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De Ucrania a India, pasando por Irán: tres historias de españoles atrapados a miles de kilómetros por la pandemia

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Estela Bango

Son muchos los españoles que esta pandemia les cogió fuera de su país de origen o de su residencia habitual en el extranjero. Aunque hay vuelos de repatriación con escasas plazas, las circunstancias personales de todos esos españoles en apuros es muy variada. Carlos y Margarita, por ejemplo, tienen que enfrentarse en India a las autoridades para poder conseguir algo comida, Estefi y Jaime llevan con optimismo vivir estos días en las montañas de Irán y M.M.V. y R.P.G. tienen que verse atrapados en una burocracia paralizada para poder salir con una niña prematura, nacida por gestación subrogada, de Ucrania.

En India "si te cogen fuera de casa, te pegan con varas de bambú y te quitan el vehículo"En India ""

Carlos y Margarita en Goa (India).

Carlos es asturiano y vive con su novia Margarita, de nacionalidad rusa, en Bangkok (Tailandia). El 27 de febrero decidieron irse de vacaciones a India, unas vacaciones ahora sin fecha de vuelta, tras la cancelación del vuelo a su residencia habitual en el país asiático. Ambos se encuentran en Goa, en el sur de India. "Aquí la situación es bastante difícil, sobre todo conseguir comida y por las agresiones por parte de policía y militares", cuenta la pareja. La mayoría de las tiendas de alimentación se encuentran cerradas, a pesar de que el Gobierno sostiene que garantiza los suministros básicos. "Para conseguir comida tienes que intentar evitar a las autoridades, policía y militares, porque si te cogen fuera de casa, te pegan con varas de bambú y te quitan el vehículo, en algunos casos te detienen", afirma Carlos.

Al problema de abastecimiento y la brutalidad policial se suma el recelo de los habitantes locales, que según relata la pareja, "al principio te sonreían, pero ahora te dicen 'go home' y se ponen las mascarillas, como si nosotros fuéramos el virus".

La repatriación no es una opción para los dos, aunque sí para Carlos. Tras hacer presión consiguió un viaje a España no gratuito. Este vuelo con fecha de 4 de abril no ha podido cogerlo, ya que su pareja, que es posible que esté embarazada, carece de permiso de residencia. "No voy a dejarla aquí sola, ninguna persona haría eso", sentencia el asturiano.

Volver a Bangkok tampoco es posible, ni que Margarita regrese a Rusia. La única oportunidad que tenían despegó el pasado sábado. "Me consta que, si se quiere, se puede, que la Embajada de España o el Ministerio, quien descuelgue el teléfono en el momento oportuno, puede hacer que ella entre en el avión, porque de hecho no va a ir lleno, van a quedar plazas vacías y, por supuesto, asumiríamos los gastos de su asiento", explicaba Carlos esa misma semana.

Pablo y Flavia sí volaron rumbo a España. Esta pareja que se encontraba en Nueva Delhi reside en Benidorm (Alicante) y su principal problema es el económico, ya que este vuelo de repatriación puede ascender a los 600 euros. "El coste del billete no puede determinarse todavía con exactitud, pues dependerá de la ocupación del avión y otros factores. La Embajada sí puede asegurar que no superará los 600 euros", les notificaba la Embajada el pasado miércoles.

Para Pablo, que se encuentra en el paro, 600 euros por persona es un coste que no puede asumir. "Nuestro plan era volver el pasado 25 de marzo, antes de los 90 días de permiso para reactivar el paro, si después de estos meses el dinero que tenía era lo justo. Ahora, tras la cancelación de vuelos y pagar hostales para poder dormir aquí, es una cantidad que no tengo", afirmaba.

Pocas horas después, les llegaba una buena noticia, "el pago del vuelo se hará a su llegada a España", advertía el correo electrónico. Aunque la situación económica de esta pareja es "casi caótica" la facilidad de poder pagarlo en el destino es un alivio "quizá nos den la opción de un plan de pago", comentan ilusionados por poder volver a su casa.

En Irán "no podemos usar nuestras cuentas bancarias para sacar dinero"

Estefi con dos de sus perros entre Tabas y Khor (Irán).

Jaime y Estefi son una pareja de madrileños que emprendieron un viaje con sus tres perros y su furgoneta hasta India, no sabían que su parada en Irán se prolongaría hasta nuevo aviso. "Durante un tiempo intentamos salir en avión, pero como viajamos con nuestros tres perros no era posible. Todas las aerolíneas nos dijeron que no, la Embajada de España no nos ha ayudado en absoluto. Ya nos hemos hecho a la idea de que no vamos a tener que quedar en Irán hasta que esto termine", comentan Jaime y Estefi.

Esta joven pareja y sus tres perros se encuentran en las montañas, entre Tabas y Khor, lejos de núcleos urbanos para evitar el contagio. Su día a día pasa por hacer fuego para cocinar y calentarse por las noches. "Solemos dar un paseo con los perros, subimos alguna montaña o nos vamos a unas dunas. Por la tarde, intentamos recolectar toda la madera que podemos y por la noche, jugamos a algún juego de cartas o algo que nos inventemos. Hacemos cosas para mantenernos distraídos", cuentan, optimistas, estos madrileños. Una vez a la semana bajan de las montañas para hacer la compra y llenar los tanques de agua. Agua que racionan, para no quedarse sin ella hasta la semana siguiente.

A esto se suma que los perros no están bien vistos en el país islámico. "Al ser turistas y tener un montón de papeleo que hicimos antes de venir, no tuvimos problemas", pero ahora el acceso al pienso es prácticamente imposible. "Estamos teniendo que cocinar para los perros, gastamos más dinero en eso que en nuestra propia comida", cuenta la pareja.

El mayor problema que tienen Estefi y Jaime es la falta de recursos económicos. "No podemos usar nuestras cuentas bancarias españolas para sacar dinero. Tienes que sacarlo en efectivo antes de entrar en Irán. Nosotros contábamos con estar aquí solamente un mes, llevamos dos meses y camino de más. Sacamos efectivo para ese mes y algún imprevisto. Pero el dinero se acaba", señala Estefi.

Por aire no pueden salir por Tole, Lis y Zeus (sus tres perros) y por tierra, al encontrarse las fronteras cerradas, tampoco. "Para salir de Europa a Asia con un vehículo se necesita un carnet de Passage. Es como un pasaporte, todos los países te tienen que sellar la entrada y la salida –cuentan a infoLibre– para garantizar que no lo vas a vender ni dejar en Asia, si no tienes sellada la salida no te devuelven ese depósito y tienes que seguir pagando los intereses de por vida".

"Mi hija no tiene cobertura sanitaria, ya que no es española ni tampoco ucraniana"

"Somos un matrimonio español que hemos sido padres por gestación subrogada en febrero en la ciudad de Kiev…", comienza así su relato M.M.V. al ponerse en contacto con infoLibre. La inscripción consular de los bebes nacidos por gestación subrogada solo puede llevarse a cabo si se presenta una sentencia judicial que demuestre la filiación paterna. En países como Ucrania no existe la posibilidad de disponer de una sentencia de este tipo. Ante esto, es necesario solicitar un pasaporte ucraniano para que el bebé pueda entrar en España.

Esta niña nació prematura, dos meses antes de su fecha prevista, tras tres semanas ingresada y en pleno proceso para conseguir el pasaporte "ocurrió lo que jamás pensamos, el virus que ha conseguido paralizar el mundo", relata la pareja. Las administraciones ucranianas se encuentran paralizadas, por lo que M.M.V. y R.P.G. no pueden conseguir la documentación para la niña. "Actualmente, son cerca de tres meses para conseguir su registro, la ciudadanía y posterior pasaporte ucraniano para poder abandonar el país. Pero con esta situación, están cerradas las administraciones, y por tanto, no sabremos cuándo podremos iniciarlas para regresar". Además, en caso de que la niña necesite una asistencia médica especializada no tiene posibilidad de que la atiendan. "Mi hija no tiene cobertura sanitaria, ya que no es española, ni tampoco ucraniana", cuenta M.M.V.

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Esta pareja y otras tantas en su misma situación se han puesto en contacto a través de Apingu, la asociación de familias por gestación subrogada en Georgia y Ucrania. Han pedido a la Embajada y al Ministerio de Asuntos Exteriores un salvoconducto para poder agilizar los papeles o realizarlos en España. Algo que según nos cuentan "se ha realizado con otros padres de Italia, Francia o Argentina –afirman– desde las instituciones nos dicen que nos acojamos a la instrucción administrativa y que no se recomienda realizar aquí este proceso".

Su intención no es abrir un debate sobre la gestación subrogada, sino auxilio en una situación de extraordinaria emergencia. "Somos varias familias españolas atrapadas con nuestros bebés, las cuales solicitamos que se nos ayude, no estamos hablando de gestación subrogada, estamos planteando una situación de fuerza mayor", denuncian.

La urgencia por volver a España de M.M.V. tiene un añadido, su madre que es dependiente y vive en una residencia se encuentra ingresada en el hospital por un posible caso de coronavirus. "De momento ella responde bien, desconocemos cuándo será dada de alta, pero no sabemos si llevarla de nuevo a la residencia ya que allí el riesgo es grande. El ingreso está siendo muy duro, ella se encuentra desubicada sin ningún familiar y sola con la lejanía no es fácil llevar esta situación", relata impotente M.M.V.

Son muchos los españoles que esta pandemia les cogió fuera de su país de origen o de su residencia habitual en el extranjero. Aunque hay vuelos de repatriación con escasas plazas, las circunstancias personales de todos esos españoles en apuros es muy variada. Carlos y Margarita, por ejemplo, tienen que enfrentarse en India a las autoridades para poder conseguir algo comida, Estefi y Jaime llevan con optimismo vivir estos días en las montañas de Irán y M.M.V. y R.P.G. tienen que verse atrapados en una burocracia paralizada para poder salir con una niña prematura, nacida por gestación subrogada, de Ucrania.

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