La invasión de Gaza Investigación

La desesperación por salir de Gaza mueve un negocio sucio de venta de permisos que superan los 9.000 euros

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OCCRP y Saheeh Masr

Después de que su hogar a las afueras de Gaza fuera destruido en un bombardeo israelí, Rasha Ibrahim y su familia huyeron hacia el sur, buscando refugio en Egipto, el país vecino. Aunque su esposo y sus tres hijos son palestinos, Rasha, de 31 años, tiene nacionalidad egipcia. Esperaba que esto les ayudara a cruzar el fuertemente controlado Paso de Rafah, la única salida de Gaza desde que el ejército israelí sitiara la franja costera en octubre. Pero no ha recibido respuesta sobre su solicitud de repatriación, enviada por la familia a través del portal en línea lanzado por las autoridades egipcias a principios de diciembre. "Nos estamos muriendo en silencio", dice Rasha entre lágrimas por teléfono. Ella lucha por alimentar y vestir a sus hijos en el centro de Gaza, pero "hace mucho frío en nuestra tienda de nylon. No tenemos comida... vivimos con un miedo y horror constantes", afirma.

Hay una manera más rápida de cruzar la frontera de Rafah. Pero esa opción solo está disponible para aquellos que disponen de miles de dólares.

Precios altos, estafas y ¿sobornos?

Durante años, una red de agentes de viajes y contactos con base en Egipto y Gaza ha ofrecido un paso acelerado a través de Rafah por un precio que varía desde los varios cientos hasta los varios miles de dólares, dependiendo de la frecuencia con la que la frontera esté abierta para el cruce. Cuanto mayor sea la desesperación por salir, mejor será el negocio. Más de 100 días después de que se reactivara el conflicto, durante los cuales la otra salida de Gaza controlada por Israel ha estado cerrada, las tarifas están alcanzando cifras cada vez más altas. Según más de una docena de entrevistas realizadas por OCCRP –red a la que pertenece infoLibre– y la plataforma mediática Saheeh Masr –con sede en El Cairo–, mientras los precios fluctúan sin control, algunos intermediarios están cobrando a los palestinos entre 4.500 y 10.000 dólares para asegurar un permiso de cruce, es decir, aproximadamente entre 4.100 y 9.200 euros. La tarifa para aquellos que dispongan de la nacionalidad egipcia es menor, rondando los 650 a 1.200 dólares por persona, más o menos entre 600 y 1.100 euros

Periodistas se pusieron en contacto con 15 palestinos y egipcios que buscaron la ayuda de estos intermediarios para abandonar el país. Solo dos de ellos lograron salir exitosamente del enclave pagando 4.500 dólares cada uno, mientras que tres aseguran haber sido víctimas de estafa por parte de los agentes, perdiendo su dinero. Otros estaban intentando desesperadamente recaudar fondos vendiendo joyas y otros objetos personales, pidiendo préstamos a amigos y familiares, o mediante financiamiento colectivo en línea.

A Rasha le dijeron que le costaría un total de 40.000 dólares sacar a su esposo palestino y a sus tres hijos a través de Rafah. Eso son cerca de 37.000 euros. "No hay forma de que podamos pagarlo", afirmó.

Algunas de estas ofertas se publicitan abiertamente en línea a través de agencias de viajes o se comparten en grupos en redes sociales. Los periodistas que se comunicaron con los números proporcionados recibieron cotizaciones al instante, como una agencia egipcia que indicó tarifas de 7.000 dólares para palestinos, 1.200 para egipcios y 3.000 para titulares de pasaportes extranjeros que deseen salir.

Los periodistas no lograron determinar exactamente cómo estos proveedores organizan los cruces. Sin embargo, su capacidad para obtener rápidamente la autorización de los servicios de seguridad egipcios que controlan la frontera ha generado acusaciones de sobre la existencia de un sistema de sobornos que facilita el proceso. "En 2022, ya recopilamos testimonios sobre oficiales egipcios extorsionando a palestinos para permitirles salir por Rafah", dice Ahmed Benchemsi, director regional de comunicaciones de Human Rights Watch, a OCCRP.

"Los recientes informes sobre el aumento exorbitante de las tarifas de sobornos para aquellos desesperados por salir son desalentadores", declara, condenando "la deliberada asfixia de Gaza por parte de Israel" y el "control egoísta de algunos oficiales egipcios" de la frontera.

Egipto ha negado cualquier práctica de soborno o extorsión. En una declaración publicada el 10 de enero, el jefe del Servicio de Información del Estado de Egipto, Diaa Rashwan, rechazó las "acusaciones infundadas" de que se están imponiendo tarifas adicionales a los palestinos en el cruce.

La agencia no respondió a las solicitudes de comentarios de OCCRP.

Una frontera "aleatoria e impredecible"

Incluso antes de la guerra, la frontera de Rafah no podía ser atravesada libremente. Desde 2007, ha estado gestionada por el Ministerio del Interior de Hamás por un lado, y por las fuerzas de seguridad egipcias, incluido el Servicio de Inteligencia General, por el otro. Israel también controla el cruce desde una base militar cercana. Propensa a cierres esporádicos, la frontera siempre ha sido "percibida como aleatoria e impredecible", según Lorenzo Navone, profesor de Sociología en la Universidad de Estrasburgo. "Nadie podía prever cuándo estaría abierta, quién tendría permitido cruzar y según qué regla, criterio o principio".

Desde Gaza, el proceso formal requería registrar una solicitud con el Ministerio del Interior dirigido por Hamás. Las aprobaciones a menudo llevaban entre dos meses en invierno y seis meses en verano, mientras que aquellos que viajaban por motivos médicos podían ver procesadas sus solicitudes más rápido, según entrevistas con viajeros.

Pero incluso obtener un permiso no garantizaba nada, ya que las autoridades egipcias podían rechazar a los gazatíes en la frontera por diversas razones imprevistas. Es ahí donde empresas como Hala Consulting and Tourism, una agencia de viajes egipcia, intervenían. En 2019, la compañía comenzó a ofrecer un servicio VIP llamado "coordinación" o "tanseeq" en árabe, para cruzar rápida y cómodamente la frontera de Rafah. Por 1.200 dólares, la empresa proporcionaba un permiso en 48 horas y un viaje sin complicaciones desde Gaza hasta El Cairo, según informes de algunos medios en ese momento.

Esto fue posible mediante el uso de una lista separada de viajeros aprobados por las autoridades egipcias, diferente del proceso de registro organizado por Hamás. De acuerdo con la agencia humanitaria de la ONU, OCHA, en un informe de 2018, este sistema de "dos listas" explica por qué algunos solicitantes podían recibir la aprobación más rápidamente que aquellos que se habían registrado meses antes.

Según cifras publicadas por las autoridades fronterizas de Hamás, aproximadamente una cuarta parte de los viajeros en los dos años previos a la guerra cruzaron la frontera a través de la "lista de coordinación" de Egipto. De acuerdo con Wael Abu Omar, portavoz de la autoridad fronteriza de Hamás, desde la guerra, esta ha sido la única forma de salir. Alrededor de 200 palestinos y egipcios cruzan Rafah de esta manera a diario, afirmó el 11 de enero.

Aunque hay varias agencias de viajes e intermediarios independientes activos en el negocio, Hala es una de las más importantes. Los gazatíes que buscaban estos servicios en internet a menudo eran dirigidos a esta firma egipcia, que tiene oficinas en El Cairo y en Rafah según su sitio web, pero también colabora con al menos siete agentes locales en Gaza, según sus publicaciones en redes sociales.

La empresa cuenta con apoyos muy poderosos: pertenece al prominente empresario egipcio Ibrahim Al-Organi, quien lidera la tribu Tarabin en el desierto del Sinaí, que limita con Israel, y tiene otras asociaciones comerciales con el estado egipcio. Hala es una de las ocho compañías que operan bajo su Grupo Organi, que también incluye una empresa conjunta, Misr Sinai, con el conglomerado industrial del Ministerio de Defensa, la Organización Nacional de Proyectos de Servicios (NSPO), según dijo Organi en una entrevista de 2014 con el medio egipcio Youm7.

En la entrevista, Organi afirmó que la NSPO poseía el 51% de las acciones de la compañía, en asociación con dos empresas propiedad del Servicio de Inteligencia General. Desde OCCRP no han podido confirmar si ha habido cambios en la propiedad desde entonces.

"Como pueden ver, todas las entidades estatales están en esta empresa. Esto nos da una ventaja", dijo Organi en la entrevista.

En 2016, el presidente de Egipto, Abdel Fattah El-Sisi, inauguró el nuevo complejo de siete fábricas de producción de mármol de la compañía.

El Grupo Organi y Hala no respondieron a las solicitudes de comentarios de OCCRP.

Pago por un permiso

Para entender cómo funcionaba el proceso de "coordinación" durante la guerra, los periodistas se comunicaron con más de una docena de agencias e intermediarios. El jefe de una agencia de viajes con sede en Gaza, que figuraba como uno de los agentes de Hala en una publicación de Instagram de la empresa, le dijo a un periodista que se hacía pasar por cliente potencial que tendría que pagar 5.000 dólares cada uno para que su hermana y su madre palestinas pudieran salir de Gaza en un plazo de siete días. El proceso formal de registro a través de Hamás "se detuvo después de la guerra", dijo el agente el 10 de enero. "El lado palestino ya no tiene nada que ver con estos permisos. Es puramente una operación de inteligencia egipcia", añadió.

En diciembre, los periodistas contactaron con otro intermediario con sede en Egipto, sin ninguna afiliación conocida a una agencia de viajes. Para demostrar sus credenciales, el intermediario envió por mensaje de texto una copia de su tarjeta de identificación, un recibo de un cliente anterior y copias de pasaportes palestinos para los cuales había obtenido permisos de salida. "Pagas la mitad del precio ahora a través de Vodafone cash" —un método de pago en línea— "y el resto cuando cruzas", escribió. Cuando se le preguntó si podía proporcionar los nombres de las personas que cruzaron y sus números de teléfono, respondió: "Hermana... después de que cruzan, destruimos su solicitud y toda la información personal por privacidad. Si estos archivos caen en manos de alguien, sería un problema, ¿entiendes?"

Incluso los palestinos gravemente heridos tienen que pagar para salir, dijo Maher Mahmoud, un palestino de 23 años que vive en El Cairo y y se dedica a la venta de teléfonos móviles. "Los intermediarios con los que hablamos pidieron 9.500 dólares para sacar a mi esposa y 7.000 cada una por mis dos sobrinas, Farah y Riham, que resultaron gravemente heridas durante la guerra y están en sillas de ruedas", dijo a OCCRP.

Sus sobrinas estaban visitando a familiares en Gaza cuando estalló la guerra y perdieron a su madre y otros hermanos. Su padre está en prisión. "Ahora las niñas son mi responsabilidad. No tienen a nadie que cuide de ellas", dijo Mahmoud. "Pero no podemos pagar estas tarifas".

Egipcios incapaces de regresar a casa

Aunque la frontera de Rafah comenzó a abrirse en noviembre para permitir evacuaciones de personas con pasaportes extranjeros y un número selecto de palestinos heridos, muchos egipcios en Gaza se sienten abandonados por su gobierno. "Soy egipcia. Mi esposo e hijos son todos egipcios. ¿Cómo se me puede pedir que pague dinero para entrar a mi país?", escribe una mujer con el nombre de usuario Um Mohammad en Facebook.

Desde que estalló la guerra, Hala ha estado cobrando a los egipcios 650 dólares por un permiso de salida, emitido en un plazo máximo de siete a diez días, según un agente de la empresa. "Solo aquellos que tienen dinero pueden pagar y marcharse", lamentó un padre egipcio de ocho hijos desde afuera de otra agencia afiliada a Hala en el sur de Gaza llamada Mushtaha for Travel and Tourism.

El hombre, que solicitó permanecer en el anonimato para no poner en riesgo sus posibilidades de salir de Gaza, dijo a OCCRP que el agente de viajes le había pedido un total de 6.500 dólares para sacar a su esposa e hijos. Afirmó que no había recibido noticias del Ministerio de Relaciones Exteriores de Egipto desde que solicitó la repatriación de la manera oficial un mes antes en el portal en línea.

"El portal al que los funcionarios egipcios siguen refiriéndose es solo palabrería. A diferencia de lo que ocurre en estados extranjeros, a los países árabes no les importa evacuar a sus nacionales", afirmó

El Ministerio de Relaciones Exteriores de Egipto declinó repetidas solicitudes de comentario de OCCRP.

Incluso aquellos que han logrado reunir algo del dinero necesario no tienen garantizada una salida fácil. Una de las periodistas que ha trabajado en esta historia, una palestina que vive en Londres, pagó 2.000 dólares a un intermediario a través de un cambista local en noviembre para tratar de evacuar a su madre, que se encontraba visitando Gaza desde el Reino Unido cuando estalló la guerra.

Más tarde le devolvió el dinero y le explicó que los "egipcios están pidiendo hasta 5.000 dólares y no puedo pedirte que pagues eso". "Los precios aumentan día a día", afirmó en una grabación de voz enviada a la periodista, que solicitó el anonimato para no poner en peligro el viaje de su madre. "Quienes pagan más cruzan. El cruce de Rafah se ha convertido en un mercado negro y un lugar para que operen las mafias. Cuando los precios se estabilicen, volveré a comunicarme contigo con un presupuesto para sacarla de allí".

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Traducción de Ana Fuente Díaz

Después de que su hogar a las afueras de Gaza fuera destruido en un bombardeo israelí, Rasha Ibrahim y su familia huyeron hacia el sur, buscando refugio en Egipto, el país vecino. Aunque su esposo y sus tres hijos son palestinos, Rasha, de 31 años, tiene nacionalidad egipcia. Esperaba que esto les ayudara a cruzar el fuertemente controlado Paso de Rafah, la única salida de Gaza desde que el ejército israelí sitiara la franja costera en octubre. Pero no ha recibido respuesta sobre su solicitud de repatriación, enviada por la familia a través del portal en línea lanzado por las autoridades egipcias a principios de diciembre. "Nos estamos muriendo en silencio", dice Rasha entre lágrimas por teléfono. Ella lucha por alimentar y vestir a sus hijos en el centro de Gaza, pero "hace mucho frío en nuestra tienda de nylon. No tenemos comida... vivimos con un miedo y horror constantes", afirma.

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