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El efecto 5 Estrellas pierde fuelle en Roma
Hace algunos años que Roma arrastra fama de ser una ciudad ingobernable. Endeudada, gangrenada por los conflictos de intereses y lastrada por las disfunciones recurrentes de los servicios públicos municipales, la capital italiana a veces parece una ecuación política imposible de resolverecuación. Varios alcaldes han caído en el intento, entre ellos, Gianni Alemanno (derecha) que, tras cinco años al frente de Roma, fue desplazado en 2013 por Ignazio Marino (Partido Demócrata), antes de que este último terminase la legislatura, “traicionado” y siendo apeado del gobierno a finales de 2015, con la dimisión de sus propios compañeros de filas.
En 22 de junio de 2016, tomaba el relevo Virginia Raggi. Esta joven abogada (entonces tenía 37 años) –desconocida por el gran público y seleccionada por el Movimiento 5 Estrellas (M5S) mediante un vídeo de presentación (véase más abajo) y en primarias celebradas a través de la página del movimiento (3.862 votos en total)– obtuvo el 67% de los sufragios en la segunda vuelta. El resultado es impresionante para una mujer cuya única experiencia política era un mandato parcial como asesora en la oposición.
18 meses más tarde, al término de una rueda de prensa, Virginia Raggi respondía: “¿Si voy a aspirar a un segundo mandato? Llegar viva al final de éste ya sería todo un éxito”. La broma resume bien cómo ha sido el primer año y medio de la alcaldesa de Roma, periodo que se puede considerar agitado, cuando menos.
El nombramiento de su equipo le ha llevado la mayor parte del tiempo. Según La Stampa, en el primer año de mandato, de las 227 decisiones aprobadas por la corporación municipal, 149 deliberaciones concernían a nombramientos, revocaciones o delegaciones de poder a adjuntos a la alcaldía o a dirigentes. Una crisis de gobierno permanente que incluye la sustitución del adjunto al área de Medio Ambiente, del de Balance (dos veces) y del encargado de Urbanismo.
Más recientemente, a principios de octubre de 2017, Massimo Colomban, adjunto encargado de las partecipate (sociedades mixtas público-privadas romanas, que se encargan de la gestión de los transportes o los residuos urbanos, por ejemplo), también abandonaba el barco. Michela Di Biase –portavoz de la oposición municipal, el Partido Demócrata– acusa a la alcaldesa de falta de autoridad porque, en su opinión, sus adjuntos en realidad los nombra “la Casaleggio associati [sociedad que gestiona la web del Movimiento 5 Estrellas] en función de la imagen y de la fidelidad a la línea de Beppe Grillo”. Se trata de una crítica recurrente en la que se presenta a los representantes del M5S, Virginia Raggi y Luigi Di Maio (el líder actual del M5S) como meras marionetas a las órdenes del garante del Movimiento 5 Estrellas, el propio Beppe Grillo.
Pero los problemas a los que debe hacer frente el equipo municipal de Virginia Raggi no se limitan a un mero giro caótico. A finales de 2016, Raffaele Marra, inicialmente vicedirector del gabinete del alcalde y después jefe de servicio del personal de la capital italiana, fue detenido por las fuerzas del orden, acusado de corrupción. El hombre al que a menudo se presenta como el brazo derecho de la alcaldesa también se encuentra acusado del ascenso ilegal de su hermano, Renato Marra, también empleado municipal. La propia Virginia Raggi ha tenido que rendir cuentas ante la Justicia por el asunto, acusada de querer encubrir a Raffaele Marra. La polémica ha manchado la imagen de un movimiento que había hecho de la honestidad su baluarte.
Otra espada de Damocles pesa sobre la cabeza de la alcaldesa de Roma desde el inicio de su mandato: la gestión de los residuos urbanos. Hace varios años que la capital italiana debe hacer frente a periodos conocidos como de “crisis de las basuras”, durante los cuales las plantas de tratamiento de residuos se encuentran saturadas y los contenedores permanecen en las calles.
Virginia Raggi, que no quiere construir un nuevo vertedero, anunció su deseo por combatir esta situación aumentando el reciclaje diferenciado hasta el 70% en 2021, limitando con ello las descargas y la incineración. Esta solución ecológica, muy ambiciosa, de momento se ha quedado en papel mojado; el porcentaje de reciclado diferenciado sigue siendo de en torno al 40%, similar al mantenido por Ignazio Marino. Mientras tanto, Roma debe pagar abultadas facturas por trasladar su excedente de generación de residuos no clasificados a otras regiones italianas (incluso a terceros países).
El segundo problema que sigue sin resolverse es el relativo a los transportes. La ciudad de Roma sólo cuenta con tres líneas de metro (la línea C todavía no está terminada ni se encuentra unida a las otras dos) para una población intramuros superior a la de París, por lo que los problemas de tráfico son continuos. Según Paolo Ferrara, presidente le grupo 5 Estrellas en la corporación municipal, la alcaldesa ha analizado la cuestión. “Hemos previsto inversiones en movilidad por importe de 480 millones de euros en los próximos tres años. De ellos, 19 millones se destinarán a la compra de nuevos buses”, subraya. Una cifra que parece irrisoria si se tiene en cuenta que las deudas de la compañía de transporte romana, participada por el ayuntamiento, superan los 1.300 millones.
Sentimiento de inacción e impotencia
Para resolver estos problemas, la alcaldesa de Roma tendrá que abordar la situación deficitaria de dos grandes empresas partecipate de la ciudad. AMA, que gestiona los deshechos, y ATAC, que se ocupa de los transportes. Marco Bettini, exresponsable de prensa de Ignazio Marino y autor del libro Roma Kaputt, que cuenta los problemas de la capital, conoce bien estas dos compañías y resume la magnitud de la tarea de Virginia Raggi:
“En Roma, todos los poderes están presentes. El ayuntamiento, pero también el Gobierno, los sindicatos, las asociaciones sectoriales y de industriales. Todos quieren tener influencia y, con el tiempo, cada una ha creado su red de “fieles” en estas empresas. De repente, si alguien llega y dice: ‘A partir de mañana se cambia todo', hay muchos que van a tratar de oponerse por todos los medios”.
No obstante, si bien Virginia Raggi no es la principal culpable de los dos grandes problemas de la capital, sí es plenamente responsable del sentimiento de inacción y de impotencia que se desprende, hasta la fecha, de su mandato. Después de 18 meses de Gobierno, no existe conciencia de que la alcaldesa haya tomado una medida decisiva en un movimiento que se dice en ruptura total con el pasado.
“Hasta la fecha, el equipo de la alcaldesa se ha mostrado demasiado tímido, habría hecho falta hacer más con más empuje”, dice Luca De Carolis, periodista especializado en asuntos romanos en Il Fatto Quotidiano, diario próximo al M5S. “Lo que ha faltado, es LA gran idea, como la que tuvo Ignazio Marino de peatonalizar la Via dei Fori Imperiali [la avenida que une el Coliseo con el Foro Romano]. “Sin embargo, el periodista no duda a la hora de defender algunos resultados de Raggi: “Ha resuelto la cuestión del estadio del AS Roma, votado los presupuesto de la ciudad en plazo o ha dicho no a la candidatura de Roma a los Juegos Olímpicos, lo que supone una decisión coherente con las promesas del Movimiento”.
Sin embargo, para De Carolis, el mérito principal de la alcaldesa es otro: “Ha vuelto a poner en marcha las licitaciones. En los últimos años eran raras y eso es una gran señal de transparencia”.
Más allá de los juicios positivos o negativos, hay un dato incuestionable. La atención mediática de esta primera gran experiencia de Gobierno local (junto con el ayuntamiento de Turín) del M5S no ha mermado y la prensa ha publicado las numerosas desaventuras de la alcaldesa. A día de hoy, a tres meses de las legislativas, la pregunta que todo el mundo se hace es si se producirá un efecto Raggi en las legislativas del 4 de marzo.
Paolo Ferrara habla de un efecto positivo ya visible en noviembre en las elecciones de la alcaldía de distrito en Ostia (250.000 habitantes y forma parte de la capital) en ese trasfondo de gangrena mafiosa “donde el Movimiento 5 Estrellas ganaba después de un año de administración Raggi”. Michela Di Biase prefiere señalar la “enorme pérdida”, si se comparan los resultados con las municipales romanas. El movimiento de Grillo pasó a la segunda vuelta con el 43,6% de los votos, frente al “apenas” 30,21% obtenido en la última convocatoria.
Hoy, gracias o a pesar de Virginia Raggi, en los sondeos, el M5S es el primer partido italiano. Sin embargo, a medida que se acercan las elecciones, un episodio puede fragilizar el partido de Beppe Grillo. Se trata de la causa que arrastra Virginia Raggi, acusada de “falso ideológico”, en el caso del ascenso concedido a Renato Marra.
Si la alcaldesa de Roma fuese condenada, mancharía la imagen de pureza política que lleva a gala el M5S y que ha surtido efecto. Virginia Raggi ha pedido que se la juzgue según el procedimiento ordinario denominado, denominado en Italia “rito abreviado”. Esto permitirá el retraso de su audiencia hasta el 4 de marzo, día de las legislativas, evitando con ello que todos los focos mediáticos se dirijan sobre su partido en plena campaña electoral. A menudo descrita como una especie de Cenicienta en medio de la jungla política italiana, Virgini Ragi quizás ya no sea tan ingenua como algunos creían. _________
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Traducción: Mariola Moreno
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