“Cuatro chicas más denuncian ante la Policía pinchazos sufridos en otra discoteca de El Puerto”. “Investigan varios posibles intentos de pinchazos a mujeres en la feria de Lucena”. “Dos mujeres más denuncian pinchazos en discotecas de Barcelona este fin de semana”. Los tres son titulares reales, de estos días, y a ellos les podría seguir una larga lista de otros tantos similares. Más que día a día, las denuncias de pinchazos a mujeres en locales de ocio nocturno o festivales se suceden. El Ministerio de Igualdad ya ha firmado un acuerdo con las discotecas para convertirlas en “puntos violeta” y algunas comunidades como País Vasco, Comunitat Valenciana o Cataluña ya han anunciado o medidas concretas o la intención de aprobarlas en los próximos días. Sin embargo, la lucha contra este tipo de violencia se torna difícil, puesto que las dudas que suscita son más que las certezas que ya se conocen.
¿Cuántas denuncias hay?
Hasta la fecha, la mayoría de las denuncias se han producido en Cataluña, donde ha habido 23, y en el País Vasco, donde ya ascienden a 12, pero el fenómeno recorre casi toda España. Extremadura, Comunitat Valenciana, Illes Balears, Cantabria, Andalucía... En todas ha habido alguna denuncia. Prácticamente todas las víctimas son mujeres y todas ellas fueron atacadas en locales de ocio nocturno o festivales de música como el Reggaeton Beach Festival de Santander.
¿Cuál es el objetivo de los pinchazos?
¿Con qué fueron atacadas? No se sabe. ¿Y para qué? Tampoco. Aquí viene la primera incógnita. Se desconoce si los pinchazos se producen con algún tipo de jeringuilla con una sustancia en su interior que busque la sumisión química de la víctima con el objetivo de agredirla sexualmente o si, por el contrario, se producen con instrumentos punzantes para atemorizar a las mujeres. Hasta ahora solo se ha detectado éxtasis líquido en una chica de 13 años que denunció un pinchazo en unas fiestas de Gijón. En el resto, ni rastro de ninguna sustancia. Podría ser porque las principales drogas que se utilizan para la sumisión química —benzodiacepinas, éxtasis líquido o metanfetaminas— desaparecen a las tres o cuatro horas de haber sido inyectadas o porque realmente no se haya inyectado nada.
La ministra de Justicia, Pilar Llop, declaró este mismo miércoles que "necesitamos saber qué pasa en el fenómeno del pinchazo". "No sabemos si hay sustancias en determinados casos", añadió. Tampoco hay evidencias de que tras un pinchazo haya habido agresiones sexuales o robos, aunque la policía investiga un caso en este sentido en Palma.
Energy Crontrol es un programa que, desde 1997, se dedica a tratar de limitar el daño de las drogas en el ámbito de los consumos recreativos y también se ha mostrado prudente a la hora de hablar, claramente, de pinchazos para sumisión química. La organización afirmó este martes que el fenómeno del pinchazo "ha sido considerado, desde sus inicios, como una forma de agresión sexual facilitada por drogas", pero ahora mismo no "existen evidencias claras de las sustancias utilizadas bajo esta modalidad y sí algunas dudas sobre que la administración de sustancias psicoactivas sea posible a través de este método".
¿Por qué existen esas dudas?
Según expone Energy Control, realizar una inyección es difícil para una persona "no capacitada", más si esta se encuentra "en un entorno con poca luz y movimiento, como un club nocturno o un bar". Además, las sustancias para sumisión química en formato inyectable son difíciles de obtener y su administración es lenta, por lo que la víctima podría darse cuenta.
Por otro lado, al no haber habido ni detenciones ni incautaciones, se desconoce qué sustancias y objetos pueden estar detrás de estos pinchazos. "No se puede asegurar con rotundidad que estos hayan sido realizados mediante agujas", sostienen desde el programa. "El hecho de que no se detecten sustancias no necesariamente implica que se trate de sustancias que se eliminan rápidamente del organismo, sino que, simplemente, puede que no se estén inyectando sustancias", concluyen.
Entonces, ¿para qué pinchar?
Si no se administra ninguna sustancia, entonces, ¿cuál es el objetivo de los pinchazos? Según Energy Control, puede ser que se hayan extendido "por un efecto de 'imitación', a consecuencia de la amplia cobertura que reciben estos hechos, tanto en medios de comunicación como en redes sociales".
En cualquier caso, sea por una especie de moda o no, lo que está claro es que este es un tipo de violencia machista. También lo dijo Llop este miércoles. "Es un hecho grave porque se nos expulsa de espacios de diversión y ocio donde queremos estar". Por eso, añadió, son "delitos gravísimos" que, además de un problema físico, provocan "inseguridad" a las mujeres. La delegada del Gobierno para la Violencia de Género, Victoria Rosell, también pidió no crear "terror sexual". "No pinches. Ni con ni sin sustancias", pidió.
"Es un acto machista. Esto no va de diversión, esto va de 'me burlo de ti, me río de ti y del miedo que genero'. Es un acto de superioridad y de poder", añadió la periodista Ana Bernal-Triviño en TVE.
¿Por qué ha surgido de repente este fenómeno?
Los pinchazos no son solo cosa de España. De hecho, se trata de un fenómeno que ya se había dado en Reino Unido y en Francia. En el primero, según un artículo publicado el pasado mes de febrero, se llegaron a registrar hasta 1.300 casos sin evidencia de que en alguno de ellos se hubiera producido la inyección de alguna droga. En nuestro país vecino, por su parte, hasta el mes de junio se han han presentado más de 800 denuncias, según datos de la Dirección General de la Policía Nacional (DGPN). Allí, la Fiscalía de Nantes llegó a abrir una investigación.
¿Se han tomado medidas?
Lo cierto es que la alarma, que ya lleva semanas inundando el ocio nocturno, los medios de comunicación y las redes, ya ha provocado un movimiento del Ministerio de Igualdad, que la semana pasada firmó un acuerdo con la Federación Nacional de Empresarios de Ocio y Espectáculos para que el ocio nocturno cuente con puntos violeta contra la violencia machista.
Según explicó la ministra Irene Montero, lo acordado empezará por una campaña de sensibilización por la cual los centros de ocio nocturno van a "convertirse en puntos violeta", es decir, en "lugares seguros" donde se ofrecerá información para prevenir y hacer frente a las violencias sexuales. Además, la Asociación España de Noche-Federación de Empresarios de Ocio Nocturno se comprometió a "difundir" la campaña y a "colocar el distintivo 'Punto Violeta' en la entrada de los establecimientos" con un doble objetivo: "Que sea disuasorio ante los posibles agresores y, por otro lado, que mande un mensaje de que se trata de un lugar seguro para las mujeres".
También se comprometieron a "advertir o apercibir a quien acose, agreda o haya mostrado indicios de comportamientos acosadores o irrespetuosos" y a "evaluar en los locales de ocio las zonas oscuras, ocultas o que faciliten la vulnerabilidad o soledad de las personas usuarias". Igualmente, deberán organizar sesiones formativas online para los trabajadores del sector (personal de barra, seguridad, etcétera) para que aprendan a detectar y distinguir las diferentes tipologías de agresión y acoso sexual, y conozcan el circuito de derivación interno.
¿Y desde las comunidades?
Algunas comunidades, por su parte, también han puesto en marcha distintas medidas. O bien se han comprometido a hacerlo. Por ejemplo, las instituciones vascas han actualizado la guía de prevención de la violencia machista en fiestas con la inclusión de un apartado referido a sumisión química, explicando el concepto y advirtiendo de cómo puede producirse. La guía, además, precisa que los pinchazos "también pueden producirse sin causar sumisión química", logrando en estos casos "un clima de terror sexual en el que las mujeres ya no se sienten seguras ni pueden disfrutar de las fiestas con libertad".
La consellera de Igualdad y Feminismos de la Generalitat de Cataluña, Tània Verge, por su parte, barajó este lunes la posibilidad de realizar registros a todos los hombres en las entradas de las discotecas. "Esta puede ser una medida, en cualquier caso las que se tomen en los espacios de ocio no son aisladas", dijo, en una entrevista en Catalunya Ràdio. En cualquier caso, destacó un "abordaje comunitario" contra esta práctica que incluya a las discotecas y al transporte. En este sentido, el Ayuntamiento de Barcelona ya dijo estar contemplando ampliar los itinerarios seguros en las zonas de ocio nocturno.
La Comunitat Valenciana, por su parte, ya prepara un protocolo específico y Cantabria revisará los que ya tiene para adaptarlos a los pinchazos.
¿Ha dicho algo la oposición?
Ver másLas discotecas de España contarán con puntos violeta contra la violencia machista
El PP ha pedido este miércoles al Ministerio de Sanidad la creación de un protocolo que permita dar "una respuesta uniforme" a los casos de pinchazos, con el objetivo de "devolver la seguridad" a las jóvenes y a las familias de estas que, según ha apuntado, se sienten en "situación de peligro". Además, la portavoz adjunta de la formación en el Congreso, Marta González, también ha dicho que esta situación demuestra que la políticas públicas contra la violencia machista deben renovarse y actualizarse.
Sin embargo, esta petición fue criticada pocas horas después por el Gobierno. Concretamente, por la ministra de Justicia, que ha recordado a los conservadores que impidieron la aprobación de la ley del solo sí es sí, que propone aumentar las penas por agresión con sumisión química. "PP" es igual a "Incoherencias S.A", ironizó Llop, que aclaró también que los pinchazos pueden suponer un delito de lesiones con agravante de género y recordó que los delitos contra la libertad sexual bajo sumisión química pasarán a ser consideradas agresiones y no abusos cuando se apruebe la ley del solo sí es sí.
La extrema derecha, negacionista de la violencia machista, también ha buscado su titular en este asunto. El presidente de Vox, Santiago Abascal, aseguró a través de un tuit que los pinchazos son un asunto "gravísimo". "Precisamente por ello nadie habla del asunto", dijo. "Marean con frivolidades, ocultan los dramas reales", añadió.
“Cuatro chicas más denuncian ante la Policía pinchazos sufridos en otra discoteca de El Puerto”. “Investigan varios posibles intentos de pinchazos a mujeres en la feria de Lucena”. “Dos mujeres más denuncian pinchazos en discotecas de Barcelona este fin de semana”. Los tres son titulares reales, de estos días, y a ellos les podría seguir una larga lista de otros tantos similares. Más que día a día, las denuncias de pinchazos a mujeres en locales de ocio nocturno o festivales se suceden. El Ministerio de Igualdad ya ha firmado un acuerdo con las discotecas para convertirlas en “puntos violeta” y algunas comunidades como País Vasco, Comunitat Valenciana o Cataluña ya han anunciado o medidas concretas o la intención de aprobarlas en los próximos días. Sin embargo, la lucha contra este tipo de violencia se torna difícil, puesto que las dudas que suscita son más que las certezas que ya se conocen.