Culto al músculo y a la precariedad laboral: así triunfa Basic Fit, el gigante 'low cost' de los gimnasios
Vincent Roger es todo sonrisas en la foto. El miércoles 24 de enero de 2024, en la avenida de los Campos Elíseos de París, el delegado ministerial responsable de la gran causa nacional del deporte inaugura a bombo y platillo el gimnasio número ochocientos de Basic-Fit, líder del sector Francia. Es un momento fuerte, incluso simbólico. Fue la ocasión para Basic-Fit de anunciar su asociación a la causa nacional 2024 para la actividad física y el deporte, a la que aporta 1 millón de euros.
Desconocida en Francia a principios de los años 2010, Basic-Fit se ha forjado en los últimos quince años una imagen de actor clave del deporte, reconocida en las más altas instancias estatales. La filial francesa, la más importante del primer grupo europeo de gimnasios, cuenta actualmente con 830 sucursales, una facturación anual de más de 400 millones de euros y más de 2 millones de socios. Este éxito se ha visto impulsado por una estrategia de low cost, que Mediapart (socio editorial de infoLibre) describe en esta investigación.
¿Cómo se explica el éxito de la marca? En primer lugar, por su bajo precio (19,90 euros al mes) y por su promesa de hacer el deporte accesible a todos. Todas son buenas formas de dar a conocer la marca: Teddy Riner como patrocinador, una mochila que suele ofrecese al apuntarse y que se ha convertido en el abanderado de la marca, y el apoyo a la causa nacional. "Basic-Fit da la imagen de un gimnasio accesible a todos, tanto por precio como por practicidad", afirma Guillaume Vallet, profesor de economía en la Universidad de Grenoble-Alpes y autor de La Fabrique du muscle (Edit. l'Échappée, 2022).
Cuando se quiere, se puede, y Basic-Fit está ahí para ayudar. "Es un ejemplo típico de capitalismo de vulnerabilidad", dice el investigador, “que planea sobre una nueva mitología del deporte y el músculo, popularizada en las redes sociales, para vendernos una solución individual a nuestras inseguridades. Frente a las crisis sistémicas, el individuo tiene que buscarse la vida él mismo".
Es decir, la ideología liberal aplicada a los gimnasios que, señala el investigador, también se alimenta del discurso imperante sobre una supuesta crisis de la masculinidad. "No se puede negar que también es una cultura masculina, si no masculinista. Los gimnasios modernos, de los que Basic-Fit es abanderado, sacralizan el músculo. Inculcan la creencia de que hay que ser hombres fuertes en una sociedad incierta. En cierto sentido, el músculo sirve de referencia, de ancla, de herramienta identitaria."
A la conquista del mercado francés
Siguiendo el ejemplo de Basic-Fit, otras grandes cadenas como L'Orange bleue (unos 400 gimnasios en Francia) y Fitness Park (270 gimnasios) apuestan por una imagen accesible del gimnasio para conquistar un sector que, según los expertos, está en plena expansión.
"El mercado francés va a la zaga de sus vecinos europeos. Sólo hay seis mil gimnasios en Francia frente a 12.000 en el Reino Unido y 20.000 en Alemania. El índice de penetración en el mercado [número de clientes por habitante -ndr] se sitúa actualmente entre el 8% y el 9%", explica Thierry Marquer, Director General del grupo Orange bleue. "Al optar desde el principio por una política de precios muy atractiva, con enormes presupuestos publicitarios que, en realidad, benefician a toda la profesión, Basic-Fit ha permitido que muchas personas empujen la puerta de un gimnasio por primera vez".
Los recursos son fundamentales en esta nueva guerra económica. El mercado de los gimnasios, históricamente dominado por grupos familiares y actores independientes, se ha financiado con la entrada de fondos de inversión en el capital de los grandes actores del sector. Basic-Fit France se encuentra en una posición única. La filial es una rama de un gigante, Basic-Fit N.V., empresa que cotiza en bolsa con sede en Amsterdam.
Basic-Fit basa su creación de valor en la explotación máxima de sus trabajadores
El grupo, presente en Bélgica (214 salas), Países Bajos (240 salas), España (199 salas), Alemania o Luxemburgo, cuenta con más de 4 millones de clientes en toda Europa. En el primer trimestre de 2024, registró una facturación de 284 millones de euros (un 16% más que en el último trimestre de 2023) y abrió 104 salas más. "En 2024, habremos ampliado nuestra red a unos 1.575 gimnasios", explica Basic-Fit. "Aspiramos a facturar entre 1.200 y 1.250 millones de euros."
Estos colosales recursos permitirán a la empresa saturar el mercado con gimnasios por toda Francia. Presente ya en todas las ciudades de más de 30.000 habitantes, Basic-Fit se propone ahora expandirse a las localidades más pequeñas. "Hemos pasado de un mercado mixto, con asociaciones y gimnasios independientes, a un modelo totalmente neoliberal dominado por las grandes cadenas", señala Guillaume Vallet. "Estas empresas se aprovechan de la retirada del Estado y las administraciones locales del sector deportivo."
El desarrollo de Basic-Fit se basa también en una estrategia de reducción de costes. Su tamaño y su potencia le permiten, evidentemente, realizar economías de escala; al mismo tiempo, la empresa recorta su masa salarial. En Francia, Basic-Fit limita al mínimo los contratos indefinidos, de modo que nunca hay más de un empleado en cada centro. Todos los entrenadores son autónomos y, en lugar de contratos a tiempo completo, la empresa suele ofrecer los de tiempo parcial y temporal.
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"Basic-Fit basa su creación de valor en la explotación máxima de sus trabajadores", afirma Mounya Mehdaoui, que coordina la acción de la Federación General del Trabajo de Bélgica (FGTB) en la empresa. El análisis de este sindicato, basado en los documentos financieros de la filial belga, es claro: de media, una hora de trabajo de un empleado de Basic-Fit cuesta 28,34 euros y aporta 77,97 euros. La sindicalista cree que estos beneficios han sido posibles gracias a una política salarial y de gestión de reducción constante de costes.
Basic-Fit lo explica así: "El modelo empresarial de Basic-Fit se basa en una relación calidad-precio coherente. La empresa ofrece precios competitivos gracias a una rigurosa gestión de los costes", explica a Mediapart. "Para mantener los precios atractivos y poder abrir nuestras salas más de cien horas a la semana, es esencial controlar al máximo los gastos". Una estrategia que precariza y pone en peligro a los trabajadores, como demostraremos en próximas entregas de esta investigación.
Traducción de Miguel López