Francia
Las causas pendientes de Sarkozy
¿Quiere volver al Palacio del Elíseo pese a sus causas pendientes con la Justicia o lo hace precisamente por tener abiertas dichas causas? ¿Da a entender que se trata de un sacrificio (y que se pone “al servicio de Francia”) o más bien busca protegerse, amordazando con ello a jueces y policías, y beneficiándose además de una inmunidad presidencial durante cinco años? He ahí las dudas que se plantean tras conocerse la intención de Nicolás Sarkozy de regresar a la vida política activa, tal y como anunció él mismo el pasado viernes 19 de septiembre en su cuenta de Facebook. El exjefe de Estado, que anunció su intención de cambiar de vida tras la derrota electoral de 2012, antes de dar marcha atrás, tendrá que salvar algunos escollos en forma de causas judiciales que pueden alterar su agenda y copar sus comparecencias públicas.
En un primer momento, antes de anunciar su regreso, Nicolás Sarkozy optó por atacar a los jueces. Adoptó un papel de mártir, se hizo pasar por víctima de un hipotético complot politico-judicial. Una apuesta berlusconiana a todo o nada ya que más bien puede jugar en su contra, en lugar de ayudarle a convencer a nadie.
Más recientemente, el expresidente de la República francesa se ha encargado de reconstruir una auténtica guardia pretoriana. Para ello, confió el puesto de director de campaña a Frédéric Péchenard. Péchenard –nombrado director general de la Policía Nacional por el propio Nicolás Sarkozy para luego ser destituido, en aras de la alternancia en el cargo, tras evitar ser imputado en un caso de espionaje a periodistas– es un “gran poli” que ha hecho carrera en la Policía Judicial y con la derecha. La querencia policial de Nicolás Sarkozy no es ningún secreto; en su día ya nombró a Michel Gaudin –antiguo prefecto de Policía de París y exdirector general de la Policía Judicial también él– como director de su gabinete de expresidente de la República tras la derrota.
A día de hoy, esta doble elección Gaudin-Péchenard tal vez sea una garantía de éxito, pero no es casual. Para el acusado (y exabogado mercantilista) Sarkozy, se trata tanto de estar protegido como de estar informado. Una concepción de la política que otorga, como queda de manifiesto, un lugar importante al papel de la policía ordinaria y al de la policía judicial.
Causas abiertan no le faltan, de ahí que esta inquietud sea legítima. El caso más perjudicial para Nicolás Sarkozy es sin duda el relacionado con las escuchas Azibert-Herzorg Azibert-Herzorg, en el que el expresidente está imputado desde el 2 de julio por “corrupción activa”, “tráfico de influencias” y “recelo de violación del secreto profesional”, una suerte que comparte con su abogado y amigo íntimo, Thierry Herzog.
Cuando el contenido de una causa pinta mal, los abogados acostumbran a poner el foco en el procedimiento. Nicolás Sarkozy solicitó recientemente la anulación de las escuchas. Pretende con ello obtener, de rebote, la anulación de su imputación y, finalmente, de todo el procedimiento entero. La batalla procesal será larga.
No se trata esta del único asunto judicializado que amenaza, a distinto nivel, a Nicolás Sarkozy. Hay abierta una investigación judicial relacionada con la posible financiación libia de la campaña presidencial de 2007. No es descabellado pensar que el candidato Sarkozy vaya a resultar imputado.
Por otro lado, dos investigaciones preliminares adicionales están en curso (en un tribunal de París), una sobre el pago de una multa, tras invalidarse las cuentas de la campaña de 2012, y otra sobre la financiación de un mitin en Toulon (sureste de Francia) a finales de 2011, que también podría tener consecuencias penales.
En menor medida, Nicolás Sarkozy también puede verse salpicado por el caso Karachi. Al inhibirse del caso en beneficio de la Corte de Justicia de la República, el juez Renaud Van Ruymbeke da a entender que el exministro de Presupuesto Edouard Balladur puede pasar a ser testigo asistido –figura judicial entre el testigo y el imputado– en este caso de Estado.
No queda aquí la cosa. Hay otros procedimientos judiciales que, si bien no conciernen directamente a Nicolás Sarkozy, dicen mucho sobre su forma de entender el ejercicio del poder, sobre sus amistades y sobre los temas en juego en este quinquenio.
Las facturas falsas emitidas por Bygmalion a nombre de la formación UMP están siendo investigadas (desde el pasado 27 de junio, por los supuestos delitos de “falsificación y uso de documentos falsificados”, “abuso de confianza” y “tentativa de estafa”); lo que puede provocar un terremoto en el partido, dirigido por Jean-François Copé.
Los gastos en las partidas de comunicación y sondeos en los que incurrió el gobierno de François Fillon también son objeto de una investigación judicial desde el 29 de julio (por los supuestos delitos de “favoritismo” y “malversación de fondos públicos”). En lo que atañe a los sondeos encargado por el Elíseo y Patrick Buisson, se inició también una investigación por “favoritismo” y “malversación de fondos públicos” desde hace varios años.
A todos estos casos, hay que añadir la doble investigación llevada a cabo con relación al arbitraje fraudulento en favor del Bernard Tapie. El empresario acudió varias ocasiones en el Elíseo y su amigo Sarkozy siempre se mostró receptivo al arbitraje que tantos le beneficiaba. Una solución amañada que le costó 403 millones de euros a los contribuyentes.
Tampoco se puede pasar por alto el caso François Pérol, un asunto en el que el exconsejero del Elíseo, catapultado a la cabeza del grupo bancario BPCE por Nicolás Sarkozy, está imputado.
La justicia francesa suspende una investigación en la que Sarkozy está imputado
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Con todos estos frentes abiertos en el entorno más próximo de Sarkozy, las cosas no van a quedar aquí. Por si fuese poco, a partir del 26 de enero de 2015, dará comienzo en un tribunal de Burdeos el juicio por el caso Bettencourt que durante cuatro o cinco semanas tendrá que dictaminar cuáles eran las relaciones del Estado-UMP, los intereses imbricados y los lazos incestuosos del mundo de los negocios y de las grandes fortunas con el entorno de Sarkozy.
Éric Woerth, antiguo tesorero de la campaña de 2007 y de la UMP y exministro de Presupuesto de Nicolás Sarkozy, está entre los imputados y será juzgado. Antes, en marzo, dará comienzo un segundo proceso, en el que también será juzgado por “tráfico de influencias” por la legión de honor concedida a Patrice de Maistre. Nicolás Sarkozy había sido imputado también en el caso Bettencourt aunque finalmente fue sobreseído.
Traducción: Mariola Moreno