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Los eurodiputados engordan la partida presupuestaria destinada a asesores

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Los eurodiputados se disponen a aumentar en 18.000 euros anuales la partida que cada parlamentario recibe para contratar asistentes. Esto supone que, en 2016, crecerá en unos 13 millones la dotación presupuestaria destinada a tal efecto. Este incremento del 7%, inicialmente reclamado por el Grupo PPE (mayoritario en el Parlamento y al que se adscribe el PP), también cuenta ya con el apoyo del Grupo S&D (y, por tanto, del PSOE). Ambos grupos tienen la mayoría absoluta en el hemiciclo.

En el Parlamento Europeo, el debate sobre los presupuestos para 2016 acaba de comenzar y se prolongará hasta otoño. No obstante, una votación preliminar “orientativa", realizada en la comisión presupuestaria el pasado jueves en Bruselas, ofrece algunas pistas: el respaldo sin fisuras de las grandes líneas negociadas las pasadas semanas, que incluye entre otras el aumento de la partida destinada a los asistentes (24 votos a favor, siete en contra, dos abstenciones). A final de mes se llevarán a cabo nuevas votaciones sobre la materia.

El aumento de esta partida puede parecer insignificante si se compara con las cifras que maneja el Parlamento –el presupuesto para 2016 asciende a 1.823 millones de euros–. Sin embargo, la decisión puede dar mucho que hablar habida cuenta de que el rigor presupuestario sigue siendo una constante en numerosos Estados miembros. Tal y como Mediapart ha podido constatar, el acuerdo provoca malestar entre numerosos eurodiputados. “Estoy radicalmente en contra”, señala Marielle De Sarnez, eurodiputada francesa del Grupo de la Alianza de los Demócratas y Liberales por Europa (UDI-MoDem). “No existe una necesidad de fondo y no es el momento para que las instituciones públicas aumenten sus gastos de funcionamiento”.

Para Younous Omarjee, eurodiputado francés próximo al Frente de Izquierda, “las instituciones europeas instan a los Estados a hacer esfuerzos en materia de disciplina presupuestaria y someten a los pueblos europeos a seguir haciendo sacrificios”. “Sin lugar a dudas, esta gente tiene que tener un sentido de la gestión presupuestaria más desarrollado que el resto. Me sorprende que se les escape, en el caso de las líneas presupuestarias de 2016, el aumento global y el aumento significativo de partidas presupuestarias inadecuadas”. El presupuesto del Parlamento para 2016 crece un 1,6%, un aumento ligeramente superior a la inflación anual prevista.

Por su parte, Karima Delli sostiene que “los ecologistas no van a votar a favor de este aumento presupuestario, en tiempos de crisis, tal y como ocurrió en 2011”. “No lo veo responsable”, añade Jean Arthuis, eurodiputado del UDI-MoDem y presidente de la comisión presupuestaria, quien dice sentirse obligado a aprobar el aumento, habida cuenta de que los Grupos PPE-S&D tienen mayoría parlamentaria: “Existe un acuerdo entre las dos principales fuerzas, que son mayoritarias”. El mismo discurso se escucha en boca del liberal belga Gérard Deprez, ponente del texto: “A título personal, no le veo la utilidad, pero como ponente me veo en la obligación de que mi texto incluya las condiciones de una mayoría”. Según Deprez, en los próximos meses es posible que se introduzcan numerosos cambios, pero la subida de 1.500 euros al mes de los asistentes es inamovible. Salvo “ciclón parlamentario”.

El asunto es todavía más delicado, si cabe, porque precisamente la partida presupuestaria destinada a pagar a los asistentes centra las investigaciones que se siguen contra el FN en Bruselas y en Estrasburgo. Cada diputado dispone de 21.370 euros al mes para retribuir a su antojo entre dos tipos de asistentes, los llamados “acreditados” –que trabajan en Bruselas y en Estrasburgo, con un estatus europeo– y los denominados “locales” –que desempeñan su labor en la circunscripción del eurodiputado, a distancia, con un contrato laboral conforme a la legislación del Estado miembro–. Cada diputado puede disponer de esta partida con total libertad, hasta contar con un máximo de tres asistentes acreditados por eurodiputado, por razones de espacio. Actualmente hay 2.196 asistentes “locales” y 1.703 “acreditados” que trabajan para 751 eurodiputados, según los cálculos de Gérard Déprez.

En marzo, el presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, recurrió a la Oficina Europea de Lucha contra el Fraude (OLAF) y alertó a la ministra de Justicia francesa de la “posible utilización fraudulenta de los fondos europeos” por parte del Frente Nacional y de las supuestas contrataciones ficticias. En el centro del debate se sitúan los salarios que recibieron una veintena de asistentes de eurodiputados del FN, que pueden ser en realidad empleos ficticios. Se abrió una investigación en París dado que el FN es sospechoso de utilizar esta partida para financiar el partido en Francia. Algunos asistentes, sobre todo los “locales”, pueden trabajar a tiempo completo para el partido, pese a que les paga... el Parlamento.

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Pese a existir sospechas, desde el próximo mes de enero, los eurodiputados se disponen a aumentar un poco más el montante de esta partida presupuestaria. El eurodiputado alemán Manfred Weber, al frente del grupo PPE, hace semanas que realiza campaña a favor del incremento –inicialmente de 3.000 euros al mes– para poder contratar a “personal competente”. Las “dietas de secretariado”, como se les llama en el argot de Estrasburgo, subieron en 2010 y también en 2011. En aquel momento, el objetivo era dotar de más recursos de los diputados, a quienes el Tratado de Lisboa otorgó más responsabilidades.

Varias personalidades alemanas de primer orden están detrás de esta maniobra. Además de Weber, Rainer Wieland –un vicepresidente miembro del PPE (de la CDU)– y Klaus Welle –el todopoderoso secretario general de la institución (cercano a la derecha alemana)– se muestran muy beligerantes en la materia, junto con los eurodiputados socialdemócratas del SPD. “En las negociaciones, he visto formarse una coalición alemana del PPE y del S&D sobre objetivos muy concretos. Se trata de un ejemplo claro de lo que es la vida en el Parlamento y de la orientación de las decisiones de nuestra Asamblea europea”, confirma Younous Omarjee, diputado cercano al Frente de Izquierda. Si bien es cierto que algunos eurodiputados alemanes, muy presentes de lunes a viernes en Bruselas, pueden necesitar más personal, no sucede así necesariamente con los 751 diputados que integran la institución.

Desde las filas socialistas, se muestran más comedidos. Los socialdemócratas, dicen, no estaban muy entusiasmados con la idea de aumentar la partida, pero ya han abrazado la causa. “De momento, no hay acuerdo PPE-S&D. Simplemente existe la voluntad de obtener la mayoría para sacar adelante los presupuestos”, asegura Isabelle Thomas, eurodiputada socialista francesa, miembro de la comisión presupuestaria. La diputada está a favor de aumentar la partida para mejorar las remuneraciones de los asistentes y, con ello, evitar su marcha a mitad de mandato. Sin embargo, precisa: “Esto forma parte de un paquete más general. Queremos obtener contrapartidas a estos aumentos”.

¿Contrapartidas? La idea es la siguiente: liberales y socialistas reclaman a la Mesa del Parlamento Europeo la reforma del reglamento sobre los asistentes para delimitar mejor la actividad de los asistentes “locales”. Aseguran que es un modo de reforzar la transparencia, evitar los abusos y de dar una respuesta al caso de los asistentes del FN. “Por ejemplo, se podría acordar que una parte de la partida presupuestaria se destinara obligatoriamente a asistentes acreditados”, propone el liberal belga Gérard Déprez.

Esto permitiría acabar con situaciones como la del eurodiputado del FN Bruno Gollnish, que no tiene ningún asistente en Bruselas, pero que cuenta con tres asistentes en su circunscripción. Además, por lo general, algunos eurodiputados procedentes de la Europa del Este multiplican los contratos de asistentes baratos en sus respectivas circunscripciones y, a veces, se encuentran con un equipo de una decena de asistentes locales cuyo trabajo es muy difícil de medir en Bruselas. “Queremos también organizar las contrataciones para controlar a los asistentes locales, a partir del año que viene”, sigue Isabelle Thomas.

Mientras la Mesa no proponga una reforma del reglamento, estos diputados aseguran que no darán el visto bueno al incremento presupuestario. ¿Una forma de hacer comulgar con ruedas de molino a algunos ciudadanos que parecen muy cansados de Europa? No está claro. Sobre todo porque las previsiones presupuestarias para 2016 contienen otros puntos que se adivinan difíciles de justificar a la opinión pública. Según las informaciones a las que ha tenido acceso Mediapart, el presupuesto para la renovación de los muebles de los diputados va a pasar de los tres millones de euros (2015) a siete millones (2016), según consta en la primera versión del documento. Se trata de una demanda de la Secretaría General del Parlamento que no ha suscitado gran entusiasmo entre los diputados”, mantiene el eurodiputado belga Gérard Deprez. “Los mismos que piden a Alexis Tsipras, el primer ministro griego, que incluya recortes, en su programa de reforma, en las ayudas para los más pobres, consideran muy doloroso e imposible no incrementar notablemente la partida para comprar muebles para los despachos de los diputados europeos”, se indigna Younous Omarjee.

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Traducción: Mariola Moreno

Leer el texto en francés:

Los eurodiputados se disponen a aumentar en 18.000 euros anuales la partida que cada parlamentario recibe para contratar asistentes. Esto supone que, en 2016, crecerá en unos 13 millones la dotación presupuestaria destinada a tal efecto. Este incremento del 7%, inicialmente reclamado por el Grupo PPE (mayoritario en el Parlamento y al que se adscribe el PP), también cuenta ya con el apoyo del Grupo S&D (y, por tanto, del PSOE). Ambos grupos tienen la mayoría absoluta en el hemiciclo.

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