“¡Esta vez seguro que vamos a ganar!” En este mitin de la oposición, de campaña en un pueblo al sur de Caracas, la capital, no había lugar para el derrotismo. “¡Y no hablo de sondeos de opinión! Cuando hacemos el puerta a puerta, se nota: la gente quiere un cambio”, añade André, que ha venido desde el Estado de Zulia, en el oeste del país, para reunirse con sus compañeros de partido.
Sus esperanzas están puestas en Edmundo González Urrutia, el candidato de la oposición, que se enfrenta al actual presidente, Nicolás Maduro. En el polideportivo, Urrutia camina vacilante entre la multitud, manteniendo las distancias con la muy popular María Corina Machado, a quien los tribunales venezolanos han prohibido presentarse y que hace campaña junto a él.
González Urrutia, un exdiplomático de 74 años que hace unos meses era un completo desconocido en Venezuela, fue elegido de improviso. En abril, declaró a la AFP: “Ha sido la mayor sorpresa de mi vida”.
Durante la campaña, todavía era la muy radical María Corina Machado quien entusiasmaba a la gente. “Esta dama de hierro es como Milei, es la que va a poner al país de pie”, dice Carlos, que confiesa querer la línea “libertaria” del jefe de Estado argentino, sin haber creído nunca en la revolución bolivariana de Hugo Chávez ni de su sucesor Nicolás Maduro.
María Corina Machado, exdiputada, de familia acomodada, subió al escenario y prometió, con voz temblorosa, un futuro mejor y familias reunificadas en un país del que han huido más de 7 millones de personas.
Éxito sin precedentes en los barrios populares
El programa de la ganadora de las primarias de la oposición es exiguo. Se centra en una serie de privatizaciones, entre ellas la de PDVSA, la petrolera estatal que en su día hizo la fortuna del país. Hoy, Venezuela produce solamente 800.000 barriles de petróleo al día, frente a los más de 3 millones de hace dos décadas.
Los opositores están explotando la ola de descontento compartida por toda la población: el deplorable estado de los servicios públicos. “A veces pasamos doce horas al día sin electricidad”, dice José, que viene del Estado de Mérida, en los Andes. “Y para llenar el depósito, tenemos que hacer cola durante al menos cuatro horas. ¡En un país petrolero!”
La plataforma de partidos unidos contra el Gobierno, la Mud, ha tenido un éxito sin precedentes en las zonas populares, habitualmente cercanas al chavismo, en el poder desde hace veinticinco años.
Tibisay llegó al mitin desde El Valle, un suburbio pobre de Caracas. Es pensionista, pero no puede salir adelante sin trabajar: “¿Mi pensión? 130 bolívares, es decir, 4 dólares al mes, ¿te imaginas? Con eso no podemos ni pagar el autobús”, explica. “Así que ahora, la prioridad es salir a votar y hacer como en 2015”.
Las elecciones parlamentarias de ese año se saldaron con una aplastante victoria de la oposición, pero la Asamblea que se constituyó era un caos, con sus disensiones internas, su autoproclamado presidente Juan Guaidó perdiendo rápidamente credibilidad y la abrumadora maquinaria administrativa dirigida en su totalidad por el partido gobernante.
Con el impulso de Nicolás Maduro, en 2017 se eligió una Asamblea Nacional Constituyente, que nunca revisó la Constitución, pero sí suplantó a la Asamblea de 2015. La oposición optó inicialmente por boicotear las elecciones presidenciales de 2018, para luego volver, dividida, a la carrera electoral para las elecciones regionales de 2021.
Un proceso desfavorable para la oposición
“Hoy estamos unidos y eso lo cambia todo”, explica Aurelio, de unos 40 años, partidario de la oposición. “Hemos aprendido de nuestros errores”. El mantra se repite una y otra vez, la oposición está unida, y Edmundo González Urrutia es el candidato de esa unidad.
Pero no es seguro que la unidad (real o exhibida) sea suficiente: hay muchos obstáculos, según Benigno Alarcón, director del centro de estudios de la Universidad Católica Andrés-Bello. “No es un secreto para nadie que el chavismo ha perdido estas elecciones. Así que las autoridades están poniendo en marcha tácticas para intentar ganar las elecciones”, añade. “Están dividiendo el voto de la oposición presentando otros candidatos, intentando crear abstención entre los votantes de la oposición y buscando fragmentar el voto provocando errores”.
En efecto, el sistema de voto es complejo y es fácil equivocarse en el momento crucial. El país utiliza el voto electrónico, y este año la pantalla que se presenta a los electores estará dividida en treinta y ocho “viñetas” con las fotos de los diez candidatos, cada viñeta correspondiente al apoyo de un partido a cada competidor. Nicolás Maduro aparecerá dieciocho veces, mientras que Edmundo González, su principal rival, únicamente aparecerá tres veces.
“Sus casillas están mezcladas con otras con colores y nombres similares”, dice enfadado Mirlenis, del barrio obrero de La Pastora, en Caracas. “Todo está hecho a propósito, para confundir al votante”.
Los opositores se esperan cualquier cosa, incluida una prohibición de última hora para que Edmundo no pueda presentarse
Mirlenis y un grupo de unos veinte militantes de Primero Justicia, partido perteneciente a Mud, se reunieron para realizar la actividad “Aprender a votar por Edmundo”. Con una reproducción de la pantalla que los electores se van a encontrar, se acercan a los transeúntes con una frase muy directa: “¿Ya sabes cómo votar el 28 de julio?”.
En esta zona, donde lleva varias décadas implantado el chavismo, los opositores son sorprendentemente bien recibidos. “Hace solamente dos años, habría sido imposible pasearse así por aquí”, dice Oswaldo. “Pero la gente ya está harta. Antes, éramos el enemigo público número uno de los trabajadores informales… Ahora, mira, se están parando”.
Aparte de algunos momentos de tensión, sobre todo con una madre que exclamó: “Ustedes no van a volver al poder, Chávez me puso un techo y con Maduro recibo una caja de comida todos los meses, ¿qué van a hacer ustedes?”. La gente se toma el tiempo de escuchar a los militantes.
De momento, las autoridades lo permiten, aunque se detenga a algunos activistas, se cierren restaurantes y hoteles por los que pasa el candidato y los controles policiales en todo el país obstaculicen al dúo opositor.
Sin embargo, según Benigno Alarcón, “se esperan cualquier cosa, incluso la prohibición a última hora para que Edmundo no pueda presentarse. “Más allá de los palos en la rueda de la oposición, lo que me preocupa ahora es la ausencia de la misión de observación de la Unión Europea”, confiesa.
Cuando la UE se disponía a enviar un grupo de expertos para evaluar el proceso electoral, las autoridades venezolanas retiraron la invitación, “una verdadera sorpresa”, según una fuente diplomática. El fracaso de la misión europea hizo que Colombia y Brasil, países amigos de Venezuela, tampoco enviaran observadores. “Y las otras misiones, en particular la ONU, no podrán observar los suficientes colegios electorales para tener una visión representativa de lo que ocurre en el país”, explica Benigno Alarcón.
Reanudación del diálogo con Estados Unidos
Paralelamente, el 3 de julio, Venezuela ha reanudado el diálogo con Estados Unidos, estancado desde hace varios años. Ambos países no mantienen relaciones diplomáticas y Venezuela está sometida a sanciones económicas impuestas por Washington, que han tenido un grave impacto en su ya debilitada economía. La principal condición para el levantamiento de las sanciones es la organización de elecciones libres y transparentes.
A pocas semanas de las elecciones presidenciales, esta reanudación de las conversaciones ha sido una sorpresa. Para Luis Vicente León, economista y presidente del instituto de estudios de mercado Datanalisis, podría ser la prueba de que el gobierno cree en su victoria a pesar de los sondeos. “Por un lado, Estados Unidos quiere asegurarse de que las elecciones se celebren y de que el candidato opositor no sea impugnado, porque Washington cree que tiene todas las posibilidades de ganar. Y por otro, el Gobierno busca el reconocimiento de la comunidad internacional si consigue ganar estas elecciones”, explicó en la red social X el 3 de julio.
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Antonio de La Cruz, director ejecutivo del think tank Inter American Trends, hace un análisis diferente: miembros del Gobierno venezolano podrían estar negociando una salida con su vecino americano en caso de una derrota en las urnas el 28 de julio, según explicó al medio El Pitazo.
Pero hay algo en lo que todos coinciden: la importancia de la negociación en este tenso proceso electoral. Antes de las elecciones, a pesar de la retórica inflexible de María Corina Machado, la oposición ha acabado negociando con las autoridades la organización de sus primarias o la candidatura de Edmundo González Urrutia. Después de las elecciones, el diálogo será también más necesario que nunca.
Traducción de Miguel López
“¡Esta vez seguro que vamos a ganar!” En este mitin de la oposición, de campaña en un pueblo al sur de Caracas, la capital, no había lugar para el derrotismo. “¡Y no hablo de sondeos de opinión! Cuando hacemos el puerta a puerta, se nota: la gente quiere un cambio”, añade André, que ha venido desde el Estado de Zulia, en el oeste del país, para reunirse con sus compañeros de partido.