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Las políticas afganas alertan de que el "apartheid de género" de los talibanes inhibe los derechos básicos de las mujeres

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Desde su llegada al poder, los talibanes han estado llevando a cabo un "apartheid de género" que ha inhibido los derechos básicos de las mujeres, impidiendo que tengan acceso a sus necesidades, en un claro incumplimiento de las promesas y compromisos que asumió el grupo islamista cuando hace ya más de dos meses irrumpió en la capital afganas para retomar el poder de un Afganistán que está "al borde del colapso".

A pesar de las repetidas promesas que los talibanes han hecho desde que alcanzaron el poder en términos de inclusión, la comunidad internacional ha coincidido en afear al grupo la falta de pluralidad en su recién formado gabinete, según informa Europa Press.

Al respecto, Fauzia Kufi, la primera mujer en ser nombrada vicepresidenta del Parlamento de Afganistán y una de las representantes del Gobierno afgano para las negociaciones de paz de Doha, ha alertado en una entrevista con Europa Press de que "si no hay una administración inclusiva real, la estabilidad es imposible y, de una u otra manera, la guerra continuará". "Afganistán es una sociedad diversa, con diferentes grupos étnicos, minorías religiosas y mujeres", por lo que "ningún grupo en particular puede gobernar el país sin inclusión y representación, y una representación significativa", ha matizado, después de que desde la administración talibán hayan defendido que su gabinete es "inclusivo".

En este sentido, la exdiputada del Parlamento Nahid Farid ha alertado de que los talibanes "no han cambiado, siguen con el mismo nivel de atrocidad", pero ha avisado de que sí han modificado algunas cosas en aras de la imagen. Su equipo de relaciones públicas es "mejor de lo que era hace 20 años", por eso prometen inclusión, o por ejemplo, han instaurado una política de no actuar contra ciudadanos extranjeros, ha añadido.

"El 15 de agosto, cuando los talibanes tomaron el poder, dijeron muchas cosas correctas, como que darían permiso a las mujeres para retomar sus trabajos, ir a la escuela, prometieron un gobierno inclusivo y que darían una amnistía general", sin embargo, "desgraciadamente", las palabras no se han traducido en hechos, ya que "poco después empezaron las atrocidades contra las mujeres", ha remachado Kufi.

El colapso afgano

La caída de Kabul no sucedió el 15 de agosto, con la entrada de los talibanes a la capital afgana, sino que "comenzó hace muchos años", ha considerado Kufi, aludiendo a la firma de un acuerdo entre Estados Unidos y el grupo islamista "sin ninguna inclusión de la comunidad afgana, ni de los políticos, ni de la sociedad civil o los grupos de mujeres".

Por aquel entonces, los talibanes ya se autodenominaron "emirato" y se perfilaron como "un reemplazo del sistema republicano afgano", por lo que salieron "victoriosos", a pesar de que en la primera ronda de conversaciones, en la que Kufi participó -año 2019 en Moscú-, se mostraron "más moderados" con la intención de "conseguir el apoyo internacional". No obstante, "cuando empezaron las negociaciones reales", ya se sentían "poderosos".

Tras el largo y ansiado proceso de paz, la precipitada y caótica caída de Kabul se habría podido gestionar de otra forma, coinciden ambas políticas. "El anuncio del presidente (estadounidense Joe) Biden de la retirada de tropas podría haberse gestionado adecuadamente. No estamos pidiendo que las tropas estadounidenses se queden para siempre, pero sí que se gestionara adecuadamente su salida del país", ha lamentado la ex vicepresidenta del Parlamento.

"Por desgracia, la caída de Kabul se produjo en una situación que ninguno de nosotros podía prever, porque pensábamos que Afganistán sobreviviría a toda esta situación", ha lamentado, por su parte, Farid, que ha recordado cómo los miembros del Parlamento, ella incluida, se esforzaron "mucho" por advertir a Washington y a Naciones Unidas de que Afganistán estaba "al borde del colapso".

Finalmente, la tan temida caída de la capital se dio en medio de una suma de factores que incluyeron "la retirada precipitada de las fuerzas estadounidenses", así como la firma del acuerdo de Doha, que les dio "legitimidad y el reconocimiento internacional", desmoralizando al pueblo y a las fuerzas de seguridad de Afganistán, según Farid. "La responsabilidad recae tanto en Estados Unidos y la comunidad internacional como en el Gobierno afgano por no entender la situación y no prestar suficiente atención a nuestras advertencias", ha afeado la que fuera parlamentaria, que considera "realmente lamentable" que, tras 30 años, "Afganistán todavía esté en la fase de pedir al mundo ayuda humanitaria y dinero para evitar la inseguridad alimentaria", en lugar de "abordar cuestiones mucho más serias, relacionadas con el desarrollo, la libertad y el avance".

Asistencia humanitaria sin cheque en blanco

Otro de los grandes desafíos que afronta la comunidad internacional en el Afganistán de los talibanes es la asistencia humanitaria y cómo seguir con el flujo de ayuda sin que esto se convierta en una legitimación del régimen. Al respecto, Kufi considera que "hay muchas formas" en las que se puede seguir ayudando al país "sin la necesidad de darles poder", como fomentar la responsabilidad del sector privado, por ejemplo, los bancos.

"La gente de Afganistán está en una situación muy grave, desgraciadamente, la pobreza está en todas partes, tenemos 35 millones de personas que no cobran, algunas de ellas no tienen ni 10 dólares al día, así que la ayuda humanitaria es importante", ha explicado, antes de insistir en que esta asistencia "tiene que ser canalizada a través de, especialmente, las mujeres". "Tienen que ser consultadas, tiene que ser incluidas".

Para esto, ha explicado Farid, la comunidad internacional cuenta con dos "palancas" para presionar a los talibanes, siendo una, precisamente, la asistencia humanitaria, que deberá fundamentarse sobre la promesa de que se garantizará un gobierno inclusivo y se respetarán los derechos de las mujeres y las minorías, algo que, por otra parte, también será vital para la "legitimidad" que buscan los talibanes. "No tenemos suficiente tiempo, estamos al borde de una catástrofe, debido a la situación de seguridad y a la situación humanitaria", ha avisado la exparlamentaria.

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Esperanza para el futuro

No obstante, la vuelta de los talibanes al poder "no acabará" con el impulso democrático y de paz que viene experimentando Afganistán, ha aseverado Kufi, quien ha destacado que se trata de "una nación empoderada", que junto a una "generación transformada" se enfrentarán al grupo de la única forma en la que se les puede vencer. "Si los combates a través de la obediencia cívica, no saben cómo enfrentarse a eso, por eso cuando las mujeres protestaban en las calles, estaban confundidos y no sabían cómo afrontarlo, cómo tratar con una nación transformada".

Kufi, que también ha querido mostrar su agradecimiento al Gobierno de España por su trabajo en la evacuación de muchas mujeres afganas, planea regresar a su país, a pesar de que sabe que será difícil y arriesgado. También Farid está deseando volver a su tierra, ya que cree que fue elegida como diputada del Parlamento porque "el pueblo de Afganistán quería que lo representara, no los talibanes". "En este momento de mayor necesidad, en vez de callar después de que los talibanes hayan cerrado las puertas del Parlamento, voy a volver porque es mi país y voy a recuperar la libertad que me han quitado a mí y a mi generación", ha remachado Farid, con esperanza de un futuro en Afganistán.

Desde su llegada al poder, los talibanes han estado llevando a cabo un "apartheid de género" que ha inhibido los derechos básicos de las mujeres, impidiendo que tengan acceso a sus necesidades, en un claro incumplimiento de las promesas y compromisos que asumió el grupo islamista cuando hace ya más de dos meses irrumpió en la capital afganas para retomar el poder de un Afganistán que está "al borde del colapso".

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