Furo da Laura, el astillero de los narcosubmarinos transoceánicos que traen la cocaína a la Península

Uno de los narcosubmarinos construidos en Furo da Laura, en el norte de Brasil, en 2016.

Las investigaciones de Narcodiario revelaban ya en 2018, un año antes de la caída del narcosubmarino hundido en Aldán (Pontevedra), que los colombianos llevaban más de una década enviando alijos de cocaína hacia Galicia en bodegas de semisumergibles. Las fuentes eran de primera mano: narcos colombianos que habían cruzado el Atlántico, la Brigada Central de Estupefacientes e incluso la aparición de tripulantes extra en pesqueros como el San Miguel, interceptado en 2008 con un cargamento de cocaína que, se piensa, había recogido de uno de estos artefactos navales.

Las pesquisas policiales desarrolladas a raíz de la caída del narcosubmarino de Aldán en noviembre de 2019 situaron su partida en la desembocadura del río Amazonas, al norte de Brasil, y su ensamblaje en las inmediaciones. Ahora, con la llegada del mayor alijo jamás incautado en este medio de transporte, los 6.600 kilos intervenidos entre Azores y Canarias la semana pasada, ese mismo lugar del planeta vuelve a estar en el foco. La Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, la Administración para el Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés), la Agencia Nacional Contra el Crimen (NCA) británica y la Polícia Judiciária lusa señalaron al norte de Brasil como punto de partida del batiscafo.

Inhóspito y deshabitado

Todos los indicios apuntan a un mismo enclave. La Policía Nacional fijó en su momento la presencia de estos aparatos en la costa atlántica más cercana a la desembocadura del Amazonas. Manejaba incluso algunas imágenes frente a Surinam y Guyana en las que se apreciaba la silueta de los narcosubmarinos poniendo rumbo a Europa.

Ahora, este periódico ha descubierto que, ya en 2016 al menos tres narcosubmarinos de características casi idénticas a las del Che, el que llegó a la ría de Aldán en noviembre de 2019, fueron ensamblados en el Furo da Laura, uno de los brazos que circundan el tramo final del río Amazonas, no lejos de la localidad de Belén, si bien varios kilómetros al este de dicha ciudad, en un entorno inhóspito y prácticamente deshabitado.

“Tenemos información de que dos de esos narcosubmarinos partieron y coronaron”, confirma uno de los mayores expertos en la lucha contra el narcotráfico de la Policía Federal de Brasil. La hipótesis que maneja es que su destino era España.

Capturado en las Azores el mayor narcosubmarino que ha cruzado el Atlántico con rumbo a la Península

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Este agente y el resto de su equipo se incautaron del tercero de los submarinos, ubicado en el citado entorno. “Es una zona de manglares con mareas que alcanzan los 10 metros”, explica. El batiscafo quedó encallado en una de esas mareas mal calculadas por los narcotraficantes.

Constructores navales colombianos

Los narcosubmarinos tienen su origen en Colombia, en los manglares ubicados en la costa del Pacífico. En esa zona se ubican astilleros clandestinos en los que se construyen los cascos y se ensamblan hasta que parten bordeando la costa en dirección a Centroamérica y, en ocasiones, hasta cerca de México. Ellos son los responsables de la patente del invento criminal y también están detrás de lo que ocurre en la desembocadura del Amazonas.

El modus operandi que se ha podido acreditar indica que los colombianos se desplazan a esa zona transportando todo el material preciso para la construcción de los semisumergibles y su preparación para el viaje hacia Europa. En esa misma zona se han localizado claras evidencias de la presencia de colombianos, que instalan astilleros efímeros y se mueven en busca de clandestinidad. Así comienza la ruta de los narcosubmarinos transoceánicos, una ruta cada vez más recurrente y conocida a este lado del Atlántico. 

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