Amenazas, intimidación y mentiras: la peligrosa estrategia del caos de Donald Trump

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Alexis Buisson (Mediapart)

Nueva York, Estados Unidos —

Al ver a Donald Trump estos días batiéndose contra la justicia y sus adversarios políticos, viene a la mente un nombre: Roy Cohn. El abogado neoyorquino, fallecido en 1986, que fue mentor del empresario Trump cuando intentaba hacerse un nombre en los círculos inmobiliarios de la Gran Manzana. 

Según su primo David Marcus, Cohn, un hombre sulfuroso con estrechos vínculos con la mafia, enseñó a su "discípulo favorito" tres estrategias: "Cuando te ataquen, contraataca aún más fuerte; encuentra a alguien más débil para utilizarlo como chivo expiatorio; aturde y distrae a todo el mundo con una nebulosa de mentiras". Así lo escribió en un artículo de opinión publicado en USA Today en 2021.

Trump no es conocido por ser disciplinado, pero como jefe, candidato y luego ocupante de la Casa Blanca, el multimillonario siguió al pie de la letra esos diabólicos consejos. Y lo sigue haciendo hoy, acusado penalmente, como favorito a las primarias presidenciales republicanas de 2024.

El jueves 24 de agosto, Trump fue formalmente detenido en Atlanta e imputado en el cuarto caso que pende sobre su cabeza: su papel en el intento presuntamente ilícito de revertir la victoria de Joe Biden en el Estado clave de Georgia.

Siguiendo los consejos de Roy Cohn, está intensificando sus ataques contra el sistema judicial, cuya "instrumentalización por parte del régimen de Biden está sacada directamente de una película de terror de la Rusia estalinista", según dijo en una reciente reunión. Sobre todo contra los tres fiscales que dirigen las investigaciones contra él.

A Jack Smith, encargado del caso de los documentos confidenciales encontrados en las residencias privadas del ex presidente y del ataque al Capitolio, le considera un "degenerado". Alvin Bragg, que investiga desde Nueva York los pagos secretos de Trump a la actriz porno Stormy Daniels, es un "animal" y "un psicópata que odia a Estados Unidos". Y la afroamericana Fani Willis, la fiscal demócrata del condado de Fulton que investiga su supuesta campaña para impugnar el resultado de las elecciones presidenciales en Georgia, es descrita como una "marxista lunática", "racista" y una "izquierdista radical".

Un clima de miedo y nerviosismo

Esa retórica violenta, destinada a socavar la credibilidad de los procesos judiciales en curso, ha creado un clima de miedo y nerviosismo. En marzo, poco antes de la primera acusación, el fiscal negro de Manhattan Alvin Bragg tuvo que protegerse con guardaespaldas. Al parecer, recibió cientos de amenazas de muerte y mensajes racistas, incluida una carta con polvo blanco que resultó ser inofensiva.

Jack Smith también contrató protección, y algunos miembros del equipo de Fani Willis se pusieron chalecos antibalas a petición de su jefa por miedo a la violencia.

Otras figuras menos conocidas tampoco han escapado a la ira de los trumpistas. La jueza Tanya Chutkan, que supervisará el posible juicio al ex presidente en Washington, fue recientemente amenazada de muerte por teléfono. Al otro lado de la línea, un tejano pro-Trump le dijo: "Estás en nuestro punto de mira, queremos matarte". Y añadió: "Si Trump no es elegido en 2024, iremos a liquidarte". Anteriormente, el republicano había descrito a la magistrada nombrada por Obama como "altamente partidista" y "muy parcial e injusta". 

Donald Trump ha pagado más de 55 millones de euros a más de 100 abogados desde el ataque al Capitolio del 6 de enero de 2021.

En Georgia, algunos miembros del jurado de ciudadanos que acusó a Donald Trump y a otras dieciocho personas a mediados de agosto estuvieron también atemorizados. Sus direcciones, caras y números de teléfono se publicaron en varios sitios web y redes sociales de extrema derecha. Hay una investigación policial en curso.

El acuerdo de puesta en libertad bajo fianza de Donald Trump, negociado entre el equipo de defensa del multimillonario y la oficina de la fiscal Willis, refleja el temor a una escalada. En concreto, estipula que el ex presidente no debe intimidar a testigos ni a otros acusados y le prohíbe proferir "cualquier amenaza directa o indirecta contra la comunidad o cualquier propiedad dentro de ella", incluso en forma de mensajes escritos por él o republicados en redes sociales.

El jueves, al igual que sus coacusados, Donald Trump pasó brevemente por la cárcel del condado de Fulton, donde fue puesto bajo arresto y quedó en libertad tras pagar una fianza de 200.000 dólares.

El rostro cerrado, cejas fruncidas, mirada desafiante, así aparece Donald Trump en la ficha policial a la que fue sometido, algo inédito para un ex presidente en la historia de Estados Unidos.

Había escapado a la acción de la justicia en sus tres acusaciones penales anteriores, pero el candidato multimillonario no se amilanó ante esta instantánea potencialmente infame. Esa "foto policial", tomada en el departamento del sheriff de la capital del Estado de Georgia, apareció instantáneamente en las portadas de los medios de comunicación americanos y recorrió las redes sociales. Su abogado personal, el ex fiscal y ex alcalde de Nueva York Rudolph "Rudy" Giuliani, ya ha había pasado por ello.

Exaltación permanente

Donald Trump no tiene ningún interés en calmar los ánimos. Su objetivo es crear el caos hasta que gane las elecciones presidenciales en noviembre de 2024, pues cree que eso significará el fin de algunos de sus problemas. De momento, su constante exaltación le ha ayudado en la campaña por la nominación republicana a la Casa Blanca.

Sigue muy por delante en las encuestas, con una ventaja de casi cuarenta puntos sobre su principal rival, el gobernador de Florida, Ron DeSantis. La ventaja es tan amplia que Trump se permitió el lujo de no acudir al primer debate televisado de las primarias, celebrado en Wisconsin el miércoles por la noche, y ya ha anunciado que no participará en los siguientes.

“Muchos votantes republicanos ven los problemas legales de Trump como maniobras políticas", afirma Tristan Cabello, politólogo de la Universidad Johns Hopkins. “Las encuestas muestran que la mayoría de ellos cree que estas acusaciones tienen motivaciones políticas, destinadas a silenciar a Trump o impedir que se presente, reforzando así su imagen de presidente perseguido."

 

Su base no vota por sus ideas, sino porque es Donald Trump. Un quebradero de cabeza para sus competidores.

Trump también se ha dado cuenta de que esta postura de victimismo puede ser lucrativa, en un momento en que se acumulan sus facturas: ha pagado casi 60 millones de dólares (más de 55 millones de euros) a más de un centenar de abogados desde el ataque al Capitolio el 6 de enero de 2021, según un análisis de Associated Press.

Antes y después de su primera imputación en marzo en Nueva York, registró más de 115.000 donaciones iniciales en la plataforma de recaudación de fondos WinRed, a las que siguieron otras 29.000 tras su comparecencia en Miami por el caso de los documentos secretos de la Casa Blanca. Terminó junio con casi 400.000 apoyos financieros en Internet. Esa cifra es casi diez veces superior a la registrada por el segundo candidato, el senador por Carolina del Sur Tim Scott. Sin embargo, la cantidad de dinero recaudado en línea ha disminuido al ir apareciendo más acusaciones. ¿Una advertencia?

Para Kenneth Janda, profesor emérito de Ciencias Políticas de la Universidad Northwestern y autor de un libro sobre la historia del Partido Republicano, el ex presidente no tiene nada de qué preocuparse. "El hecho de que impugnara el resultado de las últimas elecciones presidenciales y de que siga siendo el favorito de la derecha demuestra que el culto a su personalidad sigue siendo fuerte. Sus bases no votan por sus ideas, sino porque es Donald Trump. Un quebradero de cabeza para sus rivales.”

Para este experto, incluso tiene "aún más influencia sobre sus seguidores que durante su primera campaña en 2016". La razón es, en parte, institucional. Para elegir a los delegados que investirán formalmente al candidato a las elecciones generales en la convención nacional que se celebra en verano, los republicanos recurren en gran medida al sistema "winner takes all” (el ganador se lo lleva todo), por el que quien queda primero en un determinado Estado gana todos sus delegados. Estas reglas limitan enormemente el margen de influencia de los perdedores, que estarían mejor representados en un sistema proporcional.

Porque, gracias a sus aliados en los Estados federados, el ex presidente aumentó de siete a diecisiete el número de territorios que utilizaban este método cuando estaba en el poder. “No hay ninguna posibilidad de que los republicanos nominen a nadie más, salvo quizás que Donald Trump sea enviado a prisión", dice Kenneth Janda. “¡E incluso así!". Roy Cohn puede estar orgulloso de su criatura.

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Traducción de Miguel López

 

Al ver a Donald Trump estos días batiéndose contra la justicia y sus adversarios políticos, viene a la mente un nombre: Roy Cohn. El abogado neoyorquino, fallecido en 1986, que fue mentor del empresario Trump cuando intentaba hacerse un nombre en los círculos inmobiliarios de la Gran Manzana. 

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