“La burbuja del turismo reventará en algún momento, pero mientras…”: Fitur ante el espejo

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Algunas contradicciones planean al traspasar las puertas de la gran feria del turismo que acoge Madrid: Fitur. No para de crecer, como el sector en general, que ha llegado a la cita batiendo marcas de afluencia de turistas y de gasto en España en 2023. El ambiente es festivo. “Había muchas ganas y hay más gente que nunca, más que incluso antes de la pandemia”, se repite en Ifema. Las colas en los accesos, pese a que se vende imagen, dan fe de la aglomeración fascinada. Aerolíneas, cadenas hoteleras y Administraciones nacionales e internacionales confían en que la expansión continúe este 2024 hasta alcanzar un nuevo máximo histórico, pero al mismo tiempo son conscientes de que pueden morir de éxito. “Imaginamos que la burbuja del turismo reventará en algún momento, pero mientras”… lanzan desde un grupo de representantes de touroperadores. El Armagedón, el posible fin del turismo, podría llegar por ignorar precisamente en lo que se centra este año el evento: la sostenibilidad.

La Feria Internacional del Turismo, Fitur en corto, celebra hasta el 28 de enero su 44.ª edición con números de récord. Nueve pabellones acogerán a 9.000 empresas –unas cien tecnológicas, un 23% más que en 2023– y entidades participantes y 96 representaciones oficiales de hasta 152 países. En las instalaciones de Ifema se pueden visitar 806 expositores titulares, lo que supone un incremento del 7% respecto a la edición anterior, y se estima que acudan alrededor de 250.000 personas, 28.000 más que el año pasado. De ellas, unas 150.000 serán profesionales de la industria turística, 14.000 más; y 100.000 asistentes de público general, quienes podrán pasar por la feria el fin de semana, lo que significará una subida estimada de 14.000. Para estos últimos guardan en los stands “parte del merchandising –pulseras, llaveros...–, que vuela. Hay que quitarlo de la vista, o se acaba rápido”, dice una azafata sonriendo. La agenda de actividades lúdicas en cada uno de los pabellones es otra vez variada e incluye actuaciones musicales, gastronómicas, talleres de artesanía, concursos, sorteos y hasta talleres de fabricación de puros. Este año, además, por primera vez Hoteles Vincci ofrece la posibilidad de pasar la noche en una suite de lujo dentro del pabellón 8, ya que su expositor simula el alojamiento de la cadena en el mítico edificio Capitol de la Gran Vía madrileña.

A la hilera de datos expuesta hay que agregar que la feria cuenta con diez secciones especializadas y ligadas a la sostenibilidad, en las que se desarrollan actos e intervenciones como Fitur 4all, espacio que pretende dar visibilidad al turismo accesible; Fitur Lingua, donde se abordan las oportunidades que ofrece el turismo idiomático; Fitur LGTB+, espacio dirigido a la inclusión turística del colectivo bajo el lema Destinos por la diversidad, aunque hay quien afea que se hayan producido en él “intervenciones de políticos de primer nivel sin ninguna mujer o persona trans y hay fotos que lo prueban”; o, entre otros, Fitur Woman, enfocado hacia el rol femenino en el mundo laboral de la industria.

A la pregunta de por qué se acuda a Fitur. La respuesta habitual es: “Hay que estar porque todo el mundo está”. Pero hay otra que casi no se formula: ¿es rentable? Desde el ámbito profesional admiten que Fitur “no es milagrosa. No siempre se cierran aquí negocios, pero si vienes con un trabajo previo hecho, puedes aprovechar para tener reuniones con muchos profesionales en poco tiempo y abrir opciones de futuro”, aseveran desde allí. “Estar en la feria supone un gasto”, añade otro profesional, “pero te permite acceder a una agenda que a mí me compensa”, concluye. Muchos de los asistentes sondeados, de la órbita de las administraciones incluidos, reconocen que no evalúan "a posteriori" el “éxito” de la visita a la capital, que no calculan si “objetivamente” les resulta beneficioso pasar por la feria. Pero tampoco parece importarles demasiado. Para quien sin duda las cifras se traducirán en una importante inyección económica es para Madrid: 430 millones de ingresos, se estima, que impactarán en sectores como el transporte, la hotelería y la restauración, el comercio, el ocio y la cultura. Ifema también hará caja. Y lo que está constatado, igualmente es “la romería de políticos” que “a veces se critican entre ellos mirando a una cámara en el propio stand y sin hablarse”, afirman en concreto desde el enclave reservado a Andalucía.

Estos días se hablará de los retos que ha de abordar el sector. Unai Sordo, secretario general de CCOO, sindicato que cuenta con un expositor, ha instado, por ejemplo, a transformar el modelo turístico en España para optimizar las condiciones de trabajo y esquivar la falta de personal, así como para desestacionalizarlo. Ha de ser, ha defendido, un sector sostenible en "materia social, laboral, económica y medioambiental". Otras voces plantean que hay que hacerlo compatible con el “desarrollo urbano”, en relación a la proliferación de los pisos turísticos en las ciudades o con la aplicación de "la imparable inteligencia artificial". Y no faltarán palabras sobre otros efectos colaterales como la saturación de algunas zonas debido a la masificación, los daños al patrimonio, en ocasiones protegido, que ésta provoca; o la creciente contestación social que bulle contra esas consecuencias. Pero se hará “cruzando los dedos para que este año supere al anterior en legiones de turistas a los que esos problemas no les importan”, señala un grupo de activistas presentes en la entrada del recinto. Critican que dentro “se venda una falsa sostenibilidad” y que “se usen fondos públicos para estar ahí”, en vez de “utilizarlos para invertir en hacer el turismo verdaderamente sostenible en los territorios y en mejorar la calidad”, resumen. 

México sustituirá a Ecuador como país socio en 2025

Pero en el interior de Ifema el negocio es la felicidad del viaje y todo cabe. En esta ocasión es Ecuador el país socio del evento –en 2025 será México–, lo que se produce cuando ese país se encuentra en “estado de excepción” ante la oleada de violencia que padecen sus habitantes causada por enfrentamientos entre bandas rivales de narcotraficantes, lo que ha afectado al turismo nacional. También están presentes en la feria Israel y Gaza, ajenos al ruido de la guerra y para que “no se olviden de ellos”. “Desde la pandemia tapamos un agujero y se abre otro: acaba la covid, sube el combustible, la zona está convulsa y ahora Milei –Javier, presidente argentino–…”, se lamentan profesionales trasladados desde Argentina a Madrid, que asistieron “atónitos” a como el lugar reservado para esa nación “estaba a medio construir” cuando se inauguró la muestra. “¿Dónde está el pabellón 1, es el de África? ¿Y el 4?”, se escucha interrogar a cada poco a los miembros de seguridad y de la organización que salpican Ifema. Nadie se quiere perder Fitur.

Algunas contradicciones planean al traspasar las puertas de la gran feria del turismo que acoge Madrid: Fitur. No para de crecer, como el sector en general, que ha llegado a la cita batiendo marcas de afluencia de turistas y de gasto en España en 2023. El ambiente es festivo. “Había muchas ganas y hay más gente que nunca, más que incluso antes de la pandemia”, se repite en Ifema. Las colas en los accesos, pese a que se vende imagen, dan fe de la aglomeración fascinada. Aerolíneas, cadenas hoteleras y Administraciones nacionales e internacionales confían en que la expansión continúe este 2024 hasta alcanzar un nuevo máximo histórico, pero al mismo tiempo son conscientes de que pueden morir de éxito. “Imaginamos que la burbuja del turismo reventará en algún momento, pero mientras”… lanzan desde un grupo de representantes de touroperadores. El Armagedón, el posible fin del turismo, podría llegar por ignorar precisamente en lo que se centra este año el evento: la sostenibilidad.

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