“El tiempo es valioso para los que no tenemos grandes propiedades ni apellidos importantes”. La autora de la declaración es Yolanda Díaz y con ella resume la idea moral que sustenta su propuesta de revolución para cambiar de arriba a abajo la jornada laboral. En cuestión de días, la candidata de Sumar a la presidencia del Gobierno ha propuesto reducir la jornada a 32 horas en un programa escalonado en años, poner el foco en la productividad de las empresas, a las que además insta a que deben crecer en tamaño. La guinda de todo el pastel es el gran órdago: que todos dejemos de trabajar a las seis de la tarde. Algo, a todas luces, imposible, pero que fuerza a un debate: ¿En qué emplearíamos nuestro tiempo a partir de esa hora? ¿Implicaría que otros trabajen?
Más allá de una propuesta electoral, Díaz trata de liderar un debate que va más allá de nuestras fronteras sobre cómo reducir de forma efectiva y generalizada la histórica jornada de 40 horas. Parte de estas ambiciones se encuentran incluidas en un estudio que fundamenta la Ley de Usos del Tiempo, que presentó hace unos días la candidata en un coloquio. En este, se proyectó como introducción un mensaje de Manuela Tomei, alto cargo de la Organización Internacional de Trabajadores: “La OIT toma nota del proyecto para una nueva ley sobre usos del tiempo (...) Los avances legales para consolidar un tema tan esencial no pueden más que ser bien recibidos por esta oficina”, defendió Tomei.
“Creo que es una cosa que no valoramos mucho, porque no nos fijamos, pero estas cosas tienen atracción internacional… este tipo de medidas tienen una fuerte incidencia”, explica a infoLibre Antonio Baylos, catedrático de Derecho del Trabajo de la Universidad de Castilla-La Mancha. “El modelo español es un modelo del que se está hablando fuera. Igual que en otros momentos hubo otros modelos como el alemán, el francés… Ahora, en materia laboral, se habla mucho de España. Por ejemplo, la ley rider fue el pistoletazo de salida de la directiva europea”, remacha Baylos.
La reacción en la oposición ha sido inmediata. “¿Trabajar cuatro días? No, no. ¡Trabajar tres!”, exclamaba este jueves la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ante la Asamblea regional. “Yo voy a proponerlo. ¡Propongo trabajar tres días! No, no. ¡Dos!”, continuó exclamando la presidenta, ante el aplauso de su bancada.
¿Es posible que todos salgamos a las 6 de trabajar?
La medida principal de la batería que está defendiendo Yolanda Díaz es la reducción de la jornada laboral hasta hacer efectiva una jornada equivalente a cuatro días de trabajo, sin pérdida salarial, en los próximos ocho años.
“En primer lugar, se establecería en 2024 por ley una jornada máxima de 37,5 horas”, explica a infoLibre Nacho Álvarez, mentor económico de Sumar, secretario de Economía de Podemos desde 2014 y, de momento, secretario de Estado de Derecho Sociales. “Es la que ya tienen los empleados públicos desde hace muchos años. Se haría extensiva al resto de trabajadores”, añade Álvarez.
Tras esa reducción, empezaría la segunda fase: reducir la jornada a 34 horas. “A partir de 2024 se abriría un proceso de diálogo social lo que quede de esa legislatura, para avanzar hacia una reducción consensuada hacia las 34 horas semanales. Ese diálogo continuaría en una posible siguiente legislatura para reducir la jornada hasta las 32 horas”, explica Álvarez. Si las legislaturas duraran cuatro años, según los cálculos de Sumar el objetivo sería una jornada de 34 horas en 2027 y de 32 en 2031.
En un paso más allá, Yolanda Díaz resumió su propuesta en una nueva idea: “Queremos que la jornada laboral se termine a las seis de la tarde de tal manera que a partir de ahí podamos disfrutar de la vida”, esgrimió la candidata. Fuentes del partido, no obstante, aclaran que se trata de retórica. En un país donde los comercios abren hasta las ocho, nueve o diez de la noche y los bares hasta la madrugada, esto sería inviable. Sumar aclara que se trataría de implantar una jornada de siete horas, y dado que las siete de la tarde suele ser la hora usual de salida, por eso se habla de salir a las seis.
“Lo de las seis de la tarde me parece estupendo porque obliga a una reflexión general”, explica el catedrático Antonio Baylos. “¿En qué usamos el tiempo a partir de esa hora? Si lo que quiero acudir es al consumo, eso implica que debe haber trabajadores que no puedan tener el uso del dominio del tiempo que yo tengo. Luego hay muchas cosas que sí se pueden regular: compactar jornadas de trabajo –reducir las jornadas a tiempo parcial–, repensar el trabajo a turnos, favorecer cambios por edad o por corresponsabilidad familiar… El tiempo es un principio básico de la salud laboral”, afirma Baylos.
Un histórico eslógan de la derecha: aumentar la productividad de las empresas
“No puede ser que la productividad española esté 25 puntos por debajo de la media europea”. La autoría de esta crítica podría venir de la bancada popular o de un dirigente de la patronal de empresarios, pero es parte de un tuit de Yolanda Díaz. La ministra de Trabajo quiere poner el foco en la productividad, al considerarlo una “condición imprescindible de nuestro bienestar como sociedad”. El objetivo es generar riqueza, en este caso, para conseguir aumentar los salarios.
Fuentes de Sumar especifican que la candidata considera imprescindible abordar medidas para aumentar la productividad, habida cuenta de que esta ha aumentado en el pasado sin que impulsara los salarios. El fin de estas medidas sería que esta vez sí tuviera una mayor repercusión en las retribuciones de los trabajadores.
“En España todavía predomina un sistema productivo en el que la mano de obra es decisiva: hostelería, construcción… Todos conocemos perfectamente que la explotación en la hostelería es evidente. No hay límite horario, se trabaja mucho más. Si un trabajador dice: estoy trabajando más de lo que debo, la respuesta es: queda despedido. El nuevo significante de lo que es la libertad, las terrazas, es una excelente oportunidad para el empresario gracias a que los trabajadores lo ponen en marcha”, explica el catedrático Antonio Baylos.
Según los datos de la OCDE, España es uno de los países europeos en los que se trabaja más horas anuales. En datos de 2019, en España se trabajó de media 1686 horas, frente otros como Francia (1.505), Alemania (1.386) o Dinamarca (1.380). Supera, no obstante, a otros países del sur europeo, como Italia (1.718) o Grecia (1.949).
Una de las vías para aumentar la productividad es crear un tejido productivo con empresas de mayor tamaño. La propia Díaz lo explicaba en Twitter: “Ha llegado el momento de abordar la gran asignatura pendiente en nuestro país: la reforma empresarial. Necesitamos empresas con mayor tamaño”.
Fuentes de la coalición resaltan que si España tiene un problema de productividad es porque en el sistema predominan las pymes. En las empresas grandes las condiciones de trabajo suelen ser mejores, porque la empresa aprovecha la economía de escala, tiene más rendimiento y también porque los trabajadores utilizan la negociación colectiva. La manera de hacerlo sería a través de un fondo de capitalización para que las empresas puedan recurrir a él y experimentar saltos de crecimiento.
“La permanencia y potencia de una empresa pequeña es menor en el mercado. Suelen tener escasa vida. Y el sistema español adolece de minifundismo. Es cierto que la pequeña empresa puede ser útil en ciertos escenarios, pero tenemos un gran déficit de coordinación. Creo que la idea de Sumar es construir empresas sólidas, que tengan capacidad de atracción, que puedan competir también en un mercado globalizado”, indica el profesor Baylos.
La “cultura del esfuerzo”: llegar a trabajar el primero e irse el último
Este jueves, Isabel Díaz Ayuso ha cargado contra la izquierda que dice que “no hay que trabajar”, que se puede “vivir de la subvención” y del “dispensador de crema”, por el cambio climático. La propuesta de Sumar ha sido criticada por la presidenta de la Comunidad, que ha considerado que si la izquierda se ha hundido en la región es porque no entiende el espíritu de esfuerzo y trabajo de Madrid.
“La gente sensata, la que trabaja todo los días, saben que esto va de trabajar, de madrugar, de luchar… Y que no puede venir con las mismas soflamas de gente que no ha pasado ni una incomodidad en su vida para decirle que esa es la solución a nada. ¿Pero no se dan cuenta?”, criticó la presidenta, antes de proponer jornadas de tres y de dos días, entre aplausos de la bancada popular.
Nacho Álvarez, gurú económico de Podemos y Sumar, responde: “La verdadera libertad pasa por tener tiempo para conciliar, para descansar y para vivir. Y ese tiempo es el que pretende impulsar estas medidas desplegadas por Sumar”.
“Yo le diría a Díaz Ayuso… que no estamos hablando de querer trabajar o no. Estamos hablando de cosas serias, no de tonterías”, critica el catedrático Antonio Baylos. “Vamos a hablar en serio. El PP votó en el Parlamento Europeo en contra de un reglamento que prohibía la comercialización de productos o servicios elaborados con mano de obra esclava. Si uno está a favor de eso, entonces está perfectamente claro que no tiene sentido hablar de reducir las horas de trabajo”, ironiza el profesor.
“El tiempo es valioso para los que no tenemos grandes propiedades ni apellidos importantes”. La autora de la declaración es Yolanda Díaz y con ella resume la idea moral que sustenta su propuesta de revolución para cambiar de arriba a abajo la jornada laboral. En cuestión de días, la candidata de Sumar a la presidencia del Gobierno ha propuesto reducir la jornada a 32 horas en un programa escalonado en años, poner el foco en la productividad de las empresas, a las que además insta a que deben crecer en tamaño. La guinda de todo el pastel es el gran órdago: que todos dejemos de trabajar a las seis de la tarde. Algo, a todas luces, imposible, pero que fuerza a un debate: ¿En qué emplearíamos nuestro tiempo a partir de esa hora? ¿Implicaría que otros trabajen?