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Residencia de ancianos 'La Casa Blanca': cómo Trump usa la vejez de Biden para inhabilitarlo

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Estados Unidos, año 1984. A solo unas semanas de las elecciones en las que Ronald Reagan obtuvo una aplastante victoria, su edad entró de lleno en la agenda de la campaña. Ocurrió en el debate electoral televisado en el que se enfrentaba al candidato demócrata Walter Mondale, que había centrado parte de su campaña en demostrar que el republicano era incapaz de aguantar el ritmo de la Casa Blanca.

“Es el presidente más viejo de la historia”, le espetó a Reagan el moderador. “Kennedy tuvo que dormir muy poco durante la crisis de los misiles de Cuba, ¿cree que podría trabajar bien en esas circunstancias?”, fue la pregunta. “No quiero explotar, con intereses políticos, la juventud e inexperiencia de mi oponente”, le contestó, sin titubear, desviando el foco a su adversario. Fue tal la ocurrencia que hasta el propio Mondale se acabó riendo de aquella ingeniosa respuesta.

La historia vuelve a repetirse en Estados Unidos cuarenta años después. Tras el nuevo triunfo de Donald Trump en New Hampshire, todo parece indicar que Joe Biden y él volverán a disputarse la presidencia este 2024. Ambos tienen 81 y 77 años respectivamente y la edad, especialmente la de Biden, es desde hace meses un tema clave en la campaña. 

Varios estudios en comunicación política demuestran que la salud de los líderes políticos puede resultar decisiva en unas elecciones. Trump lo sabe y lo está explotando. Aunque solo se lleva cuatro años con el demócrata, hace unos días Trump publicaba un vídeo en el que comparaba la Casa Blanca con una residencia de ancianos y situaba a Joe Biden como uno de sus residentes.

La salud de Biden preocupa

Esta imagen de anciano de Biden pesa en el imaginario del electorado estadounidense, alimentada por algunos lapsus, achaques o caídas que ha protagonizado durante esta legislatura. Sin duda, la buena salud está relacionada directamente con la valoración popular de los líderes. Por ejemplo, hace un año, el canal CNN publicaba una encuesta que concluía que un 73% de los encuestados estaba seriamente preocupado por las capacidades físicas y mentales del presidente. 

“Cuando en Estados Unidos a la gente se le pregunta por Biden lo primero que dicen es que está muy mayor, que cómo va a aguantar cuatro años más. El hecho de que lo primero que les salga sea decir eso antes de hablar de las buenas medidas económicas que ha aprobado dice mucho de la percepción que tienen sobre Biden”, explica Emilio Doménech, periodista experto en política estadounidense. 

La principal rival de Trump en las primarias, Nikki Haley, también utiliza el tema de la edad a su favor para reclamar un relevo generacional en su partido. "Con todo lo que está sucediendo en nuestro país y en el mundo, ¿de verdad nos vamos a hacer elegir entre dos octogenarios que se postulan a presidente? Los estadounidenses merecen algo mejor que estas dos opciones", dijo esta semana en un mitin tras su derrota en New Hampshire. Desde hace tiempo, Haley reclama también “pruebas de competencia mental” para los líderes de mayor edad. 

Hacer de las canas una virtud

Para contrarrestar estos ataques, desde la comunicación política existen estrategias para intentar para convertir la edad en una ventaja y evitar que el rival ridiculice a un candidato con este tema tan personal y delicado. Como hizo Reagan en el pasado, se le puede dar la vuelta y poner el foco en la experiencia que aporta la edad. O, como apunta el profesor de la Universidad Pontificia de Comillas, Roberto Rodríguez Andrés, se puede certificar su buena salud con documentos oficiales y presentar al candidato practicando hábitos saludables de vida. “Llevar una alimentación equilibrada, hacer ejercicio de forma regular o desterrar el consumo de tabaco y alcohol son cuestiones que se tienen en cuenta a la hora de perfilar y humanizar la imagen pública de los políticos”, explica Rodríguez Andrés en La salud y enfermedad de los líderes como variable estratégica en la comunicación política y electoral

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Es posible que durante esta campaña volvamos a ver a Biden jugando al golf o al béisbol paracontrarrestar la percepción que gran parte del electorado estadounidense tiene de él. Pero, ¿el deterioro asociado a su elevada edad puede realmente diezmar sus posibilidades frente a Trump? “Yo creo que va a ganar aunque esté en silla de ruedas”, afirma Doménech. 

En su opinión, Biden es un candidato concebido únicamente para derrotar a Trump. “A cualquier otro demócrata se le juzgaría por otras cosas, pero él tiene un electorado muy fiel entre los blancos, con estudios, que viven zonas residenciales ricas y que temen mucho a Trump. Se van a olvidar de la edad de Biden porque su principal objetivo es que no vuelva Trump”.

Un factor que hay que tener en cuenta son las causas judiciales que Trump tiene abiertas, ya que, a medida que avancen los meses, los juicios tendrán mayor protagonismo en la campaña. Su equipo intenta ganar tiempo, pero, como el veredicto que hemos conocido este fin de semana en el que le condenan por difamar a la columnista E. Jean Carroll, puede que más de uno de ellos termine en condena, desestabilizando su campaña. 

Estados Unidos, año 1984. A solo unas semanas de las elecciones en las que Ronald Reagan obtuvo una aplastante victoria, su edad entró de lleno en la agenda de la campaña. Ocurrió en el debate electoral televisado en el que se enfrentaba al candidato demócrata Walter Mondale, que había centrado parte de su campaña en demostrar que el republicano era incapaz de aguantar el ritmo de la Casa Blanca.

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