LA PORTADA DE MAÑANA
Ver
Las decisiones del nuevo CGPJ muestran que el empate pactado entre PP y PSOE favorece a la derecha

La UNED maquilla el exceso de horas de docencia de sus profesores temporales

España es la campeona del empleo temporal en Europa, con una tasa –27,3% en el sector privado, según la última Encuesta de Población Activa (EPA)– que sólo bate Polonia. Un pecado laboral que también cometen las administraciones públicas, con una tasa que a diciembre de 2017 alcanzaba el 24,1% y se eleva aún más entre profesores y personal sanitario. Tampoco se libran las universidades.

En la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) el 20% de su profesorado es personal temporal: profesores ayudantes, ayudantes doctores y asociados. En total, 288 docentes de un total de 1.398, según consta en su portal de transparencia, contados en 2016. Los profesores ayudantes son estudiantes de doctorado que “colaboran en tareas docentes de índole práctica” para “completar su formación”, tal y como establece la Ley Orgánica de Universidades (LOU), que limita a 60 horas al año las clases que pueden impartir. Su contrato no puede extenderse durante más de cinco años. Los profesores ayudantes doctores, como indica su nombre, ya han conseguido su doctorado, su contrato tampoco puede superar los cinco años y el número de sus horas de docencia no debe superar las 240 anuales. Los profesores asociados son contratados por su actividad profesional reconocida fuera del ámbito académico.

En la UNED trabajan actualmente una decena de ayudantes y un centenar de ayudantes doctores, explica el vicerrector adjunto de Profesorado, Miguel Miguens Vázquez. Y muchos de ellos se quejan de que sobrepasan con creces las horas de docencia legales. En la universidad a distancia resulta difícil medir la carga docente de los profesores puesto que no existen clases presenciales. En cambio, sí atienden a los estudiantes a través del teléfono, el correo electrónico o en foros, preparan materiales didácticos, y diseñan y corrigen exámenes, aunque no fichan como el resto de los profesores en las universidades al uso.

Con los recortes del gasto público impuestos con la crisis, la UNED –la única universidad que depende del Ministerio de Educación, no de las comunidades autónomas como el resto de las públicas– ha perdido 90 profesores desde 2012, de acuerdo con las cifras publicadas en su portal de transparencia. “En algunas facultades, hasta un tercio de su plantilla docente”, apunta el presidente del comité de empresa, Agustín Caminero Herráez. De forma que un número cada vez menor de profesores han tenido que atender una cartera de asignaturas, grados y másteres, que, sin embargo, ha seguido creciendo. “La sobrecarga docente es un hecho”, sentencia Agustín Caminero quien, no obstante, precisa que la sufren “todas las categorías de profesores”, no sólo los temporales. Aun así deja claro que esa sobrecarga es “superior” para los ayudantes –él mismo es ayudante doctor– que para otros profesores. “El comité de empresa ha tenido que dar toques de atención al rectorado por este motivo”, asegura.

Los profesores de estas dos categorías temporales con los que ha hablado infoLibre coinciden en que sobrepasan ampliamente las horas legales de docencia y que se sobrecarga a los niveles inferiores de los departamentos en lo que alguno de ellos llega a calificar de “dinámica perversa”. Los profesores ayudantes, explica el presidente del comité de empresa, son los que sobre el papel menos horas de docencia tienen y, por tanto, son “los más sobrecargables”. Pese a que, en teoría, sus contratos son de formación; es decir, se supone que están “aprendiendo a enseñar”. En realidad, protestan, cubren necesidades docentes estructurales durante años.

El motivo no estriba sólo en la falta de profesores de los últimos años, sino en el reparto que se hace de esa carga en los departamentos que, según denuncian los temporales, no es equitativa. La docencia se distribuye según la categoría académica, la antigüedad y la especialización de los profesores. Por tanto, catedráticos y titulares son los primeros en elegir asignaturas y cursos.

La sobrecarga tiene un segundo efecto. “Si estás hasta arriba de docencia, no puedes investigar”, lamenta un profesor ayudante consultado por este periódico. Como la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (Aneca), la fundación encargada de evaluar a los profesores, puntúa el doble la investigación y las publicaciones que la docencia, a la hora de acreditarlos para que puedan promocionar a las categorías superiores los sobrecargados con horas de clase resultan perjudicados.

No mide las horas reales

En cualquier caso, hasta febrero de 2013, la UNED certificaba a sus profesores las horas reales que dedicaban a la docencia. Pero en febrero de ese año, y fruto de los toques de atención dados por la Aneca, la universidad publicó una directriz que cambiaba el sistema para medir y certificar la carga docente. “La Aneca no aceptaba la acreditación de más horas que las legales”, reconoce el vicerrector adjunto. La agencia también les pidió que unificaran los certificados que cada decanato elaboraba “a su manera”, añade, “había un problema de formato”. La directriz “no fue aprobada por el consejo de gobierno” de la UNED, admite igualmente Miguel Miguens. Aunque apunta que “quizá tampoco era necesario que lo hiciera” al tratarse de una “recomendación que no es de obligado cumplimiento”. El vicerrector aclara que la decisión, en todo caso, la tomó “otro equipo de gobierno” distinto del actual, “hace dos mandatos”.

Preguntada por infoLibre, la Aneca se limita a señalar que no exige nada a las universidades sobre las horas de docencia y que debe respetar siempre la autonomía universitaria. “Nuestro papel es meramente técnico”, responde un portavoz de la agencia, “no entramos en cómo gestionan su personal las universidades”.

El nuevo sistema se basa en una fórmula matemática, un algoritmo, que sirve no sólo para medir el número de horas de docencia sino que las pondera con el número de alumnos o el tipo de exámenes. Así, apunta el vicerrector adjunto, “quien aparece como más cargado no hace necesariamente más horas”. Pero lo cierto es que, según establece la propia directriz en un “anexo inseparable”, para quienes “superen el volumen de actividad docente correspondiente a su categoría y dedicación, los servicios administrativos de la UNED certifican el máximo legal correspondiente”. Ni una hora más, por tanto, aunque se haya trabajado.

Negociando el cambio de sistema

Los profesores consultados no dudan en asegurar que la UNED “falsea la carga docente”. Y que ese sistema supone un “agravio comparativo” porque certifica el mismo número de horas –que deben presentar luego a la Aneca si quieren ascender de categoría– a un profesor que haya hecho el máximo legal que a otro que las haya duplicado. La denuncia no es nueva. Ya en mayo de 2013, cuando ya se había implantado el nuevo sistema y antes de las elecciones que ganó Alejandro Tiana –el actual rector tras repetir victoria el año pasado–, un grupo de profesores temporales redactó un manifiesto en el que reclamaban que se respetasen “las normas relativas a la carga docente en cada uno de los niveles y, si ésta excede, como sucede en la mayor parte de los casos, que se certifique de cara a la Aneca”. Uno de los profesores firmantes era el propio Miguel Vivens, entonces ayudante doctor.

“Nadie puede decir que se le obliga a hacer más horas de las que les corresponden”, sostiene ahora Vivens Vázquez. Pero también indica que “cuando se ha detectado el problema”, ha intentado “corregirlo” comunicando a los decanatos y los departamentos “que no pueden hacer más horas que las legales”. “Tampoco podemos intervenir en la autonomía de los departamentos”, advierte.

“Hace dos semanas nos reunimos con los profesores temporales y no nos pareció tan grave el problema”, apunta Miguel Miguens. Aunque avanza que el equipo de gobierno de la universidad lleva tiempo negociando con el comité de empresa y la junta de personal un cambio en el sistema que mide y certifica la carga docente, “para que sea más realista y se parezca más a lo que pueden ser las horas reales”.

Agustín Caminero dice que el comité de empresa lleva tiempo solicitando el cambio de la fórmula para que “mida correctamente” la carga docente y “refleje de manera correcta el trabajo que hacen los profesores”. “La forma en que se computa la docencia en la UNED es bastante difusa”, razona, “y te perjudica que no midan las horas que realmente haces”. La nueva fórmula, además, deberá incluir ahora la actividad investigadora. El vicerrector adjunto confía en que el nuevo sistema pueda aplicarse el próximo curso.

Ayudante acreditado para catedrático

El proyecto del Ministerio de Cultura mantiene en vilo a 500 trabajadores

Ver más

Los profesores con los que ha hablado infoLibre –que han pedido el anonimato: “Somos los precarios de la universidad”– lamentan que esos cambios no se hayan decidido “mucho antes”. Y destacan que el resultado de la falta de incentivos y de promoción haya sido “el desgaste del profesorado” y “la fuga de talento”. Miguel Vivens, por su parte, subraya que su principal interés es precisamente “no perder profesores, sino que se acrediten y puedan promocionar”. A pesar del maquillaje al que la UNED somete a la sobrecarga docente de sus profesores, muchos de los situados en esas categorías inferiores han conseguido su acreditación para ascender. Sin embargo, la falta de reposición de los profesores que se han ido jubilando durante la crisis ha impedido que promocionen a los niveles superiores. Así, en julio de 2016, la UNED tenía a casi un centenar de profesores ayudantes y ayudantes doctores “sobreacreditados”: habían acumulado méritos suficientes para ascender a profesor contratado doctor, a profesor titular –26 de ellos– e incluso uno de ellos a catedrático. Algunos han sido reconocidos como interinos, una figura creada a golpe de sentencia judicial, tras superar los ocho o 10 años de contratos temporales que fija la ley como máximo para las dos categorías inferiores de profesores. El ayudante doctor que tenía acreditados méritos para promocionar a catedrático, el profesor de Historia Antigua, escritor y traductor David Hernández de la Fuente, abandonó la UNED por el departamento de Filología Clásica de la Universidad Complutense el pasado curso.

Miguel Vivens asegura que el problema de los profesores sobreacreditados desaparecerá con la cincuentena de plazas que saldrán a concurso este año, una vez respuesta al 100% la tasa de reposición.

El abuso del empleo temporal no es privativo de la UNED sino que, como reconoció el Tribunal Supremo en una sentencia dictada en junio de 2017, muchas universidades utilizan los contratos eventuales para cubrir necesidades “de carácter estructural y ordinario”, lo que constituye un fraude de ley. Agustín Caminero denuncia la pérdida de “calidad laboral” que han sufrido los profesores temporales, no sólo por el aumento de la carga de trabajo, sino también porque sus posibilidades de promoción “se han visto limitadas al máximo” durante los últimos años. “Depender del ministerio siempre ha sido negativo para nosotros”, reprocha, “porque los recortes destinados a los funcionarios se nos han aplicado a nosotros también”. Un profesor ayudante cobra unos 1.100 euros netos al mes, un ayudante doctor llega a 1.450 euros, un contratado doctor percibe unos 1.800 y un titular alcanza los 2.000. Los catedráticos, hasta 3.000 euros mensuales.

España es la campeona del empleo temporal en Europa, con una tasa –27,3% en el sector privado, según la última Encuesta de Población Activa (EPA)– que sólo bate Polonia. Un pecado laboral que también cometen las administraciones públicas, con una tasa que a diciembre de 2017 alcanzaba el 24,1% y se eleva aún más entre profesores y personal sanitario. Tampoco se libran las universidades.

Más sobre este tema
>