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Los partidos se olvidan de la violencia machista en pleno repunte de feminicidios

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Son diecinueve los hombres que, en lo que va de año, han terminado con la vida de mujeres que eran sus parejas o exparejas. Algunas de las víctimas habían dado la voz de alarma, algunas habían denunciado a sus maltratadores y a todas les falló el sistema. Entre las secuelas, 21 niños y niñas huérfanas. Mientras mayo se presentaba como clave en la carrera hacia las elecciones municipales y autonómicas del 28M, la violencia machista hacía de él un mes fatídico: cuatro feminicidios en apenas veinte días. Y sin embargo, la violencia machista parece haber quedado fuera de las prioridades políticas y desterrada de las agendas de quienes participan en el juego parlamentario.

Una de las últimas víctimas mortales era una joven embarazada de 31 años, asesinada en Barcelona a manos de su pareja el pasado día 6. Este miércoles, un varón acabó con la vida de su compañera, una mujer de 28 años, madre de dos niños y una niña menores de edad. Tan solo un día antes, a otra mujer le arrebataban la vida en plena vía pública con un arma de fuego en Orio (Gipuzkoa). Y en Madrid, mientras los partidos contaban los minutos para el inicio de la campaña electoral, otra mujer era asesinada a manos de su marido

Más allá de la condena casi rutinaria y el eslogan sin contenido, la lucha contra la violencia no está en los debates, ni en el discurso, ni es siquiera una bandera que enarbolar con orgullo. Nada de propuestas sobre prevención, ni medidas que vayan a la raíz de un problema que se ha demostrado estructural; ninguna mejora de los recursos, ni mucho menos ideas que caminen hacia una verdadera reparación de las víctimas y su entorno.

Este jueves, la delegada del Gobierno contra la Violencia de Género, Victoria Rosell, ha reconocido la gravedad del contexto actual y ha deslizado la posibilidad de convocar un nuevo comité de crisis. En julio del pasado año, el Gobierno acordó la puesta en marcha de esta figura a partir de concentraciones de cinco o más feminicidios en el plazo de un mes. El objetivo: analizar los casos y reflexionar sobre la respuesta institucional, junto a las comunidades autónomas. El inmovilismo demostrado por el grueso de las formaciones políticas que compiten en las urnas el próximo 28M contrasta con la evidente situación de urgencia actual. 

Falta de interés general

A Miguel Lorente, médico forense y exdelegado del Gobierno para la Violencia de Género, no le resulta llamativo el escaso interés demostrado por los y las candidatas en campaña. Y de hecho, encuentra su reflejo en las cifras sobre la preocupación ciudadana respecto a la violencia de género. Lorente sigue puntual y minuciosamente cada barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) con la mirada puesta en esos datos. Lo cierto es que la media de todos los meses del año pasado es esclarecedora: sólo un 0,8% de la población sitúa el de la violencia de género como un problema importante.

"Existen datos objetivos que nos dicen que la violencia de género no preocupa en general", a pesar de que sí hay un consenso unánime a la hora de condenarla, observa el experto. Con los partidos ocurre lo mismo: "Se sobreactúa para justificar que el sistema está en contra de la violencia de género. El sistema necesita demostrar que actúa contra los maltratadores, porque es la manera de disimular que en realidad no actúa". Mucho golpe en la mesa, pero pocas propuestas.

Silvia Claveria, doctora en Ciencias Políticas por la Universitat Pompeu i Fabra (UPF), cree que convergen varias razones que explican la acuciante ausencia. Por un lado, "el feminismo tuvo su momento" álgido, ligado a las huelgas y movilizaciones de hace un lustro, pero "ha perdido su atractivo y polariza a buena parte de la población". Esta realidad, completa la politóloga Berta Barbet, tiene una consecuencia: la lucha contra la violencia no moviliza al electorado. "Las posiciones y los compromisos de los partidos están claras y por eso creen que no es un espacio que movilice votos de manera determinante", reflexiona en conversación con infoLibre.

Claveria se detiene además en otro fenómeno: la campaña electoral se está librando en clave estatal. "El debate está en Bildu y sus candidatos, poco más". Quedan fuera "temas que incumban" a la gestión autonómica y local, que quedan "aplacados por otros que mueven más a los ciudadanos". En ese contexto, se produce la gran contradicción: "Nos interesan los muertos de ETA, pero no las víctimas de la violencia de género", pese a que estas últimas engrosan las estadísticas oficiales de manera continuada.

La importancia de una estrategia desde lo local

Resulta si cabe más llamativo la ausencia de la violencia de género en los discursos dominantes de esta campaña, cuando se trata de elecciones autonómicas y municipales. Es precisamente desde ahí, la administración local y autonómica, desde donde la gestión goza de un margen más amplio. Son estas instituciones las que "realmente pueden hacer más por las víctimas, desde la proximidad, situando en el terreno de la realidad las medidas que se pueden plantear desde lo general y atendiendo a las circunstancias de cada territorio", aclara Lorente. 

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Según la Macroencuesta de Violencia contra la Mujer de 2019, elaborada por el Ministerio de Igualdad y una de las grandes referencias a la hora de estudiar la violencia machista, el 28,9% de las mujeres que han sufrido violencia ha buscado ayuda en servicios sanitarios o sociales. Esto incluye al médico de cabecera, al psicólogo o al farmacéutico. Es por este motivo que la atención en los ámbitos de proximidad es clave en la estrategia contra la violencia. Además, el 38,9% ha denunciado o buscado ayuda en entidades como ONG, asociaciones de mujeres, casas de acogida e incluso organizaciones religiosas.

A través de la ley 27/2013 de Racionalización y Sostenibilidad financiera de las Entidades Locales, el Gobierno del Partido Popular "quitó competencias a los ayuntamientos en materia de violencia de género", recuerda Lorente, un "reflejo claro de cómo se posiciona un partido que no cree en la violencia de género ni otorga un papel responsable a las entidades que están más cerca de las víctimas". En 2018, el Gobierno devolvió esas competencias a los ayuntamientos. "Los partidos progresistas deberían llevar a cabo propuestas centradas en ello", opina el médico forense. 

Pero ni rastro en las campañas, ni una sola propuesta concreta en los debates. A pesar de los esfuerzos de las organizaciones de mujeres por resituar el feminismo en el centro. Este martes, el Fórum de Política Feminista de Sevilla organizó un encuentro electoral protagonizado por mujeres representantes de los distintos partidos que batallan por el poder en la capital andaluza. Sin embargo, ¿es la solución construir debates estancos o debería la igualdad tejerse como una prioridad que inunde el debate político, en todos sus frentes? "Hay que estar en todos los sitios. Cualquier medida sin perspectiva de género es deficitaria", argumenta Lorente. No obstante, concede, abordar de manera específica todas aquellas cuestiones vinculadas a la igualdad y la lucha contra la violencia, puede ser un buen comienzo. La memoria de las 1.203 víctimas que ha dejado el terrorismo machista en las últimas dos décadas no merece menos.

Son diecinueve los hombres que, en lo que va de año, han terminado con la vida de mujeres que eran sus parejas o exparejas. Algunas de las víctimas habían dado la voz de alarma, algunas habían denunciado a sus maltratadores y a todas les falló el sistema. Entre las secuelas, 21 niños y niñas huérfanas. Mientras mayo se presentaba como clave en la carrera hacia las elecciones municipales y autonómicas del 28M, la violencia machista hacía de él un mes fatídico: cuatro feminicidios en apenas veinte días. Y sin embargo, la violencia machista parece haber quedado fuera de las prioridades políticas y desterrada de las agendas de quienes participan en el juego parlamentario.

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