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Incendio de Notre Dame: una decena de niños presenta niveles de plomo superiores al umbral de vigilancia
La información figuraba en el dossier de prensa publicado por la Agencia Regional de Salud (ARD) el pasado 18 de julio. Pero pasó desapercibida, hasta ahora. De los 82 niños diagnosticados tras el incendio de Notre Dame de París, diez presentan tasas de plomo en sangre superiores al umbral de vigilancia. Más allá de este umbral, la atención pediátrica debe "respetar los procedimientos de monitoreo establecidos por el Consejo Superior de Salud Pública [HCSP]", precisa el informe de la ARD.
Sin embargo, la Agencia Regional de Salud no ha puesto en marcha ningún seguimiento médico. Esto es lo que pedían, el lunes 5 de agosto, reunidos en la explanada de la catedral parisina para participar en una conferencia de prensa, miembros de la Asociación de Familias Víctimas de Saturnismo (AFVS) y representantes sindicales de la CGT de la construcción, la limpieza y de la prefectura de policía de París, junto a la científica especialista en cuestiones de salud pública Annie Thébaud-Mony.
Durante el incendio, cerca de 400 toneladas de plomo se esparcieron en forma de polvo en las cercanías de la basílica.
Mediapart, socio editorial de infoLibre, ha podido recopilar el testimonio de una pareja cuyo hijo de 18 meses presenta una tasa de 48,8 μg/l (microgramo de plomo por litro de sangre), al límite del saturnismo, fijado en 50 μg/l, y por encima del umbral de vigilancia establecido a 25μg/l.
Contactado por Mediapart, el Instituto Nacional de la Salud y de la Investigación Médica (Inserm) explica que 50 μg/l representa un umbral de intervención. "Concentraciones mucho más bajas pueden ser perjudiciales en los niños. El efecto más preocupante de una intoxicación por plomo es la disminución del rendimiento cognitivo y sensoriomotor. Un nivel de plomo en la sangre de 12 μg/l se asocia con la pérdida de un punto de CI", asegura un profesor del Inserm. La intoxicación por plomo puede causar daños neurológicos irreversibles y otros problemas de salud (trastornos digestivos, cardiovasculares, cancerosos y reproductivos).
Desde el 3 de mayo, la Agencia Regional de Salud, la Prefectura de Policía de París, el Ministerio de Cultura y el Ayuntamiento de París, conocen los resultados del análisis de plomo en la catedral de Notre Dame y sus alrededores. Esperaron más de dos meses, hasta el 18 de julio, para comunicarlos.
A pesar de las declaraciones de la Agencia Sanitaria y del Ayuntamiento, que trataban de quitar peso al asunto, el prefecto de la región, Michel Cadot, anunció el 25 de julio la suspensión de las obras de reconstrucción hasta el 12 de agosto, para que las instalaciones defectuosas destinadas a proteger a los empleados expuestos al plomo respeten la normativa.
El mismo día, el Ayuntamiento de París ordenó el cierre de dos colegios, transformados en centros de actividades extraescolares durante el verano, que recibían a cerca de 180 niños. Sin embargo, hasta entonces el Ayuntamiento aseguraba que los resultados de las muestras recogidas en los establecimientos escolares no justificaban "ninguna alarma".
A pesar de estos peligros, la ARS no ha considerado apropiado lanzar una campaña oficial de detección dirigida a los residentes y empleados más expuestos para comprobar su nivel de plomo en la sangre.
Cierto, la Agencia Regional de Salud ha realizado tareas de información; pero sin nunca, en particular, realizar pruebas de detección obligatorias para niños. Los términos son elocuentes, se trata de un "incentivo para la detección" defendido por la agencia. Hubo que esperar hasta el 7 de junio, cuando se detectó un alto nivel de plomo en la sangre de un niño, para que la ARS "invitase" a las familias a consultar a su médico de cabecera o a reservar una cita en el centro de diagnóstico del Hôtel-Dieu.
Durante su conferencia de prensa el 18 de julio, la ARS solo mencionó un caso de saturnismo, en un niño de dos años. Pero entierra rápidamente el tema, señalando que el origen no está relacionado con el incendio, sino con la pintura de plomo encontrada en el balcón de la familia.
El seguimiento de las familias por la agencia sanitaria es, como su comunicación, casi anémica. La historia, recopilada por Mediapart, de Jeanne y Mathieu (los nombres han sido modificados, leer la Caja Negra al final del artículo), padres de un niño de 18 meses, lo atesta.
"La agencia ha tratado constantemente de minimizar los hechos, sin responder realmente a nuestras preguntas", relata Mathieu, aterrado todavía por la situación. Esta pareja de treintañeros vive desde hace dos años al lado de la catedral. Cuando se mudaron, el diagnóstico reglamentario lo precisa, no se detectó ningún rastro de plomo en su hogar, que había sido completamente renovado.
La noche del incendio decidieron salir del apartamento, ya que sus ventanas daban directamente al edificio. "Volvía del parque con mi hijo –recuerda Jeanne–, cuando el incendio comenzó. Entramos en casa. Y nos fuimos durante varias horas, por miedo a vernos afectados por el incendio. Además, ciertas viviendas fueron evacuadas por la policía".
Regresan tres días más tarde, el 18 de abril, teniendo cuidado de limpiar los depósitos de hollín provocados por el fuego. Permanecen allí durante seis días, entre el 18 de abril y el 2 de mayo, "yendo, a veces, a dormir a casa de un amigo o a casa de [sus] padres".
Son alertados de los potenciales peligros del plomo, no por las autoridades, sino por las asociaciones que comienzan, a partir del 19 de abril, a hablar del asunto. "Un amigo ingeniero nos llamó para alertarnos del peligro que podían representar las 700 toneladas de plomo del tejado de la catedral consumidas por el fuego", explica Mathieu.
Junto a su esposa, lamenta que ni el Ayuntamiento, ni la ARS, ni la Prefectura, se tomaran la molestia de alertar inmediatamente a los residentes de la zona. En un comunicado difundido el 27 de abril, la Prefectura simplemente aconsejó a los vecinos proceder a "la limpieza de sus pisos […] con la ayuda de bayetas húmedas para eliminar el polvo". "Entonces comenzamos una larga batalla para conocer la verdad. Es kafkiano –deplora Mathieu–. La ARS o el Ayuntamiento, o bien no responden o nos dicen que todo está bien; y rechazan comunicarnos los resultados de las muestras tomadas en los alrededores de la catedral [finalmente publicados el 18 de julio]".
Desde el 2 de mayo, durante una reunión del barrio, la pareja interroga al alcalde del distrito IV sobre los riesgos de exposición al plomo tras el incendio. El alcalde recuerda que hay que limpiar los apartamentos y que pedirá a la ARS que ayude a los vecinos… "Se pasan la pelota de unos a otros", estima Mathieu, que lamenta no haber recibido ninguna respuesta concreta. Contactado por Mediapart, el lunes 5 de agosto, el alcalde no ha respondido a nuestras preguntas.
Frente a esta falta de apoyo, la pareja decide, ese mismo día, hacer examinar a su hijo. "No tenemos ninguna información por parte del Ayuntamiento o de la ARS sobre estos exámenes o sobre las medida que se deben poner en marcha. La ARS dice que ha comunicado, pero es confidencial. Solo nuestro amigo ingeniero y las asociaciones hablan claramente del problema", precisa Mathieu.
El 8 de mayo, Mathieu y Jeanne reciben los resultados sobre las tasas de concentración de plomo en la sangre de su hijo. "Fue un shock terrible saber que nuestro hijo presentaba una tasa de plomo de 48,8 μg/l, tan cerca del saturnismo y que necesita, a este nivel, una vigilancia reforzada"shock, explica Mathieu, todavía abrumado por la noticia. Dado que las obras de reconstrucción no han sido confinadas –continúan generando polvo de plomo–, la pareja decidió, a principios de mayo, mudarse temporalmente para preservar la salud de su hijo.
"Hemos encajado el golpe. En un primer momento y dada la urgencia de la situación, nos tuvimos que organizar para proteger a nuestro hijo y dejar el apartamento. Hablamos con el alcalde del barrio pero, ante su inacción, hemos comenzado a enviar cartas a la ARS y a la Prefectura", explica Jeanne.
El 20 de mayo, interpelan a la ARS, a la Prefectura y al Ayuntamiento. Sin respuesta. El 24 de mayo, contratan los servicios del laboratorio Eurofins para medir las concentraciones de plomo de su apartamento. Los resultados no dejan lugar a dudas: la cocina y el balcón presentan tasas que superan el umbral de intervención.
Según una instrucción de 2016 de la Dirección General de Salud, dirigida a luchar contra el saturnismo infantil, si en apartamentos o en establecimientos escolares aparecen muestras de polvo "superando el umbral de 70 μg/m2, esto significa que existe un riesgo de intoxicación por plomo para los niños expuestos".
En el apartamento de Jeanne y Mathieu, la tasa de concentración de plomo en la cocina asciende a 521,5 μg/m2, casi siete veces superior al umbral establecido por la Dirección General de Salud, en el balcón la tasa alcanza los 689 μg/m2 y en la habitación del pequeño los 70 μg/m2 . "Volvimos a escribir, el 24 y 27 de mayo, a la Agencia Regional de Salud para pedir información sobre los niveles de plomo encontrados en los alrededores, especialmente en los parques, y también sobre las medidas puestas en marcha", explica Jeanne.
En sus cartas, que Mediapart ha podido leer, Jeanne y Mathieu alertan así a las autoridades: "Dejar pensar a los habitantes que las partículas quedan atrapadas detrás de barreras que no son herméticas es criminal. Ya hay pequeñas víctimas, no podéis hacer como si no pasase nada". La ARS les responde finalmente, el 28 de mayo, con una frase concisa y educada: "Acusamos el recibo de su carta".
Pero el itinerario "kafkiano" de la pareja no termina ahí. La agencia de salud recurre al laboratorio Expertam para repetir los análisis en el apartamento de la pareja, el 25 de mayo. Los resultados superan el umbral de intervención de 70 μg/m2, especialmente en la entrada del piso (307 μg/m2). Pero el laboratorio concluye que no hay ningún riesgo porque establece, por error o por fraude, el umbral de intervención en 1.000 μg/m2, en lugar de 70.
Desde el 2 de mayo, Jeanne, Mathieu y el pequeño no han regresado a su domicilio. El último análisis realizado al niño, a principios de agosto, presenta una tasa de plomo en sangre de 36 μg/l.
"Vamos por el buen camino. La situación es complicada a nivel financiero porque tenemos que pagar el crédito de nuestro apartamento. Pero la salud de nuestro hijo es prioritaria y somos afortunados de haber podido alejarnos", precisa Mathieu.
Contactada por Mediapart, la ARS asegura que dado que el umbral de intervención (70 μg/l) es superado en las viviendas, recomendó a las familias realizar una limpieza profunda. Sin embargo, ha rechazado realizar cualquier comentario sobre las conclusiones erróneas del laboratorio al que contrató.
En cuanto a los controles, la ARS afirma que "los niños que presentan una tasa de entre 25 y 50 µg/l en sangre, son objeto de un análisis individual realizado por especialistas del Centro Antienvenenamiento y Toxicovigilancia", sin aportar ninguna respuesta sobre la campaña oficial de control que estima, por ahora, innecesaria.
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Traducción: Irene Casado (Mediapart)
Todos quieren hacerse con el maná de 833 millones en donaciones que ha caído sobre Notre-Dame
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