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Sheinbaum promete más feminismo para acabar con los 21 asesinatos machistas al día en México

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Patricia Labrador

Ciudad de México —

“Las mujeres podemos ser presidentas, digamos presidenta con A, porque lo que no se nombra no existe”. La presidenta de México se estrenaba en el cargo con la promesa de un gobierno feminista. Reivindicaba que no llega sola, sino con todas las mujeres. Claudia Sheinbaum abre así una nueva era, convirtiéndose en la primera mujer en más de 200 años en liderar el país.

“No podemos negar que es un hecho simbólico que sea una mujer, pero tememos que se quede solo en eso, en simbolismo”, critica Andrea Gómez. Es la fundadora de Luna Escuela de Pensamiento feminista, que lleva cuatro años impulsando la igualdad efectiva en México. Para explicarnos la sospecha que le produce acude a una frase de la pensadora feminista Marta Lamas: “cuerpo de mujer no asegura pensamiento feminista”, apunta.

Con Andrea Gómez repasamos la fotografía actual de la situación de violencia que viven las mujeres en el país. Nos advierte de que no se fían de los datos gubernamentales y que han tenido que hacer, desde consultoras independientes, sus propios sondeos. La estadística es reveladora: una media de 21 feminicidios cada día; 9 de cada 10 mujeres (de entre 15 y 35 años) han sufrido algún tipo de violencia a lo largo de su vida y México es el país del mundo con mayor índice de violencia sexual en menores.

Con esta panorámica le planteamos qué deberá hacer el nuevo ejecutivo para atajar estos altos índices de violencia. “El primer reto que tiene el gobierno de Sheinbaum es ser feminista, porque no es feminista”, denuncia. “Acaba de presentar, por ejemplo, su sello presidencial: una mujer mexicana con rasgos racializados. Es puro purple washing, solo marketing”. Y no solo el sello presidencial, también en su ceremonia de investidura en el Zócalo la presidenta electa ha elegido a una comitiva de cinco mujeres indígenas y afromexicanas que fueron quienes le entregaron anoche el bastón de mando.

El recelo y la desconfianza que suscita es manifiesta, y nos aclaran que tiene su origen en el periodo en el que Sheinbaum fue gobernadora de la Ciudad de México. “Respondió con una represión brutal contra las mujeres, la policía las gaseaba cuando se manifestaban en la ciudad”. Arussi Unda, fundadora de la asociación feminista ‘Brujas del mar’, comparte su punto de vista: “Me gustaría tener esperanza pero no puedo; su gestión en Ciudad de México fue una afrenta directa al movimiento feminista, había brutalidad policial cada 8 de marzo”, asegura. “Si realmente trajera la agenda que dice, lo hubiéramos visto en su mandato anterior”.

Unda revela otro de los grandes motivos de las sospechas que levanta y es que haya sido elegida por López Obrador para continuar con sus políticas: “Ya ha advertido en campaña de que su mandato va a ser continuista y esto, como poco, es preocupante. Ha sido una legislatura antifeminista y militarista porque quieren entregar más poder al ejército. Y hoy ya ha sido manifiesto que ha dedicado gran parte de su discurso a rendir pleitesía a su predecesor”, critica.

Otra de las feministas que consultamos apoya esta tesis. Es Claudia Espinosa Almaguer, fundadora de la Alianza Internacional de Mujeres Feministas, que se ha convertido en una alianza feminista internacional. “No confío en Sheinbaum simplemente porque no la van a dejar hacer. Ella va a estar tutelada y, además, ella consiente esta situación”. Espinosa denuncia también esta promesa que hereda la nueva presidenta de que el ejército nacional asuma las funciones de la policía. “¿Qué tipo de feminista vendría a fortalecer la militarización del país? No es una medida que promueva la igualdad”, apunta.

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Las tres apuntan a Andrés Manuel López Obrador como responsable de una desconfianza que hereda ahora su sucesora. Aunque los datos son aplastantes, porque el presidente saliente se va con una aprobación popular que roza el 80%. Esto hace que Sheinbaum inicie su mandato con el compromiso de acometer muchas de las reformas que López Obrador prometió y que quedaron pendientes. Pero también hereda sus recortes en políticas de igualdad: “Por ejemplo, la red nacional de refugios para mujeres víctimas de violencia está aún esperando la partida presupuestaria de este año, el dinero no llegó. Así como vamos a confiar en el nuevo sexenio”, denuncia Espinosa.

Otra de las cuestiones que afean a la actual presidenta y, en general, a todos los candidatos y candidatas en la carrera presidencial fue lo que se vivió en los debates electorales televisados. “De tres debates, solo en uno se abordó el asunto de la violencia contra la mujer. Se le dedicó apenas quince minutos y tuvimos que ver a Sheinbaum molesta porque dijo que ya había hablado de eso en su campaña”. Aquí, la activista apunta que el equipo de la presidenta ha llevado a cabo una campaña de marketing feminista que se explicaría por la demografía del país. “Más de la mitad son mujeres, son más de 64 millones de personas y representa un porcentaje muy jugoso del voto”, argumenta.

Las activistas aplauden que en 2024 y tras más de 60 mandatarios haya por fin una presidenta mujer y que haya creado un gabinete de gobierno paritario, con alta presencia de mujeres. Pero insisten en esa desconfianza infundada por la acción de gobierno de su predecesor, que cierra su mandato con el 70% de la población señalando que el principal problema es la inseguridad. “También está la violencia del narco que en estos momentos está escalando hasta cotas insostenibles. Ojalá sea de verdad una democracia paritaria en la que la población en general, y las mujeres en particular, no tengan que pensarse si salir a la calle”, apuntala Claudia Espinosa. Un sexenio que se debate entre el continuismo y el cambio necesario y urgente, especialmente en cuestiones de género.

“Las mujeres podemos ser presidentas, digamos presidenta con A, porque lo que no se nombra no existe”. La presidenta de México se estrenaba en el cargo con la promesa de un gobierno feminista. Reivindicaba que no llega sola, sino con todas las mujeres. Claudia Sheinbaum abre así una nueva era, convirtiéndose en la primera mujer en más de 200 años en liderar el país.

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