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600.000 trabajadoras domésticas pendientes del 'sí' del Congreso al '189': "Vamos a dejar de tener miedo"

Carolina Elías todavía recuerda las escapadas al parque en busca de aquellas mujeres que se pasean agarradas al brazo de un anciano, o las que empujan los columpios de los niños cada domingo por la tarde. Lo evoca como una suerte de ritual: cuando identificaba a esas mujeres, se acercaba a ellas para contarles que algo se estaba moviendo, que las trabajadoras del hogar se estaban organizando. Después de las miradas cómplices en las plazas, llegaron los talleres, las asambleas, la integración en el movimiento feminista. Así lo recuerda también Rafaela Pimentel. La primera preside la asociación Servicio Doméstico Activo (Sedoac) y la segunda fundó Territorio Doméstico, allá por 2006. Ambas han pasado de sumar fuerzas en los parques a pelear por sus derechos en las instituciones: el martes se reunieron con la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, y este jueves han estado en el Congreso asistiendo a la ratificación del Convenio 189 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

En abril de 2021, la propia Yolanda Díaz afirmaba, en entrevista con infoLibre, que la imposibilidad de las trabajadoras del hogar de acceder a un subsidio por desempleo no era sino una "enorme desigualdad". "Trabajamos para aplicar convenios como el 189 de la OIT", señaló la ministra. Casi un año después, en marzo de 2022, era su homóloga de Igualdad, Irene Montero, quien reconocía en otra entrevista con este medio que el Gobierno debía "actuar con urgencia, tanto en la ratificación del Convenio 189 de la OIT, como en la garantía de todos sus derechos". 

Un mes después, el Consejo de Ministros acordó enviar al Congreso la ratificación del citado convenio. Y ese día ha llegado: cientos de miles de ojos han estado puestos este jueves en la Cámara Baja, donde los grupos han dado su respaldo unánime a una reivindicación histórica del colectivo. Dos días antes, las principales organizaciones que batallan por los derechos de las trabajadoras del hogar fueron invitadas a una reunión con la ministra de Trabajo. En la cita, el equipo de la vicepresidenta segunda presentó el borrador del decreto ley que reformulará el trabajo doméstico y que recoge algunas de las principales demandas de las trabajadoras: desde el derecho a paro hasta el reconocimiento de las enfermedades profesionales.

¿Qué es el Convenio 189?

El Convenio 189 es el nombre con el que fue bautizado el acuerdo impulsado por la OIT en 2011 para regular el empleo doméstico. Su principal finalidad es sencilla, consiste en equiparar el trabajo del hogar al resto de empleos a nivel de derechos. España no está entre los países que se han sumado a la ratificación. Por ahora.

Hasta el año 2012 ni siquiera era obligatorio en España que las trabajadoras domésticas estuvieran dadas de alta en la Seguridad Social si no superaban un número concreto de horas trabajadas, pero una reforma efectuada en el año 2011 obliga a los empleadores a pagar las cotizaciones desde la primera hora contratada. A pesar del avance, aquel decreto ley se quedó corto: ignora el subsidio por desempleo, mantiene el contrato verbal e introduce el derecho a desistimiento unilateral sin ninguna justificación. Esta última figura es una de las formas más flagrantes de atentar contra los derechos laborales, pues permite la extinción del contrato sin alegar causas justificadas y con una indemnización mucho más barata que el resto.

Las trabajadoras del hogar, además, cotizan por tramos, en lugar de hacerlo por su salario real, y en ningún caso cotizan al Fondo de Garantía Salarial (Fogasa), así que no se pueden acoger a este organismo en caso de impagos de salarios. El Convenio 189 de la OIT exige medidas "a fin de asegurar que los trabajadores domésticos, como los demás trabajadores en general, disfruten de condiciones de empleo equitativas y condiciones de trabajo decente".

Adiós al miedo

"No es perfecto, pero es un gran avance", reconoce Carolina Elías. Lo afirma con mayor convicción después de haber podido acceder al borrador del decreto ley que maneja el Ministerio de Trabajo. Aunque se quedan fuera, ejemplifica la activista, demandas como la progresiva erradicación del régimen de interna. Pero las mujeres que trabajan profesionalmente en el hogar ya no tendrán que asumir en soledad las consecuencias de una quemadura con el aceite de la sartén, o de una intoxicación con el amoniaco de la limpieza, o de una lumbalgia precipitada por la actividad laboral. Ahora existirán las enfermedades profesionales y los accidentes laborales estarán reconocidos como tal. 

A las mujeres, celebra Carolina Elías, "les va a cambiar la vida muchísimo. Si las despiden tendrán un subsidio, como el resto de trabajadores", aplaude. Pero sobre todo, "no van a tener miedo, ni tendrán que soportar las condiciones de esclavitud a las que están sometidas". Muchas mujeres, hasta ahora, "las aceptan y las aguantan porque saben que de otra manera se quedan sin nada". Se calcula que entre 500.000 y 700.000 mujeres se dedican al trabajo doméstico, pero un tercio de ellas lo hace sin contrato, según la propia OIT. "Con la pandemia, creemos que la cifra es mucho mayor", completa Carolina Elías. Recuerda además que en la Seguridad Social se producen duplicidades, ya que muchas de las trabajadoras están dadas de alta en más de una casa. 

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"Las mujeres no podemos seguir sosteniendo el sistema de cuidados desde la precariedad", dice Rafaela Pimentel al otro lado del teléfono. Su voz es la de alguien que cabalga entre el cansancio perpetuo y la genuina esperanza. "Han tenido que pasar muchos años para que se escuchara lo que tenemos que decir, pero lo que está pasando es algo histórico". Se refiere, sobre todo, a la cita con Yolanda Díaz y al decreto que su departamento ultima. Tras la celebración, una promesa: "Se nos ha ido mucho tiempo y mucha energía luchando y construyendo juntas, pero lo que tenemos es un hito y no vamos a parar". 

La sentencia europea que abrió camino

Los logros para el sector los han sembrado las propias trabajadoras con su tenacidad y su movilización en las calles. Pero en el camino también se han dado pasos, por ejemplo, en el terreno jurídico. La sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea, emitida en febrero de este año, califica la normativa española en materia de Seguridad Social como "discriminatoria al excluir a las trabajadoras del hogar de recibir la prestación por desempleo", explica Susana Fuentes, abogada del Colectivo Ronda Madrid. El dictamen que llegó de suelo europeo pone negro sobre blanco al afirmar que existe una "discriminación indirecta por razón de género en el acceso a las prestaciones", lo que supuso un "precedente para solicitar en vía administrativa y judicial el pago" de estas ayudas, analiza Fuentes.

A juicio de la abogada, la ratificación del Convenio 189 "es un paso hacia la igualdad en materia de prestaciones de Seguridad Social", pero también una oportunidad para extender a las empleadas domésticas "los derechos que tienen los trabajadores por cuenta ajena integrados en el Régimen General". El reconocimiento de la protección por desempleo, recuerda la abogada laboralista, tiene impacto también sobre otras prestaciones, como el subsidio para mayores de 52 años o la "integración de lagunas a efectos del cálculo" de las pensiones de jubilación. "La explotación y la precariedad impuesta a las mujeres para el sostenimiento de nuestro sistema no son una opción", clama la experta, así que "este es el camino" a seguir para las empleadas del hogar, pero también una victoria colectiva para toda la clase trabajadora.

Carolina Elías todavía recuerda las escapadas al parque en busca de aquellas mujeres que se pasean agarradas al brazo de un anciano, o las que empujan los columpios de los niños cada domingo por la tarde. Lo evoca como una suerte de ritual: cuando identificaba a esas mujeres, se acercaba a ellas para contarles que algo se estaba moviendo, que las trabajadoras del hogar se estaban organizando. Después de las miradas cómplices en las plazas, llegaron los talleres, las asambleas, la integración en el movimiento feminista. Así lo recuerda también Rafaela Pimentel. La primera preside la asociación Servicio Doméstico Activo (Sedoac) y la segunda fundó Territorio Doméstico, allá por 2006. Ambas han pasado de sumar fuerzas en los parques a pelear por sus derechos en las instituciones: el martes se reunieron con la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, y este jueves han estado en el Congreso asistiendo a la ratificación del Convenio 189 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

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