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Muere Mijaíl Gorbachov, el hombre que destruyó la URSS al intentar salvarla

El último líder de la Unión Soviética, Mijail Gorbachov.

François Bougon (Mediapart)

El último dirigente de la Unión Soviética, Mijaíl Gorbachov, célebre en Occidente por su política de apertura, pero odiado en Rusia por su papel en la desaparición del imperio soviético, murió el martes a los 91 años en Rusia. "Hoy por la tarde (martes), tras una larga y grave enfermedad, ha fallecido Mijaíl Serguéievich Gorbachov", ha informado el Hospital Clínico Central (TSKB), dependiente de la Presidencia rusa.

Como recuerda la web Meduza, desde los 15 años trabajó en el campo, de donde procedía, y sería el primer dirigente soviético con auténticas raíces rurales. Después se graduó en la Facultad de Derecho de la Universidad Estatal de Moscú, tras lo cual se unió al Komsomol, la Juventud Comunista. En 1971 fue elegido miembro del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética, y en 1985 fue nombrado Secretario General del Comité Central.

Mijaíl Gorbachov lanzó entonces una ola de reformas políticas –"glasnost”– económicas y sociales –"perestroika"– destinadas a modernizar y democratizar la Unión Soviética, que se enfrentaba a graves crisis.

Como dice el sovietólogo Nicolas Werth a Antoine Perraud, en una serie de entrevistas en vídeo para Mediapart —socio editorial de infoLibre—, "la idea era reformar la Unión Soviética y el socialismo sin torpedear sus valores". "Ya era hora", continúa el especialista, "porque todo iba mal. Hubo una crisis económica, una crisis social porque el sistema está totalmente bloqueado. Ya no existía ese juego de la promoción social que estaba en el corazón de la sociedad, incluso durante el periodo estalinista, porque todo aquel que era purgado dejaba un puesto libre para la promoción".

Fue durante los viajes a Occidente, especialmente a Francia, cuando Gorbachov, según relató en sus Memorias, llegó a la conclusión de que "el proceso de debilitamiento" de la URSS se había vuelto, "¡ay! irreversible". "En todo el mundo, la revolución científica y técnica fue el origen de progresos decisivos en campos tan diversos como la producción, las comunicaciones y la moral, que dieron lugar a cambios radicales en la vida social", escribió. "Mientras que otros países fueron capaces de adaptarse a estos dolorosos procesos y de afrontar los retos de nuestro tiempo, nuestro sistema, basado en la planificación científica, se mostró incapaz de hacerlo".

La catástrofe de la central nuclear de Chernóbil, símbolo de esta ineficacia, le dio la oportunidad, un año después de llegar al poder, de hacer sonar la alarma. El 14 de mayo de 1986, dieciocho días después de la explosión, apareció en la televisión rusa. "Esta es otra terrible advertencia de que en la era nuclear lo que se necesita es un nuevo pensamiento político y nuevas políticas", dijo.

La caída del Muro y la reunificación alemana

Aunque los occidentales se mostraron inicialmente escépticos, acabaron creyendo en las reformas lanzadas por el nuevo líder soviético. Se convirtió en un habitual de las capitales occidentales. Los medios de comunicación lo adoraban. Le apodaron Gorby. En 1989, las manifestaciones de Alemania Oriental que condujeron a la apertura del Muro precipitaron los cambios. Ni Gorbachov ni sus interlocutores occidentales, sobre todo el presidente estadounidense George H. W. Bush y el francés François Mitterrand, creían en esa posibilidad y lo que luego sería la rápida reunificación de Alemania. 

Según un investigador ruso, en esta cuestión alemana, "ni Gorbachov, ni la élite política gobernante, ni la sociedad soviética estaban preparadas para esta evolución, ni psicológica ni en el plano conceptual".

El canciller alemán Helmut Kohl se aprovechó de ello y el 28 de noviembre de 1989, sin informar a sus aliados franceses y británicos, presentó al Bundestag un plan de reunificación de diez puntos. Gorbachov reaccionó con indignación. En diciembre de 1989, explicó al ministro de Asuntos Exteriores alemán Hans-Dietrich Genscher: "Debe quedar claro que estas reivindicaciones perentorias se hacen contra un Estado alemán autónomo y soberano. Aunque se refiere a la RDA, las palabras del canciller nos conciernen a todos... La declaración del canciller es un error político. No podemos ignorarlo. No tenemos intención de jugar a la diplomacia. Si quiere cooperar con nosotros, estamos preparados. Si no, sacaremos conclusiones políticas. Por favor, tomen mis palabras muy en serio”.

Ese mismo mes, en una reunión con François Mitterrand, Gorbachov pareció volver a un estado de ánimo menos belicoso, diciendo que quería "seguir la política de cambios pacíficos". Pero el deterioro de la situación económica y social dejó al líder soviético con poco margen de maniobra en las negociaciones de política exterior.

Primer y último presidente de la URSS

Partidario de una política de acercamiento a Occidente, fue galardonado con el Premio Nobel de la Paz en 1990 "en reconocimiento a su papel de líder en el proceso de paz, que caracteriza una parte importante de la vida de la comunidad internacional". Negoció un acuerdo histórico sobre armas nucleares con Ronald Reagan y decidió no involucrar al ejército soviético cuando cayó el Muro de Berlín un año antes. En 1988, también retiró las tropas soviéticas de Afganistán.

En febrero de 1990, Gorbachov fue elegido presidente de la Unión Soviética, convirtiéndose en la primera y última persona en ocupar ese cargo. En agosto de 1991, un grupo de altos dirigentes soviéticos intentó destituirlo anunciando la creación del Comité Estatal para el Gobierno de Emergencia, pero el golpe fracasó.

Gorbachov dimitió como presidente en diciembre de 1991, después de que los líderes de Rusia, Ucrania y Bielorrusia acordaran disolver la URSS y crear la Comunidad de Estados Independientes. Tras dejar la política, creó y dirigió la Fundación Gorbachov, que realiza investigaciones sobre la historia rusa y mundial. En 1996, Gorbachov se presentó a la presidencia rusa, pero sólo obtuvo el 0,51% de los votos.

Recientemente se publicaron en Rusia los resultados de una encuesta del Centro Levada sobre los líderes del país: Brezhnev (56%), Lenin (55%) y Stalin (50%) recibieron las valoraciones más positivas, Gorbachov y Yeltsin las más negativas (66% y 64% respectivamente). Como explicó la Premio Nobel Svetlana Alexievitch, autora de la magnífica El fin del hombre rojo, al sitio web Le Grand Continent, "hay una enorme decepción con lo que ha sucedido. Y eso significa que las élites no han hecho su trabajo. Los intelectuales se han dividido según sus intereses profesionales, imaginando que podrían, como en Occidente, concentrarse en su campo particular..."

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Según The Guardian, tras visitar a Gorbachov en el hospital a finales de junio, el economista liberal Ruslan Grinberg declaró al periódico de las fuerzas armadas Zvezda: "Nos dio toda nuestra libertad, pero no sabemos qué hacer con ella".

El presidente ruso, Vladimir Putin, expresó sus más profundas condolencias, según declaró un portavoz del Kremlin a la agencia de noticias Interfax. Gorbachov no comentó la decisión de Putin de invadir Ucrania el pasado febrero. En agosto de 2021, en un largo texto sobre el periodo de reformas, el antiguo líder soviético había juzgado sin embargo –¿premonitoriamente?– que "ningún reto o amenaza a la que se enfrente la humanidad en el siglo XXI puede tener una solución militar. Ningún problema importante puede ser resuelto por un solo país o incluso por un grupo de países". Y añadió: "Esto no es una condena de la actual generación de líderes, sino un llamamiento a la acción urgente. Deben reevaluar seriamente su pensamiento político y tener en cuenta la experiencia de sus predecesores, que se enfrentaron a retos aún más peligrosos”.

Según TASS, citando a una persona cercana a Mijaíl Gorbachov, será enterrado en el cementerio de Novodevichy, en Moscú, junto a su esposa Raissa, fallecida de cáncer en 1999. 

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