Marine Le Pen, una derrota con sabor a victoria para la extrema derecha

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Lucie Delaporte (Mediapart)

Tercera candidatura en las elecciones presidenciales y tercera derrota de Marine Le Pen. Con —y esta es toda la paradoja de este fracaso con el regusto de la victoria de la extrema derecha— un resultado histórico para Reagrupamiento Nacional (RN), que cosechó el 41% de los votos emitidos. "A pesar de dos semanas de métodos injustos, brutales y violentos, las ideas que representamos alcanzan nuevas cotas", quiso subrayar Marine Le Pen al comienzo de su discurso del domingo por la noche.

Desde hace unos días, su entorno había empezado a reconocer la dificultad que tendría la candidata de RN para ganar a Macron, pero se felicitaba por un más que seguro avance de su partido en las urnas. Más allá de las elecciones, la extrema derecha nunca ha estado tan presente en el debate público.

El partido de Marine Le Pen sigue ganando terreno, elección tras elección. En 2017, con 10,6 millones de votos emitidos, la candidata de RN ya había recogido el doble de su padre en 2002 (5,5 millones de votos). El domingo 24 de abril, con más de 12 millones de votos (la cifra definitiva aún no se conocía a las 23 horas), volvió a superar este umbral.

Al igual que en 2017, Marine Le Pen obtuvo los mejores resultados en las ciudades pequeñas, las zonas rurales y semiurbanas, así como en sus bastiones del norte, el este y el sureste.

La candidata de extrema derecha quiso de las gracias especialmente a los territorios de ultramar, que le ofrecieron unos resultados colosales: el 69,6% de los votos emitidos en Guadalupe, el 60% en Martinica —las dos islas habían colocado sin embargo a Jean-Luc Mélenchon en cabeza en la primera vuelta—, el 63% de los votos en Mayotte [archipiélago del océano Índico entre Madagascar y la costa de Mozambique]. Territorios marcados por la crisis sanitaria, donde el "referéndum anti-Macron" que se había convocado parece haber sido un éxito.

Es la octava vez que la derrota golpea el nombre de Le Pen

Con prisa por pasar la página de esta nueva derrota, Marine Le Pen optó, nada más conocerse los resultados, por lanzar "la gran batalla electoral de las legislativas", postulándose, una vez más, como la única líder real de la oposición al jefe del Estado. "Los franceses están mostrando esta noche el deseo de un fuerte contrapoder al de Emmanuel Macron", martilleó.

En 2017, el Frente Nacional (FN), que sigue mostrando una débil implantación a nivel local, solo había podido facilitar la elección de una docena de diputados para la Asamblea Nacional. Esto no era suficiente para formar un grupo: se necesitaban quince. En aquel momento, el partido de Marine Le Pen sufría, como todos los demás, la marea de La République en Marche (LREM). Esta vez, el RN espera poder pesar en una elección que históricamente no le es muy favorable.

"Es la octava vez que la derrota golpea el nombre de Le Pen", reaccionó inmediatamente Éric Zemmour, sumando los fracasos de Jean-Marie Le Pen y de su hija. "¿Estamos condenados a perder?", dijo el otro candidato de extrema derecha en estas elecciones presidenciales, que fue eliminado en la primera ronda. El excolumnista del Figaro y de CNews siempre ha pronosticado que una nueva derrota de Marine Le Pen significaría la necesaria recomposición de la extrema derecha francesa, despojada de la marca familiar.

"Debemos olvidar nuestras rencillas y unir nuestras fuerzas, es imprescindible, es nuestro deber", propuso también el candidato de Reconquista, adalid de una muy hipotética unión de la derecha que, por el momento, no quieren ni los republicanos (LR) ni RN.

¿Qué futuro le espera a Marine Le Pen, a quien algunos miembros de su familia política esperan empujar hacia la salida? "Continuaré con mi compromiso con Francia y los franceses", dijo la candida derrotada ante cerca de quinientos partidarios reunidos en una sala cercana al Bois de Boulogne.

Una declaración muy aplaudida, mientras que la cuestión del liderazgo en la extrema derecha se planteará rápidamente tras este nuevo fracaso.

Elegida en Calais, Marine Le Pen debería volver a ser ahora candidata a las elecciones legislativas. Unas elecciones que no auguran nada bueno para su continuidad al frente de RN. Le Pen había señalado que “a priori”, esta sería su última campaña presidencial si no resultaba electa.

Jordan Bardella, de 27 años, quien ha ocupado el cargo de presidente interino del partido desde julio, probablemente aún no tenga los hombros lo suficientemente fuertes para asumir el cargo. “Enterrados, hemos sido enterrados mil veces y mil veces la historia ha desmentido a quienes predijeron o esperaban nuestra desaparición”, recordó también Marine Le Pen a sus seguidores.

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Una cosa es cierta, a pesar de una clara brecha de votos frente a Emmanuel Macron, la extrema derecha se está anclando en el panorama político francés a niveles que ahora impiden negar su capacidad para llegar al poder.

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Tercera candidatura en las elecciones presidenciales y tercera derrota de Marine Le Pen. Con —y esta es toda la paradoja de este fracaso con el regusto de la victoria de la extrema derecha— un resultado histórico para Reagrupamiento Nacional (RN), que cosechó el 41% de los votos emitidos. "A pesar de dos semanas de métodos injustos, brutales y violentos, las ideas que representamos alcanzan nuevas cotas", quiso subrayar Marine Le Pen al comienzo de su discurso del domingo por la noche.

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