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Francia espera un nuevo primer ministro, mientras Macron sigue intentando ampliar la base de apoyo

El presidente francés, Emmanuel Macron, sale de la reunión semanal del gabinete de Gobierno en el Palacio del Elíseo en París.

Francia espera el nombre del nuevo primer ministro que el presidente, Emmanuel Macron, se comprometió a presentar antes de la noche del jueves, pero sin que, de momento, el jefe de Estado haya conseguido ampliar la base de apoyo que tenía Michel Barnier, tumbado la semana pasada por una moción de censura.

Maud Bregeon, portavoz del Gobierno en funciones, admitió al finalizar el que podría ser su último Consejo de Ministros que "actualmente no hay una base más amplia" que la que ha servido de sostén para el gabinete de Barnier, que sólo ha podido aguantar en el cargo tres meses. Además, cuando se le preguntó por el compromiso de Macron el martes para designar a un nuevo primer ministro en 48 horas, Bregeon respondió que el presidente no dio en el Consejo de Ministros ninguna indicación sobre el tiempo que se tomará para hacerlo.

Varios son los nombres que suenan para ocupar ese cargo, como el ex primer ministro socialista Bernard Cazeneuve, el actual ministro de Defensa, el conservador Sébastien Lecornu, la ministra de los Territorios y de la Descentralización, la también conservadora Catherine Vautrin y, sobre todo, el exministro centrista y actual alcalde de Pau, François Bayrou.

Si bien Bayrou aparecía como favorito, teniendo en cuenta que para Macron presenta la ventaja de haber sido durante sus dos mandatos uno de sus apoyos más sólidos y constantes, el primer secretario del Partido Socialista, Olivier Faure, señaló hoy que no podría ser él.

Faure, como los ecologistas y los comunistas, siguió insistiendo en que el próximo primer ministro tiene que ser de izquierdas con el argumento de que fue la coalición de izquierdas del Nuevo Frente Popular (NFP) la que quedó en primera posición en las elecciones legislativas anticipadas que se celebraron al comienzo del verano.

El líder socialista defendió la posibilidad de llegar a "compromisos" con el centro derecha para que pueda haber un Gobierno que no caiga por una moción de censura, a condición de que éste se comprometa a no utilizar el dispositivo constitucional del artículo 49.3 que permite saltarse el voto del Parlamento.

Esa posición de disponibilidad al pacto con el centro-derecha está tensando las relaciones con el que es que el principal socio del NFP, La Francia Insumisa (LFI) de Jean-Luc Mélenchon, aunque ninguno de sus componentes ha querido llegar, por ahora, a la ruptura. El coordinador de LFI, Manuel Bompard, advirtió de que si los otros miembros participan en un Gobierno de unión nacional o de "interés general", como lo ha bautizado Macron, "van a fracturar el NFP".

El partido de Mélenchon no quiso acudir el martes en el Elíseo al encuentro que había organizado el jefe del Estado para intentar buscar una salida a la crisis política pese a haber sido invitado. El objetivo de LFI es conseguir que Macron dimita o forzar su destitución.

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Tampoco hubo ningún representante de la extrema derecha, pero en ese caso porque no estaban invitados. Su líder, Marine Le Pen, precisó que ella tampoco habría ido porque no tiene intención de participar en un Gobierno porque está "en completa oposición" con Macron.

En cualquier caso, Le Pen dijo esperar que el próximo primer ministro al que nombre el presidente entienda que "hay que hablar con el conjunto de las fuerzas políticas", y eso incluye a la suya, la Agrupación Nacional, porque quiere que los 11 millones de electores que tuvo en los comicios del verano "sean respetados y escuchados".

En espera de avances sobre un nuevo Gobierno, el que todavía está en funciones aprobó este miércoles una ley especial para prorrogar los presupuestos de 2024 en 2025, en principio con carácter temporal. "Es un proyecto de ley que evita un apagón" financiero, explicó el ministro de Hacienda en funciones, Laurent Saint-Martin, que precisó que no permitirá aumentar los sueldos de los funcionarios ni de los empleados públicos, pero sí revalorizar las pensiones con la inflación. 

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