La ultraderecha arrasa en Países Bajos pero ¿podrá el "Donald Trump holandés" gobernar?
“Ya no nos pueden ignorar", dijo Geert Wilders el miércoles al conocerse los resultados provisionales de las elecciones generales holandesas. El líder ultraderechista no tardó en recibir las felicitaciones de sus viejos amigos políticos en Europa: el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, celebró los "vientos de cambio", mientras que Marine Le Pen se felicitó en X por un "resultado espectacular [...] que confirma el creciente apego a la defensa de las identidades nacionales". Y con razón, pues el diputado que ha hecho carrera de su odio al islam sorprendió a todos al obtener 35 escaños. Los seguidores de su Partido por la Libertad (PVV) se movían entre "la alegría y la incredulidad", según un periodista del diario holandés De Telegraaf.
Las encuestas han vuelto a equivocarse, situándole en tercer lugar durante la campaña. Entrando en la brecha abierta por Dilan Yeşilgöz-Zegerius, la líder del partido liberal de derechas (VVD), que no había descartado trabajar con él para formar gobierno en caso de victoria, en la última semana Geert Wilders había rebajado el tono de sus planes islamófobos, a pesar de que lleva quince años impulsándolos.
Sin embargo, el martes, el día antes de la votación, Dilan Yeşilgöz-Zegerius dio marcha atrás en su propuesta, descartando su disposición a trabajar con él en un gobierno conjunto. El partido del ex primer ministro Mark Rutte, que dimitió el pasado julio tras 13 años en el poder, perdió 10 escaños, pasando de 34 a 24 diputados.
El avance de la extrema derecha en el Parlamento holandés es histórico. Además de los 35 escaños obtenidos por el Partido por la Libertad, el BBB (Movimiento Campesino-Ciudadano) y el Foro por la Democracia, dos partidos populistas de extrema derecha, han obtenido 7 y 3 escaños respectivamente. La coalición de Frans Timmermans, formada por laboristas de izquierda y ecologistas, ha quedado en segundo lugar, con 25 escaños.
Euroescepticismo y retórica islamófoba
Wilders, líder del Partido por la Libertad, a menudo apodado el "Donald Trump holandés" por los medios internacionales, en referencia a su retórica populista y su característico pelo rubio platino, era conocido, incluso antes de la creación de su partido en 2006, por sus comentarios radicales contra los musulmanes.
Durante su campaña, propuso cerrar mezquitas y prohibir el Corán, pero dio marcha atrás al final de la campaña, un giro de 180 grados considerado oportunista por sus adversarios. También es partidario de prohibir el uso del velo en los edificios oficiales y de restringir drásticamente la entrada de extranjeros en el territorio, sobre todo estudiantes.
Diputado desde hace 25 años, este veterano de la Cámara Baja fue condenado en 2016 por discriminación tras hacer declaraciones racistas sobre los marroquíes. Está bajo protección policial desde 2004, después de que su nombre apareciera en una lista de terroristas islamistas vinculados al asesinato del director de cine holandés Theo van Gogh, asesinado en plena calle dos meses después de rodar un cortometraje sobre el islam.
La promesa estrella de Geert Wilders es el "Nexit", un referéndum que quiere celebrar sobre la salida de la Unión Europea. También ha propuesto el restablecimiento de los visados de trabajo para los trabajadores extranjeros de la UE, una forma de cuestionar el espacio Schengen, que garantiza la libertad de los trabajadores en Europa. Hace poco pidió el cese del suministro de armas a Ucrania, siendo acusado de pro-ruso por sus adversarios. Por último, de los veinte partidos en liza, fue el único que quiso retirarse de los acuerdos de París sobre el clima.
¿Será pronto primer ministro?
El miércoles por la noche, al conocerse los resultados, el ahora líder del mayor partido de los Países Bajos se declaró "dispuesto a gobernar [...] para hacer realidad las esperanzas del pueblo neerlandés, que quiere volver a ser el número uno".
Tradicionalmente, el líder del partido vencedor en las elecciones generales es el encargado de formar gobierno, pero debe ser respaldado por un voto de confianza de los diputados. Pero con una veintena de partidos, la fragmentación del sistema político les obliga a negociar para formar una coalición de gobierno.
La última coalición, formada tras las elecciones de 2021, tardó 271 días en negociarse. Reunía al VDD (centro-derecha), el D66 (centro-izquierda), el CDA (centro-derecha) y Christen Unie (conservadores). Fue un récord histórico de negociación para llegar a un Gobierno inestable, que provocó su caída el pasado julio por un desacuerdo relacionado con el endurecimiento de la política migratoria que quería Mark Rutte, y que condujo a estas elecciones anticipadas.
Aunque Dilan Yeşilgöz-Zegerius, sucesora de Mark Rutte en el VDD y actual ministra de Justicia, ha rechazado cualquier acuerdo con Geert Wilders, el líder del Nuevo Contrato Social (NSC), Pieter Omtzigt, un nuevo partido de centro-derecha, se ha declarado dispuesto a "superar su sombra" para sentarse en el nuevo Gobierno. El líder del NSC, que también había descartado trabajar con el partido de extrema derecha, admitió el miércoles por la noche: "Será un rompecabezas complicado. Estamos disponibles para poner en práctica nuestros planes".
Por su parte, Geert Wilders admitió que entiende "que los partidos no quieran formar gobierno con un partido que quiere medidas anticonstitucionales", y continuó: "No vamos a hablar de mezquitas, del Corán ni de escuelas islámicas". La mayoría de los analistas no esperan que se forme gobierno antes del verano del año que viene.
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Traducción de Miguel López