”. No ganan dinero pese a que “gestionan ciertos costes mejor” que DIA en sus tiendas propias. El informe cita los costes de personal, de residuos y por robos. En el primer caso, al tratarse de autónomos o emprendedores, “trabajan más horas sin cobrar horas extraordinarias”. “En otras palabras”, concluyen los analistas, “DIA se queda con la mayor parte de los ahorros de costes generados por el franquiciado en personal y otros conceptos”.
Así, las ventas en superficie comparable de las franquicias superan en 200 puntos básicos a las que generan las tiendas propias de la cadena. A juicio de JP Morgan, se trata de un “comportamiento muy negativo”. El informe tacha de “contrario al sentido común” que, cada vez que DIA abra una tienda, el margen de EBITDA crezca; es decir, que un negocio menos intensivo en capital –la franquicia– produzca mayores márgenes. JP Morgan concluye que la cadena de supermercados consigue esos márgenes anormalmente altos “a costa de sus franquiciados”. No duda en afirmar que los “canibaliza”.
Mientras los gestores de DIA intentaban convencer a posibles inversores y analistas, en su Capital Markets Day tanto en Madrid como Londres, del brillante futuro que espera a las acciones de la cadena de distribución, los franquiciados que la culpan de su ruina reanudaban una ya larga batalla contra la enseña de supermercados de bajo coste. Las asociaciones que los agrupan han identificado hasta el momento 441 tiendas cuyos franquiciados han tenido que abandonar el negocio tras sufrir graves problemas con la marca. Según los datos que han podido recopilar entre los afectados, señalan que hay 35 tiendas por las que han pasado 91 franquiciados. Es decir, cada supermercado ha tenido casi tres franquiciados de media desde 2011.