El presidente estadounidense, Donald Trump, anunciará este miércoles que Estados Unidos reconoce Jerusalén como la capital de Israel y trasladará allí su embajada, aunque no de forma inmediata, rompiendo así con una histórica política de Estados Unidos y abriendo la puerta a potenciales disturbios.
Pese a las advertencias en los últimos días tanto de sus aliados occidentales como árabes, Trump ofrecerá a las 13.00 horas (19.00 hora española) desde la Casa Blanca un discurso en el que pedirá al Departamento de Estado que comience a buscar el lugar para emplazar la embajada en Jerusalén en el marco de lo que se espera que sea un proceso de traslado desde Tel Aviv que llevará años.
Trump firmará una dispensa de seguridad nacional demorando el traslado de la embajada, dado que Estados Unidos no cuenta con una estructura en Jerusalén a la que trasladarse. Un alto cargo de la Administración aclaró que el proceso podría prolongarse entre tres y cuatro años.
Pese a todo, con su decisión, una de sus promesas de campaña en 2016, Trump cambiará drásticamente la política que Estados Unidos mantuvo desde hace décadas de que el estatus de Jerusalén forma parte de la solución de dos estados para israelíes y palestinos, quienes quieren que Jerusalén Este sea su capital.
Todos los aliados de Washington en Oriente Próximo advirtieron en contra de las peligrosas repercusiones que la decisión podría tener cuando Trump habló con ellos el martes para informarles de sus intenciones.
El presidente mantuvo conversaciones telefónicas con el presidente palestino, Mahmud Abbas, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, el rey Abdalá II de Jordania y el rey Salman de Arabia Saudí.
Reconocimiento de la realidad
"El presidente cree que esto es un reconocimiento de la realidad", indicó un alto cargo, que informó a la prensa sobre el anuncio. "Vamos a avanzar sobre la base de una verdad que es innegable, es un mero hecho", añadió.
Desde el Gobierno estadounidense se defiende que lo que Trump se dispone a hacer es reconocer una verdad: que Jerusalén es la sede del Gobierno israelí y debería ser reconocida como tal.
Altos cargos de la Administración señalaron que la decisión de Trump no busca inclinar la balanza en favor de Israel y que acordar el estatus final de Jerusalén seguirá siendo uno de los apartados centrales de cualquier acuerdo de paz entre israelíes y palestinos. Estos últimos ya dijeron que el paso supondría "el beso de la muerte" a la solución de los dos estados.
Por el momento, no están claros los beneficios que la medida puede aportar a Trump, más allá de que la decisión será celebrada por los republicanos más conservadores y los cristianos evangélicos, buena parte de su base de apoyo político.
Pero por otra parte complicará el deseo del mandatario de un Oriente Próximo más estable y una paz entre israelíes y palestinos, además de fomentar las tensiones. De hecho, la mera sugerencia de que se dispone a trasladar la embajada en el futuro hizo saltar las alarmas en Oriente Próximo, haciendo temer que pueda producirse un estallido de violencia.
"Nuestro pueblo palestino allá donde esté no permitirá que salga adelante esta conspiración y sus opciones están abiertas para defender su tierra y sus lugares sagrados", advirtió el líder de Hamás, Ismail Haniyé.
En este sentido, las facciones palestinas declararon "Tres Días de Ira y Rabia Popular", desde este miércoles hasta el viernes, para rechazar lo que calificaron de "conspiración". Además, anoche varios manifestantes quemaron en Belén fotos de Trump y se registraron enfrentamientos leves entre grupos de jóvenes palestinos y soldados israelíes.
Reanudación del proceso de paz
Por otra parte, la decisión se produce mientras el asesor y yerno de Trump, Jared Kushner, está llevando a cabo un esfuerzo relativamente silencioso de reanudar el proceso de paz en la región, sin que por el momento se hayan producido avances.
A este respecto, un alto cargo indicó que "el presidente reiterará lo comprometido que está con la paz". "Mientras que entendemos cómo reaccionarán algunas de las partes, todavía estamos trabajando en nuestro plan, que no está listo aún. Tenemos tiempo aún de hacerlo bien y ver cómo la gente se siente después de que esta noticia sea procesada en las próximas semanas", añadió.
Israel capturó Jerusalén Este durante la guerra de 1967 y posteriormente se la anexionó. La comunidad internacional no reconoce la soberanía israelí sobre toda la ciudad, donde se encuentran lugares sagrados para musulmanes, judíos y cristianos.
"Siempre hemos visto Jerusalén como una cuestión del estatus final que debe ser resuelta mediante negociaciones directas entre las dos partes en base a las resoluciones relevantes del Consejo de Seguridad", sostuvo el portavoz de la ONU, Stephane Dujarric.
Preocupación internacional
La decisión de Trump levantó las críticas de la comunidad internacional. Los ministros de Exteriores de la Liga Árabe se reunirán este sábado para discutir sobre las acciones a tomar ante el inminente reconocimiento por parte del presidente estadounidense de Jerusalén como capital de Israel. El encuentro, según informa la agencia egipcia MENA, se producirá a petición de la Autoridad Palestina con el apoyo de Jordania. "La reunión discutirá las acciones árabes necesarias ante el posible cambio de postura de Estados Unidos que afecta al estatus de Jerusalén así como a su postura legal e histórica", precisó la agencia, citando el memorándum palestino.
Además, el Papa pidió que se respete el estatus de Israel y se mostró preocupado por los recientes acontecimientos. "No puedo guardar silencio por mi profunda preocupación por la situación que se ha creado en los últimos días y, al mismo tiempo, dirigir un sincero llamado para que sea compromiso de todos respetar el status quo de la ciudad, en conformidad con las pertinentes resoluciones de las Naciones Unidas", expresó.
El ministro de Exteriores, Alfonso Dastis, se mostró también preocupado este miércoles y expresó su deseo de que se restaure la paz entre israelíes y palestinos mediante un proceso de negociación. "El estatuto de #Jerusalén es una cuestión central que debe ser resuelta mediante negociación, es extremadamente sensible alterarlo", escribió en su perfil de Twitter.
El líder supremo de Irán, Alí Jamenei, consideró que los planes del presidente estadounidense son resultado de su "desesperación y debilidad" y auguró que Palestina será libre. "Es por desesperación y debilidad que quieren declarar Al Quds (nombre árabe de Jerusalén) como capital del régimen sionista", señaló Jamenei durante un acto.
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Por su parte, el rey de Marruecos, Mohamed VI, alertó este martes de las consecuencias que podría acarrear el traslado de la Embajada expresó su solidaridad "fuerte y constante con el pueblo palestino". El monarca, que mantuvo una conversación telefónica con el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas tras conocer la decisión de Trump, condenó enérgicamente "cualquier acción que pueda comprometer el carácter multiconfesional de la Ciudad Santa".
El presidente de Francia, Emmanuel Macron, expresó el lunes su preocupación a su homólogo estadounidense. "Macron ha recordado que la cuestión sobre el estatuto de Jerusalén debe ser acordada en el marco de las negociaciones de paz entre israelíes y palestinos, destinadas particularmente al establecimiento de dos estados, Israel y Palestina, viviendo juntos en paz y seguridad y con Jerusalén como capital", indicó el Elíseo en un comunicado.
La Organización de Cooperación Islámica (OCI) se reunirá en Estambul el 13 de diciembre para coordinar la respuesta a la decisión de Estados Unidos, según anunció este miércoles el portavoz del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, Ibrahim Kalin. Según el portavoz, el reconocimiento de Jerusalén como capital de Israel por parte de Estados Unidos "es una línea roja para los musulmanes, será un error terrible y una violación del derecho internacional".
El presidente estadounidense, Donald Trump, anunciará este miércoles que Estados Unidos reconoce Jerusalén como la capital de Israel y trasladará allí su embajada, aunque no de forma inmediata, rompiendo así con una histórica política de Estados Unidos y abriendo la puerta a potenciales disturbios.