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“¿Habrá gente forzada a escoger entre calentarse y comer?”: el discurso tras la protesta de 'Los girasoles'

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El pasado 14 de octubre saltó a los medios que dos activistas ecologistas arrojaron sopa de tomate sobre el cuadro Los girasoles, del pintor Vicent Van Gogh. Los motivos que se recogieron entonces hablaban de una protesta contra la explotación de yacimientos de combustibles fósiles en Reino Unido. Sin embargo, ahora, una de las dos activistas, Phoebe Plummer, ha dado su punto de vista y ha asegurado que el foco no está puesto donde debe estar. La pregunta, asegura, no debería ser: “¿Debería todo el mundo lanzar sopa a cuadros como reivindicación?”. Con el acto, las activistas buscaban señalar otro asunto: ¿Está bien que Liz Truss esté dando más de 100 nuevas licencias de combustible fósil? 

El debate que quieren poner sobre la mesa es que las renovables como la eólica marina son “actualmente nueve veces más barata que los combustibles fósiles” y por tanto no comprenden que sean estos últimos los subvencionados 30 veces más.

Así, en realidad tratan de mostrar su desagrado ante las políticas medioambientales que está lanzando la recién nombrada primera ministra de Reino Unido, Liz Truss. La joven, de 21 años, dice ser consciente de que la acción “parece ridícula. Y, de hecho, lo es”. Pero asegura que era un modo de llamar la atención de los medios de comunicación, algo que claramente consiguieron, porque “necesitan que la gente hable de esto ahora”.

Activistas climáticas atacan con salsa de tomate 'Los girasoles' de Van Gogh en la National Gallery de Londres

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Pero además, muestra en todo momento su preocupación por el invierno que se acerca. Debido a la crisis energética que acecha a Europa, se pregunta: “¿Habrá este invierno gente forzada a escoger entre calentarse y comer?” Afirma que esta es la conversación que se debería estar teniendo ahora. Porque, añade, “no tenemos tiempo que perder”.

El cuadro, expuesto en la National Gallery de Londres, no ha sufrido daños. De hecho, la joven asegura que "jamás" hubieran "considerado hacerlo si no" supieran "que está detrás de un cristal”. Es decir, se cercioraron antes de que no iba a estropearse debido a la pantalla que lo protege. Además, señala que lo único que se dañó, y mínimamente, fue el marco del cuadro que es “reparable y reemplazable”.

Finalmente, la ecologista ha mandado un claro mensaje al colectivo LGTBI: “Estoy aquí como una mujer queer, y la razón por la que puedo votar, la razón por la que puedo ir a la Universidad, y espero que algún día casarme con la persona que amo, es gracias a a la gente que participó en resistencias civiles antes de mí”. Por todo ello espera que la gente actúe. Dice saber que “la resistencia civil funciona” porque la historia así lo ha demostrado, y espera que se ven los resultados.

El pasado 14 de octubre saltó a los medios que dos activistas ecologistas arrojaron sopa de tomate sobre el cuadro Los girasoles, del pintor Vicent Van Gogh. Los motivos que se recogieron entonces hablaban de una protesta contra la explotación de yacimientos de combustibles fósiles en Reino Unido. Sin embargo, ahora, una de las dos activistas, Phoebe Plummer, ha dado su punto de vista y ha asegurado que el foco no está puesto donde debe estar. La pregunta, asegura, no debería ser: “¿Debería todo el mundo lanzar sopa a cuadros como reivindicación?”. Con el acto, las activistas buscaban señalar otro asunto: ¿Está bien que Liz Truss esté dando más de 100 nuevas licencias de combustible fósil? 

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