La conmoción causada en Argentina por las acusaciones de violencia de género vertidas contra el expresidente peronista Alberto Fernández, defensor de una histórica ley sobre el derecho al aborto aprobada en 2020, sigue extendiéndose.
Su expareja y madre de su segundo hijo, Fabiola Yáñez, le ha acusado de haberla pegado en varias ocasiones cuando vivía en el palacio presidencial, incluso durante su embarazo. También afirma haber sido sometida a una forma de "terrorismo psicológico" y acoso telefónico hasta este verano, mucho después de su separación.
Fabiola Yáñez, que se ha trasladado a Madrid con su hijo, presentó una denuncia por reiteradas palizas y amenazas en una declaración por videoconferencia, según anunció su abogado el 6 de agosto. Ese mismo día, Alberto Fernández, que presidió Argentina de 2019 a 2023, negó los hechos en un comunicado en X: "La verdad de los hechos no es esa". Añadió que se reservaba sus declaraciones sobre el fondo del asunto para los tribunales. Fernández tiene ahora prohibida la salida del país, así como todo contacto con su ex pareja.
El punto de partida de esta denuncia está vinculado a otro caso anterior sobre Alberto Fernández: una investigación por corrupción relacionada con contratos de seguros públicos. Los investigadores han tenido acceso a mensajes, fotografías y vídeos almacenados en el teléfono de la ex secretaria personal del presidente, María Cantero. Entre las fotografías había instantáneas de la ex primera dama con un ojo morado y un hematoma en la parte superior del brazo derecho, lo que les alertó.
El jueves pasado, el diario digital InfoBae publicó –sin el consentimiento de la presunta víctima– algunas de esas fotos, que incendiaron las redes en Argentina. El sábado, ese diario publicó una entrevista exclusiva en vídeo con Fabiola Yáñez, realizada desde un hotel de Madrid. Además de hablar largo y tendido sobre las infidelidades del entonces presidente, Yáñez acusó –sin dar nombres por el momento– a funcionarios y políticos cercanos a Fernández, que estaban al corriente de la violencia, de no haber dicho ni hecho nada.
Peronistas "en estado de shock”
En 2023, Alberto Fernández decidió no presentarse a un segundo mandato, consciente de su impopularidad, incluso dentro de su familia peronista. Había dejado el país en un estado exangüe, con una tasa de pobreza superior al 40% de la población y una dependencia cada vez mayor de los préstamos del Fondo Monetario Internacional (FMI). Para sus adversarios, él allanó el camino a una victoria del ultraderechista libertario Javier Milei en otoño de 2023.
Las acusaciones de la semana pasada no contribuirán a mejorar su imagen. Él encarna ahora el "colmo del cinismo", después de haber parecido defender con convicción, durante su mandato, textos decisivos para las luchas feministas. "Estoy muy contento de acabar con el patriarcado", decía en enero de 2021, pocos días después de la aprobación de la ley sobre el derecho al aborto libre, seguro y gratuito. Bajo su presidencia, el país también introdujo en 2021 un documento de identidad para personas no binarias, y en 2023 lanzó un programa de "gestión menstrual" para apoyar a las mujeres de los entornos más modestos.
"Esta es la explicación más clara y concluyente de por qué Javier Milei gobierna hoy la Argentina", dijo el diputado conservador Miguel Ángel Pichetto, al subrayar el daño que hace a la opinión pública la "doble moral".
La familia peronista, ya grogui desde la victoria de Milei, está "en estado de shock" , en palabras del digital argentino El Diario. Los más cercanos al ex presidente permanecen en silencio. Pero otros, sobre todo los leales a la ex presidenta Cristina Kirchner –que se supone representa un ala más izquierdista dentro de la nebulosa peronista– han salido en apoyo de Fabiola Yáñez.
Unos 39 diputados del bloque peronista Unión por la Patria (UP) han presentado una resolución en el Congreso en la que expresan su "profunda preocupación" y piden una investigación exhaustiva. El colectivo de mujeres de La Cámpora, organización peronista presidida por Máximo Kirchner, hijo de Cristina Kirchner, declaró en un comunicado: "No podemos dejar de recordar la violencia ejercida por él contra Cristina y contra las mujeres de su entorno, a las que culpó cuando se vio personalmente implicado".
La peronista Ofelia Fernández, ex concejal de la ciudad de Buenos Aires, de 24 años, escribió uno de los mensajes más compartidos en redes: "De cualquier hombre que pegue a su pareja, lo primero que diría es que es un hijo de puta. También creo que Alberto Fernández es un psicópata por utilizar durante años al feminismo y a sus activistas."
El presidente Milei ataca a las feministas
Más allá del peronismo, es todo el movimiento feminista el que ha quedado afectado, muy a su pesar. Desde el colectivo Ni Una Menos, Ingrid Beck reacciona: "Esto no sólo demuestra que se trata de un fenómeno estructural y transversal. También demuestra que quienes se autodefinen como 'aliados' y se ven a sí mismos como feministas son capaces de ejercer violencia contra las mujeres". Esta periodista señala que en Argentina, una mujer es asesinada por ser mujer, en promedio, cada 35 horas.
El mismo colectivo reiteró en X su apoyo "incondicional" a quienes denuncian la violencia de género. Y añade: "Da igual que sea la mujer de un ex presidente o la vecina de al lado. Sin embargo, la diferencia de poder no desaparece: algunas denuncias son escuchadas y resultan espectaculares, mientras que otras son ignoradas".
Es un momento extraño en Argentina, ya que es el actual presidente, Javier Milei, que hizo campaña contra el derecho al aborto en 2023 y cerró el ministerio de la Mujer, Género y Diversidad en junio pasado, quien parece haber salido fortalecido de todo esto. Y sin hacer nada. Como analiza el editorialista estrella Carlos Pagni en La Nación, "Milei no tuvo nada que ver con este triunfo. Fue una victoria que le entregaron sus adversarios".
Milei, en un larguísimo post en X, ha intentado aprovechar el asunto para repetir todo lo que piensa del feminismo. En su mente, la violencia de la que se acusa a Fernández es la prueba del fracaso de las políticas feministas de los últimos años. "La solución a la violencia perpetrada por psicópatas contra las mujeres", escribe Milei, "no es crear un ministerio de la mujer y miles de empleos públicos inútiles [...] La única solución es ponerse duro con quienes cometen esos delitos. Aumentar la burocracia estatal es una estafa moral, presupuestaria y política. Es como aprovecharse de un problema grave para hacer negocio."
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Con una buena dosis de cinismo, el portavoz de Presidencia llegó a aconsejar a las mujeres víctimas de violencia que llamen al teléfono gratuito de emergencias 144, olvidando señalar, como documenta el diario El País, que la presidencia de Milei ha recortado drásticamente los presupuestos que permiten mantener ese servicio.
La activista feminista Luci Cavallero, entrevistada el domingo por el diario Página 12, criticó "el cínico modus operandi de este gobierno, que intenta culpabilizar y atacar a las fuerzas de resistencia más importantes de nuestro pueblo". Y añadió: "La escena es perversa: se nos culpa de esta situación, cuando fueron las luchas feministas las que permitieron que se escuchara esta denuncia".
Traducción de Miguel López
La conmoción causada en Argentina por las acusaciones de violencia de género vertidas contra el expresidente peronista Alberto Fernández, defensor de una histórica ley sobre el derecho al aborto aprobada en 2020, sigue extendiéndose.