Cinco interrogantes sobre los atentados en Bruselas

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Han pansado menos de cuatro meses desde los atentados que sembraron el pánico en París, dejando tras de sí 130 muertos. Un año y dos meses desde que la redacción del semanario Charlie Hebdo fuera asaltada por terroristas en enero del 2015. Nueve meses desde el atentado en un hotel español en Túnez con 37 víctimas, y menos de un año desde que los terroristas atentaran en países como Líbano, Turquía o Egipto, entre otros muchos territorios. Este martes 22 de marzo el mundo volvió a experimentar la misma impunidad tras los ataques reivindicados por el grupo terrorista Dáesh –Estado Islámico–, quien eligió Bruselas como escenario para dos atentados: uno en el aeropuerto de Zaventem y otro en la estación de metro de Maelbeek. En total, 31 muertos y 250 heridos.

La continuidad de este tipo de atentados y el crecimiento de Dáesh pone sobre la mesa no sólo la necesidad de abordar un exhaustivo análisis sobre el modus operandi de la organización, sino también la exigencia de cuestionar la respuesta internacional tomada hasta el momento. infoLibre ha consultado a diversos expertos en terrorismo y política internacional para entender algunas de las claves fundamentales a la hora de examinar los acontecimientos y sus consecuencias.

1. La importancia del dónde y el cuándo

La célula terrorista ha elegido este vez Bruselas como escenario para perpretar sus atentados. El corazón de Europa, la sede de las principales instituciones europeas. Además, tampoco parece casual que los explosivos hayan detonado en un aeropuerto y una estación de metro.

Chema Gil, director del departamento de estudios sobre terrorismo del Instituto de Seguridad Global, señala que "el ataque en el metro no es una novedad" y recuerda los atentados en los suburbanos de París durante la década de los 80 y los 90, "que sembraron auténtico pavor". Gil, quien lamenta la "desmemoria" de la sociedad y sus mandatarios, recalca que "atentar en esas infraestructuras y en pleno Bruselas, en un contexto de amenza, lo que pone de manifiesto es que el yihadismo controla muy bien la parte comunicacional de todo el mundo". A juicio del experto, el mensaje de Dáesh es claro: "Ustedes son la UE, tienen ahí su base, pero cuatro, cinco o seis de los míos son capaces de subyugaros, de poner en jaque a toda la UE y al mundo entero". El objetivo no se concentra exclusivamente en el número de víctimas, según el experto, sino que esencialmente se trata para ellos de "lanzar un mensaje para aterrorizar y desestabilizar, pero también un mensaje interno: Nosotros podemos con esto".

Pedro Rojo, presidente de la fundación Al Fanar para el conocimiento árabe, sostiene que los terroristas "buscan atentar con un objetivo mediáticamente llamativo". De este modo, continúa, tratan de "buscar un número de gente suficientemente importante para que las infraestructuras de la ciudad queden colapsadas y generar, a su vez, un sentimiento de vulnerabilidad para desatar el mayor caos posible". En cuanto a la elección de Bruselas, Rojo apunta a diversas razones. En primer lugar, "en tanto que capital europea, supone golpear al poder de la UE, que ahora tienen como principal objetivo", mientras que por otro lado "Bélgica es el lugar de donde han salido varios de los últimos terroristas y donde tienen más fortaleza". El experto baraja, además, la hipótesis de que el atentado del martes responda al plan del terrorista más buscado desde la masacre en París, Salah Abdeslam, recientemente detenido por la policía belga. "Es obvio que no atentaría solo, no es el modelo que hemos visto en Dáesh", asegura el experto, de modo que los terroristas podrían haber "seguido adelante con el plan".

Pedro Baños

, coronel de infantería y experto en geopolítica, entiende que los autores del atentado han conseguido su objetivo: "Atentar causando la mayor conmoción mediática". Por ello, añade, los terroristas eligen la primera hora de la mañana, "para que el mundo esté todo el día pendiente". La elección de Bruselas, que es "el corazón de Europa", busca además "paralizar todas las instituciones europeas". 

2. El peligro de la islamofobia

Inmediatamente después de un atentado terrorista de estas características, se produce un fenómeno habitual: el odio creciente hacia el islam y la comunidad musulmana. La mañana del martes, tras los ataques, el hastag #StopIslam fue tendencia mundial en Twitter.

Ante esto, Chema Gil explica la necesidad de "alimentar una visión mucho más inteligente, propia de una sociedad moralmente fuerte" y advierte del peligro de "confundir el islam con el terrorismo o los terroristas". "Estamos ante unos individuos, un grupo, un fenómeno, que ha planteado una guerra internacional diferente a lo que hemos visto hasta ahora y que pretende secuestrar la fe de miles de personas", continúa el experto. Por otro lado, "los que organizan atentados en escenario europeo saben que se va a producir una reacción islamófoba pero también calculan que entre los musulmanes que se sientan concernidos por esos ataques van a surgir nuevos yihadistas", de modo que alimentar el odio hacia esa comunidad supone, a juicio de Gil, "hacerle el juego a los propios yihadistas". El terrorismo, añade, "es una fábrica de generar escenarios que benefician a sus intereses".

Pedro Baños coincide en que "no debemos caer en esa trampa" porque, destaca, los terroristas "quieren ese choque de civilizaciones para captar más combatientes". Por eso es necesario incidir en la idea de que se trata de "un minúsculo grupo dentro del gran grupo musulmán, y que ellos son los violentos, no todos los demás".

Pedro Rojo conviene en añadir que "cada vez que ocurre un atentado de este tipo hay dos beneficiados, y son los dos extremos". Señala, por un lado, a Dáesh y los terroristas, y por otro a "la derecha europea, que es racista, islamófoba y aprovecha estos atentados para sembrar la confusión". Rojo añade que "los musulmanes no tienen nada que ver, el islam en cuanto a creencia no tiene nada que ver, sino que atañe únicamente a ciertas minorías ultraextremistas que utilizan el islam para justificar la violencia, como se han usado anteriormente en la historia otras ideologías para el mismo fin". Por este motivo, denuncia el experto, "no pueden existir ese tipo de comentarios desde las instituciones y los medios de comunicación".

3. La vulnerabilidad de los refugiados

La crisis de los refugiados se ha visto agravada durante las últimas semanas como consecuencia del acuerdo entre la Unión Europea y Turquía, que ha generado una situación de inestabilidad y desesperación para las miles de personas que llegan diariamente a suelo europeo huyendo de la guerra. Durante el día del martes, diversos periodistas que se encuentran en los campamentos informaron de que algunos refugiados estaban pidiendo perdón por lo ocurrido en Bruselas.

Un niño refugiado pide perdón por los atentados |Reuters

  

"Es terrible lo que está haciendo la UE con ellos", lamenta Chema Gil. "Los refugiados que se ahogan en el mar son gente que huye precisamente de eso, de los que están cortando cabezas, de la guerra", continúa. Gil critica que "llamarle movimiento migratorio" a la situación actual de los refugiados "es cerrar los ojos a lo que tenemos delante", que califica como "una cuestión de refugiados, no de gente que emigra en busca de trabajo, sino huyendo de la guerra". 

"Son musulmanes y se sienten espoleados en lo más profundo de su ser cuando otros en nombre de su fe reivindican un atentado", añade el experto, quien concluye señalando que "tienen que ver cómo huyen de los mismos que además atentan en Europa en nombre de ellos". Pedro Rojo comparte diagnóstico con Chema Gil, al criticar que los refugiados tengan que "pedir perdón por algo de lo que no sólo no son culpables, sino que son víctimas". Destaca que las personas que se juegan la vida para llegar al continente europeo "están llamando a las fuerzas de Europa porque sus casas están siendo destruidas, porque están obligados a vivir una vida que no han querido vivir, por eso se acogen al derecho internacional y éste les está siendo negado", remata.

4. Las carencias de la respuesta internacional

Desde los atentados de París, la comunidad internacional ha adoptado una serie de medidas enfocadas a un incremento de las medidas de seguridad y al ataque directo de aquellos territorios dominados por Dáesh. Además, el pasado mes de febrero el Parlamento francés aprobó retirar la nacionalidad francesa a las personas condenadas por terrorismo, medida que generó una oleada de polémica y la dimisión de la ministra de Justicia gala.

Chema Gil recalca que las medidas tomadas hasta el momento "no son efectivas". "Pueden garantizar al Estado –matiza– mecanismos de control que resulten eficaces para algunos casos, pero cuando reaccionamos de esta manera los propios terroristas reivindican nuestra respuesta como un éxito para ellos, porque entienden que nos están obligando a cambiar nuestras leyes". Asimismo, Gil subraya que "cuando incrementamos todas las medidas de seguridad al final los únicos afectados son las personas normales". De esta forma, y a pesar de las importantes medidas de seguridad en espacios como los aeropuertos, "la mañana del martes unos terroristas han entrado sin problema".

Por otro lado, Pedro Rojo califica como "absolutamente ridícula" la medida de retirar la nacionalidad francesa a los terroristas. "Estamos hablando de racismo institucional", denuncia, al tiempo que señala que "si fuera un francés blanco y de ultraderecha no se plantearía, pero si tiene raíces árabes, aunque sea de segunda o tercera generación, estas medidas se llevan a cabo". Pedro Rojo se pregunta, además, "cómo se puede plantear desde una institución democrática que asegura proteger a su pueblo medidas que desde el 11-S nos han llevado a la situación actual". Así, recuerda cómo "toda esa máquina puesta en marcha por el presidente George Bush sólo nos ha llevado a más caos y a una serie de ataques reiterados en Irak, donde ha florecido Dáesh y Al-Qaeda", de modo que critica que sea esa "la lógica que quiere seguir Hollande en el recorte de libertades".

Pedro Rojo denuncia además el "cinismo" de Occidente por "jugar a dos bandas". Por un lado, explica, "vendemos armas a unos, y por otro lado nos autoerigimos como defensores de la libertad, la democracia y los valores que luego negamos cuando, por ejemplo, apoyamos el golpe de estado de Al Sisi en Egipto, el régimen saudí, negando los derechos más básicos a las mujeres, o impedimos que los refugiados se acojan al derecho de asilo". Para Pedro Rojo, "estamos ante un cinismo de nuestros gobernantes que nos terminará destruyendo internamente".

5. Cambio de perspectiva

Frente a la reiterada actividad terrorista de Dáesh, las crecientes amenazas y el fortalecimiento de sus bases, los expertos consideran que la comunidad internacional debería emprender un cambio de enfoque para tratar de poner remedio a la situación. La solución, valoran, es compleja, pero existen una serie de pautas fundamentales a tomar en cuenta.

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Chema Gil recomienda "incrementar las medidas de inteligencia, así como el corpus legislativo, que debe ser eficaz y respetuoso con los derechos humanos". Es esencial, además, realizar "un análisis de cuál ha sido el fracaso", porque nos encontramos ante un fenómeno que "nace en los años 80 y no ha dejado de crecer desde entonces, expandiéndose y captando a gente". Para Gil, esto es una evidencia de que "algo hemos hecho mal como comunidad internacional, no hemos conseguido derrotarlos en 30 años".

"Ellos son eficaces y eficientes, utilizan Internet y los Estados ni siquiera han sabido construir una contranarrativa", señana el experto. De este modo, considera, "a corto y medio plazo habría que tomar medidas de carácter social y educativo, que apunten a una mejora de las sociedades en las que vivimos". Gil entiende –aunque evita establecer una "vinculación automática"– que en muchos casos estas personas "salen de la marginación y la falta de expectativas de futuro, por lo que ahí el proceso de captación opera con éxito".

Finalmente, y para entender hacia dónde va a caminar la actividad terrorista, Chema Gil apuesta por un "análisis secundario donde se aborden aspectos discursivos" de los líderes de Dáesh, en lugar de hacer "análisis menores vinculados a la actualidad, y que demuestran que no comprendemos la complejidad de este fenómeno". "Debemos empezar a saber", remata Gil, "que el terrorismo yihadista no es el todo, sino parte de un todo más complejo".

Han pansado menos de cuatro meses desde los atentados que sembraron el pánico en París, dejando tras de sí 130 muertos. Un año y dos meses desde que la redacción del semanario Charlie Hebdo fuera asaltada por terroristas en enero del 2015. Nueve meses desde el atentado en un hotel español en Túnez con 37 víctimas, y menos de un año desde que los terroristas atentaran en países como Líbano, Turquía o Egipto, entre otros muchos territorios. Este martes 22 de marzo el mundo volvió a experimentar la misma impunidad tras los ataques reivindicados por el grupo terrorista Dáesh –Estado Islámico–, quien eligió Bruselas como escenario para dos atentados: uno en el aeropuerto de Zaventem y otro en la estación de metro de Maelbeek. En total, 31 muertos y 250 heridos.

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