Con la tarde ya caída sobre Bérgamo, una columna de vehículos militares parte del cementerio y se dirige hacia la salida de la ciudad. Cada uno de ellos transporta varios féretros que serán llevados al crematorio de Módena, a Parma, Piacenza y otras ciudades de la región. El crematorio de Bérgamo ya no aguanta el ritmo de muertos. Desde hace días, esta ciudad de unos 120.000 habitantes se ha convertido en el epicentro de la epidemia del Covid-19 en Italia. El pasado miércoles, 93 personas que habían dado positivo han muerto.
Ese mismo día, el país registró el mayor número de muertos en 24 horas desde el comienzo de la epidemia: 475. En total, han muerto hasta ahora 3.405 personas en Italia, más que en China durante toda la epidemia. Según el alcalde de Bérgamo, la cifra podría ser superior ya que algunas personas han muerto sin que se les haya hecho el test. “Tenemos partes de muertes sobre todo en los hospitales, pero también en las residencias de ancianos”, precisa en la rueda de prensa diaria sobre las cifras de la epidemia el presidente del Instituto Superior de Salud Silvio Brusaferro. “No excluyo que haya también muertes de personas en sus domicilios”.
“En Bérgamo toda una generación ha sido puesta de rodillas. La gente muere en soledad porque sus allegados están o en cuarentena o en cuidados intensivos”, resume trágicamente Salvatore Asario, que llegó al hospital Papa Juan XXIII en enero para hacer su primer año como interno en anestesia y reanimación. Hoy está en primera línea de la crisis sanitaria que golpea el país: “Nuestro jefe de servicio dice que esto es como un terremoto, en 24 horas hemos visto llegar a veinte personas, luego treinta y luego cuarenta, todos con dificultades respiratorias. Todo el hospital ha sido reestructurado para hacer frente a las urgencias. Ya no hacemos diferencias entre los servicios, todas nuestras camas de cuidados intensivos están dedicadas a las personas positivas en Covid-19. Para ubicarnos las hemos renombrado como pneumocovid, gastrocovid o neurocovid”.
Dentro del hospital, los enfermos se distribuyen según la gravedad de sus síntomas: los de cuidados intensivos, incapaces de respirar por sí solos, los de ventilación asistida, los que reciben oxígeno de alto flujo a través de una especie de cascos de plástico, que son los que trata Salvatore Asaro, y también los que sólo necesitan un pequeño apoyo en oxígeno con máscaras clásicas. En todo el territorio italiano, 41.035 personas han dado positivo al Covid-19, 2.498 están aún en cuidados intensivos y más de 4.440 se han curado. “Lo que nos da miedo es el número de enfermos más que la misma enfermedad, el sistema está totalmente bajo presión”, explica el interno Salvatore Asaro. “Tememos que no haya más plazas en cuidados intensivos en Lombardía y progresivamente en las demás regiones. También existe el riesgo de saturar el sistema de transporte de enfermos, porque para transferir a un paciente positivo, intubado, hacen falta una serie de precauciones sanitarias y al menos un reanimador en la ambulancia, pero que no puede multiplicarse”, dice Asaro. Desde hace varios días, el hospital de Bérgamo, a sesenta kilómetros al norte de Milán, ha estado transfiriendo pacientes hacia otras regiones. Dos de ellos han llegado a Palermo, en Sicilia, a unos 1.500 kilómetros al sur.
“Hemos empezado a ver llegar a pacientes de ciudades medianas del norte como Bérgamo pero también de Cremona o Brescia, que ya no saben donde meter a sus enfermos. Lo mismo pasa en la zona de Apulia”, cuenta el doctor Tullio Prestileo, infecciólogo del hospital cívico Di Cristina Benfratelli de Palermo quien, horas antes de entrevistarle, recibió una llamada de un colega milanés que tenía el mismo problema. Su unidad de enfermos infecciosos normalmente tiene 16 camas, hoy todas ocupadas. Gracias a los esfuerzos de las últimas semanas, han sido añadidas 44 camas, explica el doctor Prestileo: “Tenemos, además, 40 camas en cuidados intensivos de las cuales 25 son para pacientes positivos al Covid-19. Este jueves hemos reclutado personal sanitario y médicos y por el momento podemos atender las demandas”. La pregunta que se hacen médicos y autoridades sanitarias es: ¿por cuánto tiempo? Porque todos consideran que el pico de la epidemia está aún por llegar. Algunos médicos preguntados y la mayor parte de los citados por la prensa italiana creen que llegará para el lunes o martes próximos. Otros dicen que en dos o tres semanas.
“También hay que preguntarse cuánto tiempo aguantará este ritmo el personal sanitario”, dice el infecciólogo palermitano. “Aquí hemos implantado en 72 horas unos servicios que habrían necesitado entre quince días y un mes de trabajo. Hay una dinámica increíble pero tarde o temprano nos plantearemos la cuestión del agotamiento físico y mental, sabiendo que ya empezamos a tener un número importante de médicos y sanitarios infectados”. Desde el comienzo de la epidemia han muerto trece médicos en Lombardía, de ellos cinco en las últimas 24 horas. “Desde hace unos diez días, hemos cambiado los trajes de protección por miedo a que los actuales, compuestos por un gorro, guantes, máscara FPP3, gafas y un mono, no nos protejan lo suficiente”, explica Sara Gilomena, una conductora de ambulancia voluntaria que pertenece a la Cruz Blanca de la sección de Brughiero, en Milán.
Los primeros casos de Covid-19 se registraron durante el fin de semana del 22 al 23 de febrero. Desde entonces representan la casi totalidad de los transportes de enfermos realizados. “Tenemos un protocolo muy estricto: dejamos a los pacientes en las carpas de triaje ya instaladas a la entrada de todos los hospitales de la región para evitar el máximo de contagios; luego tardamos una media hora en quitarnos los trajes y desinfectarnos y unos 45 minutos en desinfectar toda la ambulancia”. Sara Gilomena no sabe cuánto tiempo será sostenible la situación. “Es una cuestión económica porque este material es caro, pero también es una cuestión de abastecimiento”. La Agencia Italiana del Medicamento ha alertado también sobre las carencias en tratamientos en ciertos hospitales y piden medidas de urgencia para el reabastecimiento.
Al terminar las entrevistas, todas realizadas por teléfono, Salvatore Assaro, Tullio Prestileo y Sara Gilomena insisten sobre el mismo punto: respetar el confinamiento. “Si no seguimos todos las mismas reglas será una cadena de contagios sin fin”, dice la conductora de ambulancia lombarda. “Francia puede reaccionar con antelación en vista de lo que pasa aquí”, previene el interno de anestesia y reanimación desde Bérgamo, “confiando en la solidaridad y llamando a la responsabilidad de cada uno”. “Estamos alimentados por una globalización feroz y eso hoy nos hace daño, lo que debería incitarnos a todos a adoptar buenos comportamientos” estima el infecciólogo palermitano.
Sus palabras hacen eco con las del profesor de inmunología clínica de la Universidad de Florencia, Sergio Romagnani. En una carta a la región de la Toscana, en el centro del país, publicada por la prensa italiana, comparte los resultados de un estudio llevado a cabo en Vo'Euganeo, uno de los principales focos de contagio y uno de los once primeros municipios italianos en estar confinados desde el fin de semana del 22-23 de febrero. Los 3.000 habitantes de este pequeño municipio del Véneto fueron sometidos a la prueba. Después de cinco días no fue registrado ni un sólo caso más. “Entre el 50 y el 75% de las personas infectadas no presentan ningún síntoma o casi ninguno, aunque representan una enorme fuente de contagio (…) ya que nadie se aísla de ellas ni las teme”, nos dice el doctor Prestileo, que se basa en el estudio Characteristics of and Important lessons from the coronavirus disease 2019 outbreak in China, de los investigadores Zunyou Wu y Jennifer McGroogan, publicado en la web del JAMA (Boletín de la asociación de medicina académica). De las 72.314 personas sometidas a las pruebas del Covid-19 que cita el estudio, el 81% no presentaban apenas síntomas.
Ver másItalia anuncia 793 nuevos fallecidos con coronavirus, un total de casi 5.000 muertos y 42.000 contagios
Traducción de Miguel López.
Texto original en francés:
Con la tarde ya caída sobre Bérgamo, una columna de vehículos militares parte del cementerio y se dirige hacia la salida de la ciudad. Cada uno de ellos transporta varios féretros que serán llevados al crematorio de Módena, a Parma, Piacenza y otras ciudades de la región. El crematorio de Bérgamo ya no aguanta el ritmo de muertos. Desde hace días, esta ciudad de unos 120.000 habitantes se ha convertido en el epicentro de la epidemia del Covid-19 en Italia. El pasado miércoles, 93 personas que habían dado positivo han muerto.