“¿Va a suspender Francia las negociaciones en curso con Arabia Saudí?”. El 30 de octubre de 2018, en su programa diario en RMC y BFM TV, donde recibió a la ministra de las Fuerzas Armadas, Jean-Jacques Bourdin tuvo que repetir varias veces la pregunta relativa a la venta de armas. La ministra Florence Parly finalmente terminó por responder categóricamente: “No estamos negociando con Arabia Saudí”.
Sin embargo, la verdad es otra, según ha podido saber Mediapart (socio editorial de infoLibre). Varias fuentes coinciden en la existencia de negociaciones entre Naval Group (antes DCNS, de propiedad estatal en un 62,5%) y la monarquía saudí sobre la posible venta de cinco corbetas de clase Gowind, un buque de guerra especializado en misiones de vigilancia y protección de las costas, que puede superar los 100 metros de eslora. El 18 de octubre, menos de dos semanas antes de las declaraciones de la ministra Parly, el consejo de administración del líder francés de la fabricación de buques militares incluso pudo somerter a votación una oferta comercial para estos cinco buques para Riad.
El desafío no es menor; según revelaba el diario La Tribune, en el marco de una propuesta a Rumanía para buques similares, el importe total del contrato puede ascender a unos 1.500 millones de euros. Si las negociaciones con Riad llegan a buen puerto, se construiría un navío en Francia, en Lorient, y los otros cuatro en Arabia Saudí como parte de un acuerdo que también incluiría transferencia tecnológica. Pero eso no es todo, también se están manteniendo conversaciones con los Emiratos Árabes Unidos, también para la venta de dos corbetas de Gowind.
Estas negociaciones se producen en un momento en el que los dos países del Golfo participan, desde marzo de 2015, en una sangrienta intervención armada con su vecino yemení para derrotar a los rebeldes de hutíes que han tomado la capital, Saná. Desde 2016, más de 62.000 personas han muerto en los combates, según una estimación de la ONG Acled, incluidos miles de civiles, víctima de los bombardeos. Crímenes de guerra, según denuncian las ONG y Naciones Unidas.
Más allá de los combates, la crisis humanitaria que asola Yemen es todavía más mortal. “La población en riesgo de padecer hambruna es enorme”, describe la coordinadora de una ONG humanitaria presente en Saná. “Y la situación va a peor”. Según la ONU, que no ha ahorrado calificativos para llamar la atención sobre la situación en Yemen, la hambruna amenaza a millones de personas en ese país. La ONG Save the Children estima que casi 85.000 niños han muerto de inanición o de enfermedades desde 2015.
A pesar de ello, las ONG han predicado en el desierto durante mucho tiempo. Los pocos actores que parecían estar interesados en la situación de la Península Arábiga en ese momento estaban entre los fabricantes de armas, incluidos los franceses. Arabia Saudí es el segundo mayor cliente de Francia, sólo por detrás de la India, con 11.000 millones de euros en armas vendidas entre 2008 y 2017. Durante este período, se han llevado a cabo numerosas negociaciones y ventas dentro del plan Saudi Naval Expansion Program (SNEP II), destinado a modernizar la flota saudí, con el objetivo de comprar muchos buques de guerra: desde fragatas –grandes buques de combate adaptados para operaciones en alta mar– a corbetas, lanchas patrulleras más pequeñas, lanchas armadas, denominadas “interceptadoras”.
Varios países occidentales esperan obtener estos suculentos contratos. A principios de 2018, los estadounidenses recibieron el encargo de cuatro fragatas y los españoles terminaron, ese mismo año y pese a algunas reticencias éticas, por hacer oficial la venta de cuatro corbetas. En cuanto a los franceses, todavía no han conseguido colocar sus joyas. Sin embargo, en 2015, los astilleros de Couach lograron obtener la construcción de 79 interceptadoras, la última de las cuales fue entregada en septiembre de 2018.
Por su parte, a principios de 2018, Construcciones Mecánicas de Normandía (CMN) obtuvo un contrato de 250 millones de euros para tres lanchas patrulleras de 56 metros de eslora, inicialmente destinadas al ejército libanés. Y puede haberse alcanzado otro acuerdo con CMN para la construcción de 39 patrulleros nuevos –de un modelo más pequeño– por un importe estimado de unos 500 millones de euros. La compañía naval saudí, Zamil Offshore, publicitaba este acuerdo el 13 de abril de 2018 en su cuenta de Twitter, donde señalaba que la mitad de los barcos se construirían en Arabia Saudí.
La fecha coincide con la visita diplomática a Francia del polémico príncipe heredero y ministro de Defensa saudí Mohammed bin Salmán, conocido como MBS, recibido con pompa y boato por Emmanuel Macron, Florence Parly y el ministro de Asuntos Exteriores Jean-Yves Le Drian. Por parte saudí, entonces se felicitaron –no faltaron las fotos– de un encuentro “que brindó la oportunidad de repasar [...] las áreas de cooperación estratégica entre los dos países [...] particularmente en los ámbitos militares y de defensa”. El presidente francés mencionó entonces la firma de dos importantes acuerdos marco, “convergencias” en el ámbito de la defensa, así como una invitación a Riad “aceptada con satisfacción” y fijada para finales de 2018.
Pero los abrazos fueron antes del caso Khashoggi. El asesinato del periodista en condiciones sórdidas el 2 de octubre de 2018 en Estambul recordó a la opinión pública la crueldad y la tiranía del régimen saudí. Al mismo tiempo, el caso ha renovado el interés por la guerra de Yemen... así como por las armas destinadas a los países beligerantes. “Cuando se suministran armas a una coalición en guerra, ¿no se participa en esa guerra?”, preguntó Sébastien Nadot, diputado (ex LREM), promotor de una misión parlamentaria de investigación sobre el control de las exportaciones de armas establecida a finales de octubre.
En cualquier caso, algunos países europeos –como Alemania y Dinamarca– han anunciado que quieren dejar de exportar a la Península. El 25 de octubre, los eurodiputados también votaron a favor de un embargo a la venta de armas por parte de los países de la UE. “Esta resolución se ha votado en varias ocasiones y la han votado más de 500 eurodiputados”, insiste Sébastien Nadot.
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A pesar de la posición europea y de la presión de los defensores de los derechos humanos y de las ONG –que acaban de escribir de nuevo a los diputados franceses para exigir un “control de la acción gubernamental” y la suspensión de la venta de armas a los implicados en el conflicto–, Francia hasta la fecha no ha seguido esta senda. “Es pura demagogia: ‘Hay que dejar de vender armas’. Esto no tiene nada que ver con el caso Khashoggi”, dijo Emmanuel Macron el 26 de octubre, cuestionando la legitimidad del debate.
Sin embargo, la posición francesa se ha vuelto mucho más difícil de defender. Si bien Emmanuel Macron mostró su proximidad a MBS durante la reunión del G20 en Buenos Aires el 30 de noviembre, su visita a Riad, programada inicialmente para finales de 2018, aún no se ha producido. ¿Podría posponerse? ¿Será una oportunidad para abordar las negociaciones en curso, incluidas las cinco corbetas propuestas a las fuerzas navales saudíes? ¿O Sawari III, el contrato de la “serpiente de mar” que Naval Group también quiere ganar y que podría incluir nuevas fragatas, incluso submarinos? __________
Traducción: Mariola Moreno
“¿Va a suspender Francia las negociaciones en curso con Arabia Saudí?”. El 30 de octubre de 2018, en su programa diario en RMC y BFM TV, donde recibió a la ministra de las Fuerzas Armadas, Jean-Jacques Bourdin tuvo que repetir varias veces la pregunta relativa a la venta de armas. La ministra Florence Parly finalmente terminó por responder categóricamente: “No estamos negociando con Arabia Saudí”.