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La ley trans sale adelante en el Congreso con la abstención de Carmen Calvo

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La ley trans está un paso más cerca de ser una realidad. Este jueves, la norma ha sido aprobada en el Congreso con 188 votos a favor, 150 en contra y siete abstenciones, entre ellas la de la socialista Carmen Calvo. Y con la ovación de los activistas que han asistido a la votación parlamentaria, ondeando la bandera del colectivo que desde hace casi dos años espera paciente ver sus derechos blindados por ley. El texto ha salido adelante con la única oposición de la derecha y asume ya el siguiente paso, esta vez en el Senado. El miércoles, los grupos debatieron el dictamen que salió de la Comisión de Igualdad y evidenciaron con sus intervenciones que la norma cuenta con el apoyo mayoritario del arco parlamentario, a pesar de la polémica que ha rodeado al proyecto legislativo desde su misma génesis.

El Pleno del miércoles se convirtió, más que en un debate sobre los detalles del texto, en un ejercicio de memoria y reconocimiento: buena parte de los diputados recordaron los nombres de activistas y organizaciones del colectivo que han batallado, algunos pagando con su vida, los derechos para las personas trans. 

La ministra de Igualdad, Irene Montero, elogió la ley que será finalmente aprobada, tras meses de debate, negociación, idas y venidas. "Con esta ley avanzamos en derechos y avanzamos como país", recalcó. Parte de su intervención fue dedicada a quienes perdieron la vida fruto de la discriminación, como Sonia Rescalvo, Samuel Luiz y Ekai Lersundi. Pero también recordó a activistas y militantes que han peleado desde distintos frentes por la conquista de derechos: Mar Cambrollé, Uge Sangil, Pedro Zerolo y Carla Antonelli fueron algunos de los nombres que resonaron en la Cámara Baja. 

"Esta ley repara una deuda histórica del Estado con las personas trans" y reconoce que "no sois enfermas, no estáis locas, no sois monstruos, ni delincuentes". Dirigiéndose a las personas trans, la ministra recordó también que no necesitan "tutelas ni testigos" que les digan quiénes son. Esta última mención evoca el debate interno que se fraguó en el seno del Gobierno y que enfrentó a los socios de la coalición, poniendo en jaque la continuidad de la norma durante meses. 

En ese contexto, Irene Montero decidió poner el acento en recordar "algo obvio" pero que a su juicio debe "quedar registrado en el diario de sesiones: las mujeres trans son mujeres". Con esta afirmación, la ministra buscaba enyesar una grieta abierta también en el movimiento feminista, notablemente debilitado tras el duro enfrentamiento entre distintos sectores a cuenta de la ley. 

"Ser feminista no es negar la existencia de las personas trans", quiso zanjar la diputada socialista Andrea Fernández, desmarcándose así de las tesis capitaneadas por algunas feministas socialistas que han venido criticando con extrema dureza los postulados de la norma. Pero Fernández también tuvo palabras contra su socio de coalición: "Es absolutamente desacertado acusar a mi partido de pactar con la derecha un retroceso en derechos LGTBI, una falta de respeto a un partido centenario". 

Poco antes, la diputada morada Sofía Castañón elogiaba el legado de Pedro Zerolo, a quien achacó la valentía de haber puesto sus ideas por encima de la disciplina de voto. Un comentario que fue afeado por los socialistas. "Pedro Zerolo nunca tuvo que estar por encima de la disciplina de voto. De hecho no la seguía, la marcaba", puntualizó Fernández. 

Apoyo sin matices de la izquierda

La izquierda parlamentaria expresó con absoluta rotundidad su apoyo sin matices a la ley. Mireia Vehí (CUP) reseñó que "después de meses y meses de trabajo" la ley saldrá adelante "a pesar de los exabruptos de la extrema derecha" y a pesar del "fantasma del borrado de las mujeres". Una ley que, en palabras de Isabel Pozueta (EH Bildu), es "imprescindible para garantizar los derechos de las personas LGTBI", especialmente tras constatar que las enmiendas registradas por los socialistas en cuanto a menores y personas migrantes "no salieron adelante". "Nos alegramos sobremanera", enfatizó la parlamentaria. 

La Comisión de Igualdad rechazó el pasado lunes 12 de diciembre las enmiendas planteadas por el PSOE relativas a endurecer los requisitos para ejercer la libre determinación de género para los menores. Y aunque los socialistas podían haber decidido mantener vivas las enmiendas de cara a la votación de este jueves, finalmente han decidido renunciar a ellas

En representación de ERC, María Carvalho cargó también contra la posición de los socialistas durante la confección de la ley y su proceso parlamentario. "El tiempo nos dará la razón", sostuvo, para a continuación mencionar a "todas las realidades trans" que "no incluye" la ley, como la situación de las personas no binarias.

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Joseba Antoni Agirretxea (PNV) defendió que, a pesar de la controversia, la ley "pretende solamente solventar una injusticia" y convertir en "ley una realidad que ha estado oculta, denigrada y perseguida". Los parlamentarios que conforman el Grupo Plural salieron igualmente a la tribuna para defender la urgencia de la ley, una legislación que "sin ser perfecta, permite avanzar en derechos", reflexionó Néstor Rego (BNG). Íñigo Errejón (Más País) alertó de la ofensiva de la derecha y de su más que probable intención de recurrir la norma ante el Tribunal Constitucional, "para ganar con trampas lo que han perdido con votos". Joan Baldoví (Compromís) reprodujo en la Cámara Baja las palabras de Guillem Montoro, primer concejal trans, quien celebra la norma como un "cambio importante" y un "paso adelante para conseguir la igualdad real", en tanto que supone la base para "construir un proyecto de vida digna". 

A vueltas con la "ideología de género"

La oposición virulenta volvió a emerger entre la bancada de la derecha y la extrema derecha. Carla Toscano (Vox) insistió una vez más en que "la ideología de género es la hoja de ruta de este Gobierno" y defendió que la ley trans "es el paradigma de la dictadura de los deseos". Una norma que calificó como un "bodrio sectario" que además "ignora la biología" y pretende "cambiar y destruir la sociedad". Rosa María Romero (PP), por su parte, criticó que la ley saldrá adelante "a toda prisa, sin escuchar a nadie y sin contar con los profesionales a los que pretenden maniatar para imponer su ideología". 

En un término medio se posicionó Sara Giménez (Ciudadanos), que si bien reconoció los beneficios de la ley, criticó que el Ejecutivo "no ha estado a la altura de las circunstancias y pierde la oportunidad de ofrecer una legislación seria, completa y garantista que refuerce el ejercicio de los derechos" de la comunidad LGTBI. El texto, señaló, peca de haber sido tramitado con "premura, falta de consenso y falta de rigor jurídico". En cualquier caso, la diputada matizó que su formación está de acuerdo con la despatologización y la autodeterminación de género: "Somos conscientes del avance en derechos que supone esta legislación, pero podía ser más garantista", reiteró. Este jueves, la diputada decidió finalmente abstenerse, a pesar de que su grupo ha votado en contra de la ley.

La ley trans está un paso más cerca de ser una realidad. Este jueves, la norma ha sido aprobada en el Congreso con 188 votos a favor, 150 en contra y siete abstenciones, entre ellas la de la socialista Carmen Calvo. Y con la ovación de los activistas que han asistido a la votación parlamentaria, ondeando la bandera del colectivo que desde hace casi dos años espera paciente ver sus derechos blindados por ley. El texto ha salido adelante con la única oposición de la derecha y asume ya el siguiente paso, esta vez en el Senado. El miércoles, los grupos debatieron el dictamen que salió de la Comisión de Igualdad y evidenciaron con sus intervenciones que la norma cuenta con el apoyo mayoritario del arco parlamentario, a pesar de la polémica que ha rodeado al proyecto legislativo desde su misma génesis.

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