El 19 de junio de 2012, Julian Assange entró en la Embajada de Ecuador en Londres para escapar de una extradición inminente en la que vio un posible primer paso para ser juzgado en Estados Unidos. Tres años después, el fundador del portal Wikileaks sigue atrapado en un limbo en el que se entremezclan la burocracia y la política.
Sobre Assange pesa una investigación en Suecia por presuntos delitos sexuales que le llevó a ser detenido en Reino Unido. Durante su libertad condicional, decidió entrar en la Embajada ecuatoriana en la capital británica y solicitar asilo, ante el temor que su traslado a Suecia fuese un primer paso para ser llevado a Estados Unidos y juzgado por la filtración masiva de documentos oficiales.
El 19 de junio de 2012, decidió entrar en un callejón del que todavía no ha encontrado la salida. La inviolabilidad de la que gozan las sedes diplomáticas le mantiene a salvo en la Embajada, pero no puede abandonarla ya que, aunque tiene asilo de Ecuador, no podría salir del país sin pisar suelo británico.
Londres podría concederle a Assange un salvoconducto, pero el Gobierno de David Cameron siempre ha mantenido que su objetivo es cumplir con sus compromisos y detenerle. El presidente ecuatoriano, Rafael Correa, aseguró esta semana en una entrevista en Euronews que Reino Unido podría resolver "mañana mismo" el caso garantizándole inmunidad al australiano.
Tanto Assange como personas de su entorno han denunciado durante este tiempo un deterioro de su salud, toda vez que el fundador de Wikileaks permanece en un entorno reducido y sin posibilidad de salir al aire libre.
Sus mayores salidas han sido las comparecencias desde el balcón de la Embajada, ante la atenta mirada de curiosos y de las fuerzas de seguridad. La Policía británica vigila día y noche el edificio desde hacer tres años, lo que ya le ha costado a las arcas públicas de Reino Unido más de 10 millones de libras.
Interrogatorio
El tiempo ha pasado pero la situación procesal de Assange no ha variado, de tal forma que sigue siendo investigado en Suecia por unos delitos que, según su versión, nunca cometió. El fundador de Wikileaks sostiene que nunca se ha negado a rendir cuentas en el país nórdico, pero exige garantías de que no habrá extradición a Estados Unidos.
Para la Fiscalía sueca, entretanto, el reloj también continúa corriendo y se arriesga este año a la prescripción de los delitos. Por este motivo, hace meses dio un giro a su posición y accedió a desplazarse a Londres para tomar declaración a Assange.
Las autoridades de Suecia ya han solicitado permiso a las británicas y a las ecuatorianas para interrogar a Assange en una fecha indeterminada. El responsable de Wikileaks aseguró el miércoles que la fiscal Marianne Ny había cancelado una cita para ese mismo día y reprochó la tardanza en la gestión de los permisos. "Al comportarse de una forma tan insensata, es difícil imaginar que no fuese más que un ejercicio de relaciones públicas. Es imposible mantener la confianza en esta fiscal en estas circunstancias", criticó Assange en un comunicado.
Un portavoz de la Fiscalía sueca, Fredrik Berg, evitó entrar en polémicas y se limitó a reiterar el compromiso de la institución para realizar el interrogatorio "en junio o en julio", según medios locales.
El Ministerio de Exteriores de Ecuador, por su parte, informó de que su Embajada en Estocolmo recibió una comunicación oficial de las autoridades de Suecia el pasado viernes, 12 de junio. Se trata de un "paso previo" para llevar a cabo diligencias judiciales en la Embajada en Londres, donde Assange permanece como "asilado".
"En estos momentos, las autoridades ecuatorianas se encuentran evaluando este pedido, a la luz del espíritu de cooperación judicial que caracteriza al Gobierno Nacional y en el marco de las obligaciones y potestades que le confiere el derecho internacional y la jurisdicción ecuatoriana sobre el asilado", explicó la Cancillería, sin entrar en más valoraciones.
Cuestión de libertades
Ver másEl Supremo de Suecia mantiene la orden de detención contra Assange
Wikileaks difundió el miércoles un comunicado para reclamar una "protección efectiva" para Assange ante el riesgo de una extradición a Estados Unidos. Hasta que esto se produzca, la organización asegura que su fundador "seguirá soportando esta detención prolongada y arbitraria", así como "una situación precaria y legalmente incierta".
Wikileaks considera que no debería "tolerarse" esta situación y advierte de que ningún país "que suscriba las protecciones más básicas a los derechos humanos" debería actuar con "complicidad" en este caso.
El presidente de Ecuador se preguntó esta semana qué habría ocurrido si fuese su país el que no dejase salir a un asilado europeo que se encuentra en el interior de una Embajada en Quito. "Nos habrían llamado dictadores, fascistas, nos llevarían ante el Tribunal Penal Internacional", respondió.
El 19 de junio de 2012, Julian Assange entró en la Embajada de Ecuador en Londres para escapar de una extradición inminente en la que vio un posible primer paso para ser juzgado en Estados Unidos. Tres años después, el fundador del portal Wikileaks sigue atrapado en un limbo en el que se entremezclan la burocracia y la política.