El nuevo brote de ébola declarado en República Democrática del Congo (RDC) y que afecta a dos provincias del este del país deja hasta el momento 51 casos confirmados y 44 muertos, según el último balance ofrecido por el Ministerio de Salud congoleño.
Las autoridades congoleñas anunciaron el pasado 1 de agosto un nuevo brote de la virulenta enfermedad en la localidad de Mangina, en la provincia de Kivu Norte, y desde entonces se ha confirmado la propagación del virus a la vecina provincia de Ituri. Desde el 8 de agosto, está en marcha una campaña de vacunación contra el ébola para frenar la propagación de la enfermedad.
Por su parte, Médicos Sin Fronteras (MSF) cuenta desde este martes con un centro de tratamiento en Mangina, la localidad considerada epicentro del último brote. En total, hay 37 pacientes hospitalizados en el centro, a 31 de los cuales se ha confirmado como infectados por el virus.
"Entre nuestros pacientes tenemos a varios colegas del servicio de salud congoleño en la zona", ha explicado en un comunicado la coordinadora de programas de emergencia de MSF, Gwenola Seroux. "Fueron los primeros en responder y algunos se vieron expuestos al virus", ha precisado.
Por otra parte, en la vecina provincia de Ituri, MSF está trabajando en la carretera entre Mambasa y Makeke, en la frontera de Kivu Norte, visitando centros de salud para establecer salas de aislamiento en caso de necesidad, iniciar actividades de vigilancia y trabajar con sanitarios de la comunidad para alertar sobre el ébola.
MSF ha subrayado que Kivu Norte "es una de las zonas más inestables de la región" y "el conflicto en curso y la fuerte intervención militar han tenido como resultado un alto número de desplazamientos, lo que empeora el problema crónico del acceso limitado a atención sanitaria".
El hecho de que "se pueden producir grandes movimientos de población de forma repentina en respuesta a un brote de violencia" puede tener un impacto en la respuesta humanitaria al brote de ébola, ya que complican el acceso a zonas remotas para hacer seguimiento de los posibles contactos con contagiados así como para realizar tareas de sensibilización y vigilancia, ha subrayado la ONG.
Una preocupación compartida por el director general de la OMS, Tedros Adhenom Ghebreyesus, quien realizó a principios de esta semana una visita a Mangina y Beni. "Lo que hace al brote en Kivu Norte más peligroso es que hay un reto de seguridad. Existe un conflicto activo en la zona", subrayó este martes, incidiendo en que desde enero se han producido en la zona más de 120 incidentes violentos, incluidos asesinatos y secuestros de civiles.
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Según un informe publicado este jueves por la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), desde principios de año han muerto 127 personas en actos violentos en la región. Entre el 2 y el 7 de agosto, ha precisado, 31 civiles fueron secuestrados pero solo se han encontrado los cadáveres de catorce de ellos, mientras que se desconoce el paradero del resto.
Tedros advirtió de que los lugares donde operan los grupos armados podrían convertirse en "escondites" para el virus. "Tenemos dificultades para acceder a esas zonas y la gente en ellas tiene dificultades para trasladarse a lugares donde puedan recibir el apoyo que necesitan", subrayó.
Por eso, pidió a las partes enfrentadas en esta zona de RDC "un cese de las hostilidades ya que el virus es peligroso para todos, no elige entre este grupo o aquel". Asimismo, solicitó la ayuda de la comunidad internacional para conseguir "acceso a las zonas inaccesibles".
El nuevo brote de ébola declarado en República Democrática del Congo (RDC) y que afecta a dos provincias del este del país deja hasta el momento 51 casos confirmados y 44 muertos, según el último balance ofrecido por el Ministerio de Salud congoleño.