Los conflictos armados traen consigo bombardeos, muertes de civiles, torturas y detenciones forzosas. Una violencia muy presente en el foco mediático y que llena los informativos, pero no es la única. Las mujeres sufren una "violencia diferenciada e invisibilizada", según Beatriz Martos, responsable de campañas de Amnistía Internacional en España. Una violencia que incluye agresiones sexuales, trata con fines de explotación sexual y falta de acceso a la salud reproductiva y sexual.
Los principales enfrentamientos bélicos actuales demuestran que la violencia de género aumenta en las guerras. La representante especial de la ONU sobre la Violencia Sexual en Conflictos, Pramila Patten, aseguró a principios de semana que existen "razones para creer" que durante el ataque del 7 de octubre hubo violaciones y otros tratos crueles e inhumanos por parte de Hamás. Las palestinas también denuncian que "han sido obligadas a desnudarse para ser registradas por soldados israelíes" y que "fueron amenazadas con ser violadas", en un informe recogido por el Grupo de Trabajo de la ONU contra la Discriminación de Mujeres y Niñas.
Una violencia sexual que también ha estado presente desde el comienzo en la invasión de Ucrania. La Comisión Internacional Independiente de Investigación sobre Ucrania de la ONU señaló en septiembre que en la región de Jerson, "los soldados rusos cometieron actos de violencia sexual contra mujeres entre los 19 y los 83 años". Además, el presidente de la Comisión, Erik Møse, detalló que “mantenían a los miembros de la familia en una habitación contigua, por lo que se veían obligados a oír las violaciones que se cometían".
Vulnerabilidad y partos sin apoyo
"Con la guerra el Día Internacional de la Mujer no tiene sentido. Muchas mujeres en Gaza han perdido la vida. Han perdido a sus hijos e hijas, a sus padres y madres, a sus maridos, a sus hermanos y hermanas. Muchas han perdido sus hogares, sus recuerdos, sus ingresos”, explica Ghada al-Haddad, una mujer palestina que ha sido desplazada en cuatro ocasiones junto a su familia en los últimos cuatro meses y se encuentra viviendo en el centro de Gaza. La UNRWA asegura que el 70% de los muertos desde el 7 de octubre han sido mujeres y menores de edad. ONU Mujeres señala que 1,9 millones de personas desplazadas son mujeres y niñas palestinas.
Los bombardeos israelís, además de causar la muerte de más de 30.000 palestinos, han afectado a universidades, colegios u hospitales. Los daños y la falta de recursos en los centros sanitarios de Gaza han provocado que alrededor de 50.000 mujeres embarazadas sufran una seria escasez de atención obstétrica, según informes de Médicos sin Fronteras. Hadeel Qazzaz, coordinadora regional de Género de Oxfam Intermón, detalla que "las mujeres embarazadas tienen que dar a luz entre los escombros, sin anestesia ni apoyo".
A esta falta de acceso a los servicios de salud, se suma la ausencia de condiciones higiénicas y sanitarias necesarias para que las mujeres puedan controlar sus días de regla. Martos asegura que esta problemática "afecta directamente a ellas" al no disponer de productos como compresas o tampones ni de intimidad a la hora de acudir a lavarse debido a la masificación de los refugios. "Esta situación extrema les ha llevado a tomar pastillas para retrasar la menstruación con los efectos secundarios que conllevan", según la integrante de Amnistía Internacional.
Condenadas al hogar
La retirada de las tropas estadounidenses durante 2021 permitió la vuelta del régimen talibán a Afganistán a mediados de agosto de ese año. Un nuevo gobierno que intentó mostrar un lado más aperturista en los primeros meses, pero que ha acabado imponiendo un apartheid de género. Un control exacerbado en el que la mujer es la principal víctima. Mónica Bernabé, actualmente periodista del Diari ARA y excorresponsal en Afganistán durante 8 años (2008-2016) explica a infoLibre que una mujer afgana “ni siquiera puede dar un paseo sola por un parque público” sin que vaya acompañada por un tutor masculino, ya sea su marido o uno de sus hijos. Los talibanes las han relegado al hogar sin oportunidad de estudiar más allá de primaria y de trabajar, salvo en sectores como el sanitario o la educación debido a que la separación de sexos solo permite que ellas pueden tener contacto con otras mujeres.
Ante esta falta tanto de libertades como de formación académica, la periodista denuncia que las niñas “se encuentran encerradas entre las cuatro paredes del hogar desde los doce años”. Bernabé asegura que ha llegado a hablar con profesoras afganas que le han confesado que “las niñas una vez llegan al último curso de primaria intentan suspender todo para repetir e intentar seguir en la escuela”. "Es su último refugio de libertad porque saben lo que les esperaba una vez acaben la escuela", apunta la periodista catalana.
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Una vez terminan sus estudios de primaria, las niñas afganas están abocadas a formar parte de un matrimonio forzado con hombres adultos. Esta es una práctica estructural en el país, según apunta Bernabé, pero los casos han aumentado en gran medida con la llegada de los talibanes y la consecuente crisis económica. La organización local Bishnaw-Wawra registró en agosto de 2023 que un 70% de las más de 3.000 jóvenes entrevistadas conocía a chicas que habían sido obligadas a casarse sin cumplir los 18 años. La organización afgana llegó a denunciar que una chica de 13 años fue obligada a casarse con un hombre de 45. Martos afirma que "las madres afganas se están viendo obligadas a casar a sus hijas cada vez más jóvenes debido a la escasez de alimentos y al acoso de los talibanes".
Ucrania como ejemplo
La invasión rusa ha provocado desde febrero de 2022 la salida de millones de ucranianos en busca de un lugar de acogida en el resto de países europeos. La mayoría de estos refugiados han sido mujeres y niños que no sólo se han enfrentado a la barbarie del conflicto, sino que también han sufrido el riesgo de caer en redes de trata. Los expertos apuntaban al inicio de la guerra que si no se coordinaban vías de evacuación seguras, existía un gran riesgo para las refugiadas ucranianas de convertirse en víctimas de trata con fines de explotación sexual.
Unas previsiones que en estos dos años "se han visto reducidas notablemente", según Marta González, coordinadora del área de Sensibilización en Proyecto Esperanza. González asegura que los esfuerzos de la UE y la aplicación de la Directiva de Protección Temporal "han sido fundamentales" para reducir la vulnerabilidad de las mujeres ucranianas al poder obtener un permiso de trabajo y un alojamiento nada más llegar al país de acogida. Sin embargo, la coordinadora de Proyecto Esperanza critica que otros refugiados procedentes de África subsahariana o Latinoamérica, a diferencia de los ucranianos, son más vulnerables ante las redes de trata al no poder regularizar su situación con tanta rapidez.
Los conflictos armados traen consigo bombardeos, muertes de civiles, torturas y detenciones forzosas. Una violencia muy presente en el foco mediático y que llena los informativos, pero no es la única. Las mujeres sufren una "violencia diferenciada e invisibilizada", según Beatriz Martos, responsable de campañas de Amnistía Internacional en España. Una violencia que incluye agresiones sexuales, trata con fines de explotación sexual y falta de acceso a la salud reproductiva y sexual.