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Militares neonazis actúan a cara descubierta en el Ejército francés

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Sébastien Bourdon | Justine Brabant | Matthieu Suc (Mediapart)

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En diciembre de 2019, el cabo Nikita H. compartió un vídeo en su cuenta de Instagram, que cuenta con más de 1.000 seguidores, en el que recopila recuerdos de su participación en la operación Harpie, destinada a combatir la búsqueda ilegal de oro en Guyana. Este miembro de la Legión Extranjera, de origen ucraniano, aparece con equipamiento de combate, apartando lianas y cruzando ríos en la selva amazónica.

No llamaría la atención en los reportajes sobre la difícil caza de los buscadores furtivos de oro que le gusta montar al Ejército francés, de no ser porque el informe que hace Nikita no está maquillado por la jerarquía. La última secuencia muestra a cuatro jóvenes negros realizando... un saludo nazi. Los pequeños repiten a todo pulmón “¡Sieg Heil!”, mientras extienden torpemente los brazos, un gesto que obviamente alguien les ha pedido que hagan y cuyo significado los niños no alcanzan a entender. El vídeo, nauseabundo, incluye un comentario irónico en ruso: “Arios”...

Un vistazo a la cuenta de Instagram del legionario no deja lugar a dudas sobre su fascinación por la ideología nazi. En la playa, sin camiseta, lleva una esvástica como colgante. Y cuando posa frente a la Torre Eiffel, adjunta a su foto una imagen de Adolf Hitler en la misma pose frente al mismo monumento en 1940.

Después de revelar en julio de 2020 cómo una docena de soldados presumían en las redes sociales de su adhesión a la ideología neonazi, Mediapart (socio editorial de infoLibre) revela hoy, con documentos, que en realidad el fenómeno es de una escala completamente diferente: hemos descubierto 50 nuevos casos de soldados que muestran su nostalgia por el Tercer Reich. Consultado al respecto, el Ministerio francés del Ejército ha reconocido que “los elementos planteados por la investigación de Mediapart son muy graves”.

Muchos de estos nuevos casos se encuentran en las filas de la Legión Extranjera, pero no sólo. Además de los seis regimientos metropolitanos de esta célebre institución, el 3er regimiento de paracaidistas de infantería de marina (3er RPIMa), el 35º regimiento de infantería (35º RI) y el 132º regimiento de cinotecnia de infantería (132º RIC) están concernidos tangencialmente. Cabe señalar que la mayoría de los casos identificados no son aislados. Algunos están en contacto con otros. Suelen aparecer juntos en las fotos de grupo.

El artículo previo de Mediapart revelaba la presencia de soldados neonazis en el 13º Batallón de Cazadores Alpinos (13º BCA), el 1º Regimiento de Húsares Paracaidistas (1º RHP), el 2º Regimiento de Infantería de Marina (2º RIMa), etc. Nuestras nuevas revelaciones elevan a 14 el número de regimientos del Ejército francés con este tipo de individuos en sus filas. Del total de 210.000 militares, los cerca de 60 casos identificados por Mediapart en el espacio de unos pocos meses pueden parecer una cifra pequeña, pero nuestra investigación, que se llevó a cabo esencialmente utilizando fuentes abiertas (es decir, consultando publicaciones en redes sociales accesibles a todos) con los recursos de un periódico y no los del Estado, no puede ser exhaustiva.

Sobre todo, esta investigación, fragmentada y limitada sólo a los neonazis (sin tener en cuenta a los militares que hacen gala de convicciones de otras familias de la extrema derecha), contradice las cifras oficiales. En junio de 2019, el informe de la misión de información sobre los servicios públicos frente a la radicalización de los diputados Éric Diard y Éric Poulliat estimaba que “el personal de las Fuerzas Armadas [...] parece estar en nuestro país al abrigo, por el momento, de cualquier radicalización notable”. Los ponentes se basaron en las cifras que les presentó la Dirección de Inteligencia y Seguridad de la Defensa (DRSD). Según este servicio de inteligencia conocido como el primer círculo, la proporción de sospechas de radicalización (“ya sea islámica o política”) es del 0,05% en el Ejército y del 0,03% en la Marina. El sitio Opex360 señaló entonces que esto representaba, según los porcentajes indicados, 57 soldados radicalizados en el Ejército –“esencialmente casos de islamismo radical”, según el informe– y 11 en la Marina.

¿Cómo se explica que Mediapart haya contabilizado una sesentena de casos y sólo neonazis?

El Ministerio de las Fuerzas Armadas tiene una respuesta preparada: intenta minimizar nuestras cifras con ingeniosos cálculos, fruto de un “meticuloso análisis”. Según el Ministerio, de los 50 nombres que presentamos, “una docena ya no están vinculados al Ejército; en una veintena de los casos citados, nuestras investigaciones, que continúan, no confirman la información sobre los vínculos con la ultraderecha; una decena de legionarios ya habían sido detectados en el momento de su alistamiento. Al no estar implicados en delitos de sangre, fueron reclutados en el marco del derecho al olvido propio de la incorporación a la Legión Extranjera. Fueron advertidos y, que sepamos, no han publicado nada desde su alistamiento; por último, algunos de los soldados mencionados ya habían sido detectados y castigados por los hechos mencionados. Como resultado, y basándonos en nuestras investigaciones, Mediapart reveló la existencia de entre 6 y 7 casos que aún no habían sido detectados por nuestros radares”. Esto significa que el número de militares baja de 50 a menos de diez. Y la conclusión es obvia: “Estos comportamientos condenables son propios de la deriva individual”. Esta es una forma recurrente del Ministerio de esquivar el tema, en cuanto los soldados de extrema derecha aparecen en los titulares.

Mediapart, por su parte, mantiene sus informaciones de todos los soldados identificados. Para establecer su recuento de 50 casos de soldados con condenas neonazis, en efecto, sólo hemos retenido a los soldados cuyo culto al Tercer Reich se refleja en múltiples referencias innegables (véase la Caja negra). Sin embargo, si algunos de los soldados de nuestra lista han dejado el Ejército, se trata de un cambio de situación reciente. Tras el envío de nuestras preguntas a los soldados acusados, muchos de ellos también han modificado la configuración de privacidad de sus perfiles en las redes sociales o, incluso, han eliminado sus cuentas. Sin embargo, es evidente que hemos conservado pruebas al respecto. Por último, en lo que respecta a la “decena de legionarios ya detectados”, el Ministerio los descarta de plano, considerando que no han publicado, “que sepamos, nada desde su alistamiento”. En realidad, para casi todos los soldados incriminados, los elementos coinciden en el tiempo con su período de alistamiento.

Una bandera de la República de Salò

Edición realizada a partir de capturas de pantalla en redes sociales. Soldados comparten fotos en redes sociales que los muestran posando frente a banderas del Tercer Reich… exhibidas en museos.

La ceguera de las autoridades es todavía más difícil de entender por cuanto los soldados que hemos identificado muestran su fascinación por el nazismo en las redes sociales con códigos poco discretos (y recurrentes de un regimiento a otro).

Así, varios soldados se atreven a hacer el saludo nazi en las redes sociales. Algunos intentan disimular, un poco, su gesto. Todo de la misma manera. Algunos aparecen con los brazos extendidos mientras ocultan sus rostros, otros optan por saludar sólo con los antebrazos extendidos. Uno de los soldados que hace este medio saludo nazi lleva una sudadera con un “88”, acompañado de la inscripción totenkopf, el emblema de una división de las SS destinada a vigilar los campos de concentración y exterminio nazis.

Otra técnica para mostrar sus ideas de forma más o menos sutil: varios soldados comparten en las redes sociales fotos en las que aparecen posando delante de banderas del Tercer Reich... expuestas en museos. Una práctica que, como poco, cuestiona el imaginario de estos soldados que deciden difundir públicamente fotos en las que aparecen, a veces con el uniforme, delante de esvásticas. Uno de ellos, legionario, por ejemplo, se muestra así en su cuenta de Instagram sosteniendo una bandera ucraniana desplegada, y llega a reproducir en la descripción de su foto las primeras palabras, “Ein Volk...” (“un pueblo”), del lema nazi “Ein Volk, ein Reich, ein Führer” (“Un pueblo, un imperio, un líder”). Para identificar los 50 casos de militares con convicciones neonazis en el Ejército francés, Mediapart sólo tuvo en cuenta estos casos (“saludos” discretos y fotos en museos) cuando iban acompañados de otras referencias más explícitas (véase la Caja negra).

Y luego están los “clásicos”: los pseudónimos que florecen en las redes sociales a los que los soldados añaden un “88”. No se hace referencia a su número de regimiento, sino a la H, la octava letra del alfabeto, que se duplica. Por “Heil Hitler”. Algunos no andan con subterfugio a la hora de emplear códigos. Como el soldado que eligió como pseudo de Instagram “Valhalla SS”. O el otro que utiliza para la biografía “Meine Ehre heißt Treue” (“Mi honor se llama lealtad”). Es decir, el lema grabado en la hebilla del cinturón de las SS en referencia a su lealtad a Adolf Hitler.

Al legionario Danilo P. le gusta colgar fotos en Instagram mostrando sus inequívocos tatuajes: en el estómago, una cruz celta; en el hombro, el lema “White Pride”; entre los omóplatos, un águila superando un sol negro. Popular entre los neonazis, especialmente los de tendencia mística y esotérica, el sol negro aparecía en la portada del manifiesto de Brenton Tarrant, el terrorista australiano que mató a 51 personas en dos mezquitas de Christchurch (Nueva Zelanda). El sol negro, formado por las doce letras “Sig” del alfabeto rúnico, las mismas que forman el emblema de las SS, fue representado especialmente en el suelo de mármol del castillo de Wewelsburg (Alemania), adquirido por Heinrich Himmler en 1934 como centro de desarrollo de las teorías raciales nazis y como lugar de ceremonias de las SS, que él dirigía.

No es sólo en su cuerpo donde Danilo muestra su fascinación. En el apartamento del hombre que acaba de dejar la Legión, una taza y un plato con la palabra “SS” se encuentran junto a una estatuilla de Benito Mussolini y una botella de cerveza con la efigie de Adolf Hitler... Cuando nos pusimos en contacto con él, Danilo P., después de haber leído nuestras preguntas, contestó que no “quería responder” y nos “prohibió” difundir sus fotos.

Más problemático aún: estos soldados ya no dudan en glorificar el nazismo no sólo en las redes sociales, sino también dentro de sus regimientos. Varias fotos y vídeos muestran banderas y otros símbolos inequívocos expuestos en los cuarteles. En un breve vídeo grabado en diciembre de 2019, una docena de soldados celebran la Navidad frente a una bandera negra adornada con una cruz celta, un símbolo utilizado por muchos movimientos de extrema derecha, incluidos los supremacistas blancos. En otra foto, tomada en una sala del cuartel, se puede ver una bandera similar junto a un cartel de una conmemoración de los llamados actos de “Acca Larenzia”, donde se reúne cada año la flor y nata de la ultraderecha europea para conmemorar la memoria de tres jóvenes activistas del partido neofascista italiano MSI asesinados en 1978.

Más anecdótica quizás, pero igualmente reveladora, es la foto, presumiblemente tomada en un cuartel, de una nevera en la que se han dibujado dos esvásticas. En otra, en la que varios soldados comparten una comida, se puede ver de fondo una bandera de la República de Salò, un estado fascista títere dirigido por Mussolini en los últimos años de la Segunda Guerra Mundial.

Algunos siguen expresando sus opiniones en plena operación. Entre ellos está el legionario Nikita H., el hombre que se divierte filmando a los niños negros de Guyana haciendo el saludo nazi. El mes pasado, publicó recuerdos de su participación en 2020 en la operación Barkhane, la misión francesa de lucha contra los grupos armados yihadistas en el Sahel. Además de las fotos en las que aparece con el equipo de arena y el rifle de asalto colgado al hombro, publicó un vídeo en el que se ve a un niño negro obligado a hacer una serie de flexiones en el desierto. Se puede escuchar los ánimos burlones de los legionarios con la voz en off de quien graba, evidentemente Nikita H., comentando en ucraniano y luego en ruso: “¡Arriba, sucia puta! ¿Qué te ha parecido? ¿Que la comida francesa se reparte gratis?”.

La actitud de Nikita H. con estos niños negros, tanto en Guyana como en Malí, ilustra el problema, grave, de emplear a soldados con convicciones neonazis en las operaciones del Ejército francés. Como son racistas, estos hombres, con las armas en la mano, se encuentran en posición de intimidar, maltratar y humillar a las personas. En nombre de Francia.

De la 329ª promoción de la Escuela Nacional de Suboficiales en activo, el sargento Víctor G. se incorporó al 3º RPIMa en 2019. Cabe imaginar entonces que la vez que escribió en su cuenta de Instagram estar en Dubái "#chezlennemie [En casa del enemigo]” o adornó una foto en la que aparecía dándole la mano a un asiático con un comentario racista: “Detrás de sus sonrisas se esconde a menudo su falsedad #nem #free #nouille #riz”. Sin embargo, desde el desierto de Malí, donde estaba desplazado en 2020 en el marco de la operación Barkhane, Victor G. lleva tatuado en el tríceps un símbolo: el de la “C3G”, un grupo que reúne a la élite de la extrema derecha militante lionesa y cuyo nombre oficial (“Cigale 3 Grammée”) es un juego de palabras que permite a sus miembros repetir a voluntad “Sieg Heil cruz gamada”...

Muchos de los cincuenta nuevos casos revelados ahora ya habían publicado, antes de su incorporación a filas, contenidos en las redes sociales en los que mostraban su fascinación por el nazismo. Entonces, ¿cómo explicar estos “agujeros en la raqueta”, a los que hacía alusión Florence Parly, el 14 de julio de 2020, en France Info, al día siguiente de las primeras revelaciones de Mediapart?

Tal vez en los medios utilizados para llenar estos vacíos. En un dictamen de la Comisión de Defensa Nacional y Fuerzas Armadas sobre el proyecto de presupuesto para 2021, descubrimos que, en lo que respecta a “Investigación y explotación de la inteligencia relevante para la seguridad de Francia”, donde el presupuesto de la DGSE está marcado por un aumento del 310%, el de la DRSD disminuye un 14,6%...

Y esto, mientras que el autor de este dictamen, el diputado Fabien Gouttefarde, señala una “necesidad de protección de la esfera de la defensa [que] lleva al DRSD a aumentar rápidamente su poder para transformarse y modernizarse”. Y precisa, entre otras cosas, que “para hacer más fluido el proceso de autorización, se pondrán en marcha herramientas de apoyo a la decisión en 2021”.

Preguntado al respecto, en el verano de 2020, el Ministerio de las Fuerzas Armadas admitió: “No tenemos medios para controlar las publicaciones de nuestros 140.000 efectivos cuando se expresan en internet. No todos mencionan su condición de militares en sus publicaciones o se expresan bajo otra identidad. [...] Una minoría de soldados se expresa a través de sus cuentas personales en las redes sociales o en sitios extremistas sin que el ejército pueda detectarlo”.

Un año después, al ser interrogado de nuevo por los fallos que señala nuestra investigación, el Ministerio de las Fuerzas Armadas responde que “el DRSD está realizando un inmenso y crucial trabajo para evitar cualquier incursión de este tipo de ideología en las Fuerzas Armadas. Pero, como ha tenido ocasión de decir el ministro de las Fuerzas Armadas, debemos seguir siendo humildes, porque ningún sistema de detección es infalible”.

Demasiado “valioso” para ser despedido

En France Info, Florence Parly habló con firmeza sobre los casos de soldados neonazis revelados cuatro días antes por Mediapart: “Estamos muy atentos porque transmiten una ideología que no tiene cabida en nuestros Ejércitos, son extremistas, revisionistas. [...] Debemos tomarlo muy en serio. Eso es lo que estamos haciendo y por ese motivo el alto mando lo asumió inmediatamente. No porque se trate de casos aislados no se deben imponer sanciones”. Este discurso voluntarista sólo tuvo un seguimiento parcial.

El 21 de octubre, el padre de un cazador alpino, cuyo caso denunció Mediapart en su primera investigación, nos escribió para quejarse de que a su hijo, después de cubrirse el tatuaje –el lema de las SS–, le habían sancionado con 40 días de arresto y lo iban a degradar durante seis meses, antes de que el Ejército cambiara de opinión y lo apartase definitivamente.

La de Teddy M., suboficial del 2º Regimiento Extranjero de Paracaidistas (2º REP) que había decorado su cuerpo con un imponente sol negro en el hombro, un totenkopf en el brazo y el lema de las SS en el pecho, es una historia similar. Según una fuente cercana al caso, el suboficial debía cubrir sólo un tatuaje, ya que los otros se los había hecho antes de su ingreso en la Legión, y al igual que el cazador alpino ser condenado a días de arresto. Pero, al contrario que en este último caso, Teddy sigue siendo, por lo que hemos podido ver, todavía soldado. En una foto publicada el 1 de febrero de 2021 y tomada en el bar del cuartel del 2º REP, aparece en compañía de compañeros legionarios, dos de los cuales aparecen en nuestra lista de neonazis. Según la fuente conocedora del caso antes mencionada, Teddy se jactaba de ser demasiado “valioso” para ser despedido.

Preguntado por la realidad de las sanciones mencionadas por Florence Parly, el Ministerio de las Fuerzas Armadas respondió que “en julio de 2020, siete soldados habían sido fuertemente sancionados, dos de los cuales expulsados”. Sin especificar el contenido de las “fuertes sanciones” aludidas.

También durante la intervención de Florence Parly en la antena de France Info, la ministra responsable de las Fuerzas Armadas había declarado: "Estamos muy atentos en el momento de su reclutamiento, hay un servicio encargado de asegurarse de que los que se incorporan no transmiten este tipo de ideología”. Se trata del Centro Nacional de Homologación de la Defensa (CNHD, dependiente del DRSD), que dispone, entre otras cosas, de una herramienta de cribado de las redes sociales.

La historia de Lucas M. viene a contradecir exactamente al ministro.

En abril de 2019, Lucas M. compartió un vídeo en Facebook del cantante Bilal Hassani (víctima frecuente de insultos homófobos) y comenta “Zyklon B su madre”, en referencia al pesticida utilizado por los nazis en las cámaras de gas durante la Segunda Guerra Mundial. En otra ocasión, publica un vídeo en el que aparece un hombre transgénero con el comentario “BurnBurnBurnBurnBurn”, es decir, “QuemaQuemaQuemaQuema”.

En Instagram, Lucas se fotografía en el verano de 2019 con una camiseta en honor de la División Carlomagno, una unidad de las Waffen-SS formada por voluntarios franceses. En junio de 2020, participó en un chat de extrema derecha en Telegram, donde compartía un vídeo titulado “Guerra racial: el fundamentalismo antiblanco, la nueva religión de Occidente”, del neonazi francés Boris Le Lay.

En diciembre de 2019, preparó una solicitud para ingresar en el Ejército. En el momento de concluir nuestra primera investigación, sin saber si finalmente había ingresado o no, Mediapart se puso en contacto con él, así como con el Ministerio. Ambos confirmaron que no era así. Por lo tanto, no publicamos nada sobre él. Aunque a raíz de las preguntas enviadas por Mediapart, la institución militar no desconocía nada del perfil de Lucas M. y de sus publicaciones neonazis, el joven ha pasado finalmente a integrar sus filas.

Ahora posa en las redes sociales con el uniforme de la Legión, a veces con la famosa boina verde, otras con la boina blanca. Sin haber renegado de sus convicciones. Para celebrar su incorporación, brinda “por la raza y por Maurras” y lleva tatuado en el cuello “Me ne frego” (“Me la importa un bledo”), un famoso lema del fascismo italiano.

El sábado 6 de marzo, un legionario colgó fotos en Instagram de la barbacoa organizada con unos 15 compañeros, todos vestidos de uniforme. En el pie de foto de una mesa al aire libre, escribió “13 DBLE”, en referencia a la 13ª media brigada de la Legión Extranjera, con sede en Larzac. ¿Qué están escuchando? El Cara al sol, el himno de la Falange Española y símbolo del franquismo. Cuando se da cuenta de que le están filmando, Lucas M. hace un saludo nazi, lo que provoca la hilaridad de la persona que graba la escena. Otro legionario se pone la mano derecha en el corazón, en actitud de recogimiento, escuchando la canción que sigue siendo popular entre los nostálgicos del caudillo. Lucas M. agarra entonces el brazo de su camarada y le lleva a hacer el saludo nazi. Creada en 1940, la 13ª media brigada de la Legión Extranjera fue uno de los primeros regimientos de las Fuerzas Francesas Libres (FFL) durante la Segunda Guerra Mundial.

Neonazis consiguen hacer carrera en el Ejército francés

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Traducción: Mariola Moreno

Leer el texto en francés:

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