IGUALDAD

De Franco a Feijóo, pasando por la izquierda: quién y para qué ha impulsado la conciliación en España

Una mujer pasea a su hijo en el parque de El Retiro (Madrid).

Nació en Madrid, a principios de siglo, con un propósito claro: configurarse como espacio para el cuidado de los hijos e hijas de las mujeres trabajadoras. La Casa de los Niños fue, en realidad, una de las primeras guarderías laicas en suelo español, una iniciativa pionera cuando la palabra conciliación era poco más que una ocurrencia. Detrás del proyecto, se hallaba el nombre de la socialista Margarita Nelken. Casi cien años después, el Partido Popular de Alberto Núñez Feijóo ha decidido hacerse con la bandera de la conciliación. Y lo ha hecho bajo un mantra: se trata de una prioridad para todo el mundo, un asunto que no entiende de ideologías. "Nuestra alternativa no es ni de derechas ni de izquierdas", se apresuraron a aclarar los conservadores, tras registrar la iniciativa. ¿Es la conciliación un asunto que no va de ideologías? ¿Qué han hecho las distintas formaciones a lo largo de la historia por blindarla?

"Durante bastante tiempo", expone el Instituto de la Mujer en su informe De la conciliación a la corresponsabilidad, las políticas dedicadas a la conciliación "se han asociado al carácter pronatalista y defensor del modelo tradicional de la familia que tenían en los años del franquismo", por lo que no era habitual encontrar una defensa decidida en el ideario de la izquierda. Las medidas dirigidas a la "política familiar" durante la dictadura "se distinguen por dos objetivos principales: cuidar la salud de la familia y restituir el modelo tradicional", expone la socióloga Marta Ortega Gaspar en su investigación El cuidado de los hijos y el género.

El cambio de paradigma llega en la década de los noventa, cuando el reto de la conciliación se populariza y entra en las agendas políticas. La primera ley llega de la mano del Gobierno de José María Aznar, en 1999. Se trata de la Ley de Conciliación de la Vida Familiar y Laboral de las Personas Trabajadoras, el primer instrumento normativo con ambición de mejorar la compatibilidad entre las obligaciones laborales y las responsabilidades familiares

El objetivo fundamental de la norma fue integrar en la legislación española las directivas europeas relativas a asuntos como los permisos de maternidad, excedencias y reducciones de jornada para el cuidado de hijos. Pero la ley incorpora novedades de peso, como los permisos para atender a otras personas dependientes o la nulidad expresa de los despidos a mujeres embarazadas.

La normativa comienza a atender así a las necesidades de la incorporación de las mujeres al mercado laboral y ahonda en la dirección de permisos para padres y madres como una forma de promover la igualdad. Pero tiene una gran laguna: la perspectiva de clase. Los permisos, salvando el de maternidad, no estaban acompañados de ningún tipo de retribución, así que eran derechos reservados a una minoría.

La corresponsabilidad entra en escena

Con el paso de los años, progresistas y conservadores comienzan a entender la conciliación como una cuestión relevante, pero desde perspectivas diferentes. Los socialistas ponen el foco en los servicios públicos; la derecha se centra en ayudas específicas para familias y empresas.

En 2006, el puzzle de la conciliación va completándose con la Ley de Dependencia, pero fue un año después cuando llegó la segunda ley específicamente pensada para promocionar la igualdad de género y las políticas de conciliación. La Ley de Igualdad, impulsada por el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero, reconoce "los derechos de conciliación de la vida personal, familiar y laboral", llama a la "asunción equilibrada de las responsabilidades familiares" e impugna "toda discriminación basada en su ejercicio". La norma incluye por vez primera una idea: la corresponsabilidad. Entre su articulado, fija el impulso de medidas que "aseguren la conciliación del trabajo y de la vida personal y familiar de las mujeres y los hombres, así como el fomento de la corresponsabilidad en las labores domésticas y en la atención a la familia".

"El apoyo al empleo femenino; las medidas de conciliación de la vida laboral y familiar; el apoyo a la corresponsabilidad en las cargas familiares y la promoción de las mujeres en todos los ámbitos de la vida social y política seguirán siendo nuestros objetivos prioritarios", expresaba José Luis Rodríguez Zapatero en abril de 2008, durante su discurso de investidura. Ese mismo año, echa a andar el Plan estratégico de Igualdad de Oportunidades entre mujeres y hombres, una hoja de ruta que se prolonga hasta la actualidad con su tercera edición.

La introducción de la corresponsabilidad como centro del debate, marca un antes y un después. Así lo expone Carolina Vidal, secretaria confederal de Mujeres en CCOO. "Las mujeres sindicalistas siempre hemos sabido que había que adaptar la vida laboral a las condiciones personales y para nosotras eso pasa indiscutiblemente por la conciliación corresponsable", señala en conversación con este diario. Las centrales sindicales, continúa, fueron un factor clave porque pelearon por "llevar el feminismo a las condiciones de trabajo y a las normas", pero también porque batallaron por conseguir que "todos los trabajadores se sintieran interpelados".

Los permisos de maternidad y la evolución del debate

Enero de 2016. La entonces diputada de Podemos Carolina Bescansa entra al Congreso de los Diputados acompañada por su bebé de cinco meses. La fotografía da pie a un debate social y político sobre los cuidados. Los morados aseguraron entonces que la intencionalidad del gesto pasaba por visibilizar a todas las mujeres que tienen que conciliar vida personal y vida laboral, pero no pueden. "Son muchas en nuestro país, millones de mujeres que se enfrentan solas a múltiples obstáculos", decían. Entonces, la formación incluía entre sus reivindicaciones el aumento de los permisos de paternidad.

Para entender de dónde venimos en ese aspecto, debemos retroceder hasta 1989. El Gobierno de Felipe González fija en dieciséis semanas el periodo de baja para las madres, las seis primeras obligatorias. Los padres tenían derecho únicamente a cuatro días de permiso. El desequilibrio era evidente. No es hasta el año 2007 cuando se amplía el permiso de paternidad a quince días. Una década después, bajo el mandato de Mariano Rajoy, los padres pudieron optar a 28 días de permiso. 

El debate en torno a los permisos va ganando terreno y a partir de la llegada de Pedro Sánchez a la Moncloa, se concatenan una serie de medidas encaminadas a mejorar la corresponsabilidad, bajo una premisa: permisos iguales e intransferibles. El objetivo se consigue en 2021: madres y padres tienen derecho al mismo tiempo de permiso, dieciséis semanas.

El acuerdo de Gobierno entre el PSOE y Sumar se marca un nuevo objetivo: ampliar la baja a veinte semanas. Perola cosa no va sólo de permisos: entre sus compromisos, los socios aspiran a caminar hacia una mayor "flexibilidad con el trabajo a tiempo parcial desde la semana dieciséis" y avanzar en "la implantación de permisos retribuidos para los cuidados". En el horizonte está también el permiso de ocho semanas para el cuidado de menores de ocho años o la prestación universal por crianza.

María José Burgos, portavoz de la Asociación PETRA Maternidades Feministas, pone voz a la corriente crítica con los permisos iguales e intransferibles. "Desde que se plantearon en su momento, se compró como algo deseable y positivo", fundamentalmente desde el feminismo y la izquierda, plantea la activista. Aunque su organización defiende la igualdad formal entre hombres y mujeres, cree conveniente atender también a las diferencias: "La realidad, es que no somos iguales". La organización apuesta por reconocer y proteger los "procesos sexuales y reproductivos como el embarazo, parto, posparto o la lactancia materna", también el vínculo entre los bebés y sus madres, especialmente durante la primera etapa. Nada de eso se está teniendo en cuenta por la agenda política, lamenta la portavoz. Por eso, reivindican la ampliación, transferibilidad y universalización de los permisos, para que "las familias sean las que se organicen".

¿Izquierda o derecha?

Si la conciliación dio paso a la corresponsabilidad, los últimos años han quedado marcados por otro cambio discursivo que llega de la mano del feminismo: la necesidad de poner los cuidados en el centro. Es en 2018 cuando el movimiento feminista organiza su primera huelga por los cuidados, una movilización que consiguió ir ganando peso en las calles hasta permear en las instituciones. A partir de 2021, el Consejo de Ministros aprueba el Plan Corresponsables con un presupuesto de 190 millones de euros y meses después, el Ministerio de Igualdad pone en marcha una Mesa asesora por los cuidados e inicia su hoja de ruta hacia una Estrategia estatal de cuidados

Pero hay más: la reforma de la Ley del Aborto recoge permisos como la baja preparto desde la semana 39 de embarazo y el Ministerio de Trabajo plantea 28 días de lactancia para madres y padres, independientemente de lo que contemple cada convenio. Entretanto, la Ley de Familias espera en las Cortes Generales.

Ahora, el Partido Popular registra su propuesta legislativa con iniciativas como la gratuidad de las escuelas infantiles, la creación de bancos de horas o ayudas directas para las familias. 

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Carolina Vidal cree que la sugerencia de los conservadores es en realidad una apuesta "por una conciliación que no es corresponsable" y critica que busque "retirar a las mujeres del mercado de trabajo". Por lo que su conclusión es clara: la lucha por la corresponsabilidad parte necesariamente de "la izquierda y el sindicalismo de clase".

Añade algún matiz Laura Baena, fundadora de Malasmadres y su apéndice Yo no renuncio. A su juicio, lo deseable es que la conciliación no lleve el sello de ningún partido, sino que sea una prioridad para todos. "Me preocupa que no haya un consenso político, porque el objetivo último es un plan nacional por la conciliación con todas las fuerzas políticas. El camino es sentarse, escuchar a las organizaciones y que haya mucho diálogo social", independientemente de las tendencias políticas. Se trata de una cuestión que interpela a unos y a otros.

María José Burgos cree que ni la izquierda ni la derecha están a la altura. "Lo que vemos es que se prima el capital, el mercado laboral por encima de todo. Hoy, cualquier partido sitúa ahí su prioridad: que la mujer esté siempre en el mercado laboral y que gane la empresa". En su opinión, no se trata sólo de "externalizar los cuidados para que el mercado laboral no se resienta, profesionalizarlos y apartarlos", sino de conseguir un "cambio de mentalidad en el que se tenga en cuenta la vida". Y para llegar ahí, queda todavía camino por recorrer.

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