"¿Cómo se define al político que siempre se pone del lado de los terroristas: Bildu, los CDR, Hamás…?". El mensaje fue publicado en redes sociales por la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, el sábado a media tarde. La líder regional no hacía mención alguna a las manifestaciones feministas que aquel día recorrían las calles de Madrid con motivo del 25N. Pasaron las horas y tampoco se refirió la presidenta madrileña a la brutal agresión machista que dejaba helados a los vecinos y vecinas de Vallecas. Ni los días posteriores consideró oportuno condenar otros dos asesinatos al sureste de la ciudad, en Carabanchel. Silencio absoluto.
El primero de los agresores, capitán del Ejército de Tierra, asfixió a su víctima hasta dejarla en estado muy grave. La mujer de 37 años acabó perdiendo la vida en el hospital el lunes a primera hora de la tarde. La madrugada del mismo lunes, otro hombre asesinaba a su hija de cinco años y a la madre de la criatura, en Carabanchel. Tres asesinatos en un fin de semana.
Inmediatamente, las organizaciones feministas y de barrio se movilizaban para clamar contra los feminicidios y poner el foco en los fallos estructurales que condenan a las mujeres a una vida marcada por la violencia. Mientras las vecinas salían a la calle a rugir de dolor, silencio institucional por parte de la presidenta de la comunidad. A última hora de la tarde, el Ministerio de Igualdad confirmaba lo que ya era mucho más que una sospecha: ambos crímenes eran consecuencia de la violencia machista. Tampoco la confirmación oficial sirvió para acelerar una condena por parte de la conservadora.
Mientras la vida de la primera víctima pendía de un hilo en el hospital Gregorio Marañón –donde trabajaba como enfermera–, Isabel Díaz Ayuso publicaba en redes sociales elogios a Madrid como territorio "al servicio de España" y compartía comentarios sobre el subcampeón del mundo de Moto GP Jorge Martín.
El mismo lunes, la presidenta regional insistía en situar el foco en la posición del Gobierno de Pedro Sánchez respecto al conflicto palestino-israelí. En un acto del Círculo de Navarra, la conservadora madrileña señalaba que el líder socialista "no defrauda a la hora de decantarse siempre por lo mismo y por los mismos". Poco después, la agenda institucional de Isabel Díaz Ayuso la llevó a participar en el homenaje de su gobierno al torero Manuel Díaz, El Cordobés.
Y este martes, el centro de su tarea política ha consistido nuevamente en ataques contra el Ejecutivo. Es vez para reprochar a Pedro Sánchez no haberla invitado a la inauguración del AVE entre Madrid y Asturias, a pesar de que la invitación era exclusiva para los representantes de los territorios donde se inaugura un tramo, en este caso León y Asturias. Aquí sí, la comunidad no ha tardado en actuar con rotundidad y ha decidido tomar acciones inmediatas: nunca invitará a los miembros del Gobierno de Pedro Sánchez a ningún acto propio.
Sin espacio para una condena
Mientras la presidenta de la Comunidad de Madrid centralizaba sus esfuerzos en cargar contra el Gobierno, seguía eludiendo la condena a los crímenes machistas confirmados en su comunidad. Tres asesinatos en apenas un fin de semana no merecen ningún comentario por parte de la máxima representante del gobierno regional. La ausencia de una condena expresa y contundente resulta si cabe más llamativa teniendo en cuenta que Isabel Díaz Ayuso ha abanderado la insistencia a la hora de pedir a sus contrincantes condenas explícitas al terrorismo.
Sí se pronunció, en cambio, su consejera de Familia, Juventud y Asuntos Sociales, Ana Dávila. Eso sí: para reprochar la falta de coordinación entre los ministerios de Igualdad e Interior. Dávila habló en nombre de su equipo para expresar "consternación" ante el "terrible fin de semana" marcado por la violencia de género y llamó a "trabajar conjuntamente todas las administraciones" para garantizar la existencia de recursos suficientes. "Hacen falta más recursos para la protección y evidentemente en eso es en lo que a lo mejor los ministerios no han sabido entenderse".
No son inevitables, son fallos del sistema: el último doble crimen destapa la falta de perspectiva de género en los juzgados
Son, sin embargo, las administraciones autonómicas y locales las que tienen en sus manos el grueso de las políticas de prevención, detección y abordaje de la violencia machista. Son estas instituciones las responsables de actuar desde la proximidad y situando en el terreno de la realidad las medidas que se plantean en términos generales, atendiendo a las circunstancias de cada territorio.
Según la Macroencuesta de Violencia contra la Mujer de 2019, elaborada por el Ministerio de Igualdad, el 28,9% de las mujeres que han sufrido violencia ha buscado ayuda en servicios sanitarios o sociales. Esto incluye al médico de cabecera, al psicólogo o al farmacéutico. Es por este motivo que la atención en los ámbitos de proximidad es clave en la estrategia contra la violencia. Además, el 38,9% ha denunciado o buscado ayuda en entidades como ONG, asociaciones de mujeres, casas de acogida e incluso organizaciones religiosas.
La víctima asesinada en Vallecas no había dado el paso de denunciar formalmente a su agresor. Ni el hospital en el que trabajaba, ni el colegio de sus hijos, ni los recursos especializados fueron capaces de detectar la violencia a manos del varón que finalmente terminaría con su vida. En el caso del feminicidio en Carabanchel, los fallos en el sistema fueron flagrantes: una orden de alejamiento que duró menos de dos meses y una sentencia absolutoria contra el maltratador evidencian la falta de perspectiva de género en los tribunales y sus consecuencias irreversibles. Ni autocrítica, ni compromiso de mejorar los mecanismos de prevención, detección y protección, ni palabras de condena. Hasta hoy, sólo silencio por parte de Isabel Díaz Ayuso.
"¿Cómo se define al político que siempre se pone del lado de los terroristas: Bildu, los CDR, Hamás…?". El mensaje fue publicado en redes sociales por la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, el sábado a media tarde. La líder regional no hacía mención alguna a las manifestaciones feministas que aquel día recorrían las calles de Madrid con motivo del 25N. Pasaron las horas y tampoco se refirió la presidenta madrileña a la brutal agresión machista que dejaba helados a los vecinos y vecinas de Vallecas. Ni los días posteriores consideró oportuno condenar otros dos asesinatos al sureste de la ciudad, en Carabanchel. Silencio absoluto.