Recep Tayyip Erdogan, presidente de Turquía, es un hombre rico, aunque no se sabe cuánto. Sus detractores mantienen que posee un patrimonio que asciende a varios miles de millones de euros, fruto de la especulación y de la corrupción que impera desde que su partido, el AKP, de corte islámico conservador, llegó en 2003 al Gobierno. Aunque, hasta la fecha, no existían pruebas.
Las investigaciones llevadas a cabo por la Red Europea de Periodismo (EIC), de la que forma parte Mediapart, socio editorial de infoLibre, y el análisis de los llamados Malta Files, han permitido conocer, por vez primera, una operación secreta del clan Erdogan que demuestra cómo la familia del presidente se aprovechó de su condición para enriquecerse. El modus operandi es conocido en Turquía: los políticos evitan ensuciarse las manos y, para ello, dejan la gestión del negocio en algún miembro de su familia.
Estas investigaciones han permitido conocer que la familia Erdogan tiene un petrolero, el Agdash, conseguido a través de una compañía offshore y de una sociedad pantalla, registrada en la ila de Man, de nombre Bumerz Limited. Dicha denominación se corresponde con los patronímicos de sus principales titulares: el hijo del presidente Burak Erdogan, su hermano Mustafa Erdogan y su cuñado Ziya Ilgen.
El petrolero fue un obsequio de dos hombres de negocios próximos al presidente Erdogan. El primero, Sitki Ayan, abonó 6,2 millones de euros; el segundo, Mübariz Mansimov, desembolsó 20,3 millones de euros en concepto de alquileres para utilizar el navío. En total, la familia Erdogan percibió 26,5 millones de euros sólo gracias a la operación Agdash, según las investigaciones de la EIC.
Mübariz Mansimov, quien pagó las tres cuartas parte del dinero, es un multimillonario de Azerbayán, nacionalizado turco por Erdogan. A sus 48 años, posee y dirige el holding marítimo Palmali, que tiene su sede en Estambul. ¿El regalo era el precio de la nacionalización? ¿Obtuvo otras contrapartidas? Con independencia de cuál es su vinculación con Recep Tayyip Erdogan, resulta difícil de imaginar que el hombre de negocios haya podido hacerle un regalo semejante por mera amistad. Contactados por la EIC, ni la Presidencia turca ni Mansimov ni Sitki Ayan, así como tampoco los miembros de la familia Erdogan, implicados en este entramado societario, han respondido a nuestras llamadas.
La transformación de Turquía en una cleptocracia empezó mucho antes de la deriva autoritaria de Recep Tayyip Erdogan y su respuesta al golpe de Estado fallido perpetrado el pasado verano –y marcado por una purga, la censura en los medios de comunicación y una oleada de arrestos sin precedentes–. En 2008, el entonces primer ministro Erdogan era considerado en Occidente, y por buena parte de la población turca, un reformista capaz de democratizar al país.
En julio de 2008, Erdogan a punto estuvo de ser expulsado del poder, a raíz de su procesamiento –y el de su partido– por violar el principio de laicidad. Le salvó el Tribunal Supremo, que falló a su favor por un estrecho margen. Tres meses después, su familia alcanzaba con Mübariz Mansimov el jugoso acuerdo del Agdash.
Mansimov nació en Bakú, capital de Azerbayán. Después de hacer carrera en el Ejército soviético, dio el salto al sector marítimo, tras la caída de la URSS: empezó a trabajar en los astilleros de Azerbayán. Enseguida fundó su propia empresa relacionada con el mundo del mar: Palmali. Tiene un patrimonio estimado de 1.500 millones de euros y dispone de una flota de cien navíos; Mansimov controla alrededor de las dos terceras partes del transporte del petróleo en el mar Negro.
Muy bien relacionado, Mansimov es una persona cercana a Donald Trump, hasta el punto de que asistió, en Washington, a la ceremonia de investidura del nuevo presidente de Estados Unidos en enero pasado. Además, cuando se inauguró, en 2009, en Estambul la Trump Tower, Mansimov fue el primer cliente. Compró la bagatela de ocho apartamentos, entre ellos el lujos ático que corona esta torre de 39 plantas.
Mansimov empezó sus operaciones marítimas en Turquía en 1998. En 2006, consiguió la nacionalidad turca y adoptó el nombre turco de Mübariz Gurbanoglu, oficialmente porque se lo pidió el primer ministro Erdogan. “Nuestro primer ministro bienamado me preguntó: ‘¿No quieres convertirte en ciudadano turco?’, contó Mansimov en una entrevista. Una persona cercana al hombre de negocios aseguró a la EIC que había comprado su nuevo pasaporte, aspecto éste que no se ha podido corroborar. Lo que parece indiscutible es que contribuyó al enriquecimiento del clan Erdogan.
Mansimov encargó el Agdash a comienzos de 2007 a un astillero ruso, United Shipping. En marzo de 2007, constituyó una empresa en Malta, Pal Shipping Trader One, que figurará como propietaria del el petrolero. Ese mismo mes, el cuñado de Erdogan, Ziya Ilgen, registró la sociedad Bumerz Limited en la isla de Man, un paraíso fiscal conocido por su opacidad y situada entre Irlanda y Reino Unido. Bumerz Limited está bajo control de una empresa turca que pertenece al hijo del presidente Burak Erdogan, a su hermano Mustafá Erdogan y a su cuñado Ziya Ilgen. Este último es un exprofesor que pocas veces se deja ver en público. Supuestamente, éste fue el encargado de gestionar los negocios de Erdogan cuando se convirtió en primer ministro en 2003.
Mansimov recibió en el otoño de 2007 el Agdash, valorado en 25 millones de dólares. Para pagar el grueso del importe, el multimillonario de turco-azerbayano negoció un préstamo de 18,4 millones de dólares (16,4 millones de euros) en un banco letón, Parex, conocido por haber blanqueado el dinero de personalidades corruptas de Europa del Este y de la antigua URSS. Eso sí, Mansimov nunca llegó a firmar el préstamo. Curiosamente, el multimillonario prefirió no recibir el dinero.
Para completar la operación de financiación, Mansimov recurre a Sitki Ayan; amigo de la infancia del presidente Erdogan, este hombre de negocios se vio salpicado por un grave escándalo en 2013, cuando se publicaron las conversaciones telefónicas mantenidas por Erdogan y su hijo Bilal, en las que aludía a los sobornos pagados a un tal Sitki, a cambio de favores por parte del Estado turco. En 2008, Ayan pagaba 7 millones de dólares (6,2 millones de euros) al grupo de Mansimov como contribución por el Agdash sin que esta aportación se traduzca en participación alguna en el navío. No es de extrañar, en realidad, el regalo es para el clan Erdogan.
Millones adicionales
A partir del otoño de 2007, el Agdash, propiedad de Mansimov, empezó a navegar por aguar del mar del Norte y por el Báltico, haciendo escala en las terminales petrolíferas letonas, neerlandesas y británicas. Durante este tiempo, el primer ministro Erdogan se encontraba bajo la presión de los militares y de los tribunales turcos.
En octubre de 2008 se da una curiosa coincidencia: una vez que las amenazas que se ciernen sobre Erdogan desaparecen, Bumerz Limited, la sociedad pantalla gestionada por su cuñado en la isla de Man, pasa a ser propiedad en un 100% de Pal Shipping Trader One, la compañía maltesa dueña del Agdash. Al día siguiente del traspaso, el 24 de octubre de 2008, el banco Parex otorga el préstamo de 18,4 millones de dólares a Bumerz. En varios documentos relativos a estos préstamos, a los que ha tenido acceso la EIC, aparece la firma de Ziya Ilgen, el cuñado del presidente.
Pero la familia de Erdogan nunca devolvió ni un céntimo. Quien se encarga es Mübariz Mansimov. Según varios documentos malteses, Palmali Shipping, una empresa del multimillonario radicada en la isla de Nieves (paraíso fiscal en las Antillas), alcanzó un acuerdo con Bumerz Limited, en virtud del cual se compromete a “pagar a Parex Bank los plazos [del préstamo], del 1º al 37º, en lugar de abonarlos Bumerz Limited, ya sea mediante un contrato de arrendamiento firmado con Pal Shipping Trader One Co Ltd, o directamente a Bumerz Limited”.
En resumen, Mansimov le regaló el Agdash al clan Erdogan, ya que él les alquiló el barco (a través del contrato con Pal Shipping Trader One) hasta la devolución del préstamo. Entre 2008 y finales de 2015, pagó de este modo al menos 19 millones en concepto de alquileres a la sociedad pantalla gestionada por el cuñado de Erdogan.
Casualmente, a raíz de este acuerdo secreto de 2008, los negocios de Mübariv Mansimov pasaban a ser florecientes en Turquía, sobre todo gracias a las operaciones cerradas con el Estado. Así, de ser un empresario marítimo, el multimillonario pasó a convertirse en un peso pesado presente en el sector sanitario, en el de la energía, la construcción, el turismo, el transporte aéreo y los coches de lujo.
También consiguió la licitación del Estado para construir un puerto deportivo de lujo en la ciudad balneario de Bodum. Ese puerto ahora se conoce como el “club de los multimillonarios”, que atrae a personalidades como el príncipe Carlos y Bill Gates.
Mansimov también es accionista de Tekfen, una empresa turca de construcción que compró en 2008 junto con Socar, la compañía petrolífera estatal de Azerbayán. Tefken tiene intereses en proyectos estratégicos, como el oleoducto Bakú-Tiflis-Ceyhán, que conecta la capital de Azerbayán con el puerto petrolífero turco de Ceyhán, en el Mediterráneo. Pero también el gaseoducto turco Trans-Anatolian Natural Gas, un contrato que ronda los 500 millones de dólares.
Mansimov es alguien muy próximo a la Socar. En 2007 y en 2008, su empresa marítima Palmali firmó con la compañía estatal de Azerbayán un acuerdo para “transportar desde el puerto turco de Ceyhán, de forma exclusiva, la totalidad” del petróleo de Azerbayán que llega por el oleoducto Bakú-Tiflis-Ceyhán, durante “un periodo de diez años”.
A la luz de los documentos obtenidos por la EIC, los negocios entre Mansimov, la Socar y Turquía parecen sumamente preocupantes. Según nuestras informaciones, la Socar acaba de comprar en secreto, a través de empresas maltesas, cinco petroleros (adicionales al Adgash) que pertenecen a BMZ Group, otro holding propiedad de la familia Erdogan.
La venta se cerró en enero de 2017. El mismo mes, en el marco de las purgas que siguieron al golpe de Estado fallido, el Gobierno de Erdogan destituía a los dirigentes de la filial gasística de la Socar en Turquía, sospechosos de simpatizar con el movimiento Gülen, y los sustituía por hombres “seguros”, próximos al Gobierno. La operación aparentemente recibió la bendición de la Socar, que no protestó.
Durante los dos años que precedieron a la compra por parte de Socar, estos cinco petroleros del clan Erdogan estaban arrendados por el armador Palmali de Mübariv Mansimov. Varios medios de comunicación turcos informaron de que el multimillonario devolvía, a través de alquileres, los préstamos contraídos para comprar estos navíos. Es decir, se repetía el modelo documentado en el caso del Agdash.
Mansimov también sabe hacer favores. En 2015, el Gobierno recurrió al multimillonario para tratar de buscar una salida a una crisis abierta con Irak. La compañía petrolífera turca exportaba, sin autorización del Estado iraquí, petróleo crudo de la región autónoma del Kurdistán, a través del puerto de Ceyhán. Para enfado de Bagdad. Irak, con el apoyo público de Estados Unidos, amenazó con llevar ante la Justicia a aquéllos que comprasen los cargamentos y puso en la lista negra a la compañía marítima designada inicialmente por el Gobierno turco.
Resultado: el petróleo, a falta de compradores, se acumulaba en las cisternas del puerto de Ceyhan. Fue entonces cuando Mübariz Mansimov entró en escena; dio con una solución alternativa y, de la mano de un armador griego, empleó petroleros con pabellón de Liberia, lo que permitía continuar con las exportaciones.
Sin embargo, los Erdogan han hecho todo lo posible por ocultar su relación con Mansimov. En 2011, transmitieron las acciones de Bumerz Limited, dueño legal del Agdash, a otra sociedad también registrada en la isla de Man, Belway Limited. Dicha empresa pertenece al hombre de negocios turco Sitki Ayan –el mismo que contribuyó con 7 millones de dólares en la compra del navío en 2008– y a su hijo Bahattin.
Oficialmente el clan Erdogan ya no es el dueño del Agdash, pero los documentos que obran en poder de la EIC demuestran que los Ayan, padre e hijo, son meros testaferros. Efectivamente no hay ningún documento escrito que demuestre que compraron el navío. Ziya Ilgen, el cuñado de Erdogan, autorizó en tres ocasiones a los Ayan a efectuar gestiones por su cuenta. En un documento confidencial firmado por Ziya Ilgen, el 25 de agosto de 2014, es decir, tres años después de la supuesta “tranferencia” del navío, el cuñado de Erdogan declaraba que sigue siendo el “único beneficiario” de Pal Shipping Trader One, la compañía maltesa propietaria del Agdash.
En 2015, el préstamo concedido por el banco Parex fue reembolsado, pero Mübariz Mansimov siguió alquilándoles el Agdash al clan Erdogan. En octubre de 2015, firmó un nuevo contrato durante cinco años con Bumerz, por un importe revisado (pese a todo) a la baja: 1,2 millones de dólares anuales, frente a los 2,5 millones anteriores. Hasta ese día, el armador había pagado algo menos de 23 millones de dólares (20,3 millones de euros). Cuando finalice el contrato, a finales de 2020, habrá abonado 4,5 millones de euros más a la familia.
Por su parte, el Agdash ahora está amarrado en el puerto de Ellesmere, en la costa oeste de Reino Unido. Donde nadie sabía, hasta la fecha, que este petrolero aparentemente banal es el símbolo de la corrupción del Estado turco.
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Traducción: Mariola Moreno
Leer el texto en francés:
Recep Tayyip Erdogan, presidente de Turquía, es un hombre rico, aunque no se sabe cuánto. Sus detractores mantienen que posee un patrimonio que asciende a varios miles de millones de euros, fruto de la especulación y de la corrupción que impera desde que su partido, el AKP, de corte islámico conservador, llegó en 2003 al Gobierno. Aunque, hasta la fecha, no existían pruebas.