Un plus de 47.000 euros al año: los eurodiputados que hacen caja más allá del Parlamento Europeo
A un mes de las elecciones europeas, imaginamos que a algunos eurodiputados candidatos a su propia sucesión no les habrá gustado una publicación de este tipo. En un informe publicado este lunes 6 de mayo, la ONG Transparencia Internacional ha recopilado las remuneraciones percibidas por los diputados europeos por actividades paralelas a su mandato, basándose en sus últimas declaraciones de intereses privados.
La naturaleza y el importe de estas remuneraciones son a veces chocantes. En primer lugar, la ONG revela que el 26% de los diputados europeos perciben una remuneración suplementaria a su sueldo de eurodiputado, ya de por sí generoso, de unos 100.000 euros al año. Y que, de media, estos complementos ascienden a 47.000 euros al año.
Por supuesto, el hecho de que un eurodiputado reciba una remuneración paralela a su mandato no siempre significa que exista un conflicto de intereses o que esté al servicio de las grandes empresas. Por ejemplo, los candidatos franceses Raphaël Glucksmann (Place Publique) y François-Xavier Bellamy (Les Républicains - LR) están contabilizados por Transparencia Internacional entre los diputados que perciben ingresos adicionales, pero se trata principalmente de derechos de autor por sus libros, como se señala en este editorial de Libération, que reaccionaba a un tuit de la eurodiputada de LFI Manon Aubry.
Dicho esto, en muchas de las remuneraciones recopiladas por Transparencia Internacional, sobre todo las más importantes, hay una (gran) opacidad.
El campeón de todas las categorías es el sulfuroso eurodiputado lituano Viktor Uspaskich, que afirma recibir 3 millones de euros al año en ingresos por sus inversiones en el sector agroalimentario. Este eurodiputado no pertenece a ningún grupo parlamentario tras ser expulsado de Renew Europe en 2021 por unos comentarios homófobos. También fue condenado por fraude fiscal y corrupción hace más de diez años.
Los franceses, entre los que más ganan
En segundo lugar entre los eurodiputados mejor pagados se encuentra un francés de extrema derecha, Jérôme Rivière, ex miembro de Rassemblement National (RN) y de Reconquête, ahora sin adscripción. Recibe la mayor parte de su remuneración como director general de una empresa energética, y declara un total de 220.300 euros de ingresos además de su sueldo como eurodiputado, según la ONG.
Otro eurodiputado francés entre los 10 primeros es Geoffroy Didier, de LR y miembro del grupo del PPE, que ocupa el octavo lugar. Gana 115.200 euros más al año, principalmente gracias a su trabajo en un bufete de abogados, y también a su mandato como consejero regional en la región de Île-de-France.
Le supera en el ranking otro conocido eurodiputado, el belga Guy Verhofstadt, que declaró unos ingresos anuales de 131.988 euros durante su mandato, la mayoría procedentes de su cargo de director del fondo de inversión belga Sofina, que ostentó durante más de diez años y que finalizó en mayo de 2023.
Otro caso escandaloso señalado por Transparencia Internacional, que no da su nombre, es el de "un eurodiputado que cobra 75.000 euros al año como miembro del consejo de administración de una gran multinacional que también es una organización inscrita en el registro de grupos de presión de la Unión Europea".
Como era de esperar, todos estos diputados que perciben suntuosas remuneraciones no dudan en bloquear cualquier intento de reforma en este ámbito. Por ejemplo, señala la ONG, "la mayoría de los eurodiputados entre los veinte mejor pagados votaron en contra de una enmienda para prohibir los empleos secundarios pagados por entidades inscritas en el registro de lobbies de la UE". Añade que "sólo cuatro votaron a favor de la enmienda, trece votaron en contra y tres no asistieron a la votación".
Dinero a raudales en la derecha y la extrema derecha
Desde el punto de vista político, hay que decir que son sobre todo los eurodiputados de derecha y extrema derecha los que, además de su sueldo, perciben elevadas retribuciones.
Entre los veinte primeros, "sólo" dos eurodiputados pertenecen al grupo de los Socialistas y Demócratas: el polaco Marek Belka, en décimo lugar, con 105.000 euros más al año, y el griego Theodoros Zagorakis, en vigésimo lugar, que recibe 91.500 euros extra. Los restantes diputados mejor pagados son miembros de grupos políticos de derecha, extrema derecha o sin adscripción.
Además, si nos centramos en las cifras país por país, y mirando más concretamente a Francia, podemos ver que veintidós eurodiputados franceses recibieron una remuneración complementaria a su salario, es decir, el 28% del contingente nacional, por un importe total acumulado de 826.000 euros, es decir, una media de 37.530 euros por eurodiputado.
En cuanto a la proporción de eurodiputados que perciben una remuneración complementaria, Francia ocupa el noveno lugar en Europa, por detrás de Finlandia, donde el 64% de los eurodiputados cobra un sueldo extra por actividades paralelas, Bélgica (57%), Austria (42%), Dinamarca (36%), Alemania (35%), Irlanda (31%), Hungría (29%) y Portugal (29%). Y en cuanto al importe medio percibido por eurodiputado, Francia ocupa el duodécimo lugar de veintisiete.
Pero estas cifras no lo dicen todo. En otras palabras, lo que Transparencia Internacional ha recopilado puede ser sólo la punta del iceberg.
Por ejemplo, ha descubierto que el 5% de los ingresos extra de los eurodiputados proceden de dividendos vinculados a participaciones en empresas. Pero, según la ONG, "los eurodiputados sólo están obligados a declarar sus participaciones si consideran que tienen implicaciones de política pública o dan a los accionistas una influencia significativa". Estos dos criterios "se dejan enteramente a la discreción del eurodiputado".
Queda mucho por hacer
Transparencia Internacional también se ha quejado de que, en sus declaraciones de intereses privados, algunos eurodiputados marean la perdiz al describir de forma extremadamente vaga sus actividades, como "actividad comercial independiente" o "plan de negocio de energías renovables", que significan todo y nada.
La ONG señala que además había "multitud de declaraciones imprecisas o incompletas, así como casos curiosos de eurodiputados que de repente declaran elevados ingresos que no figuraban en sus anteriores declaraciones de intereses". Y recuerda que "los eurodiputados deben actualizar sus declaraciones al final del mes siguiente a cada cambio".
¿Qué habría que hacer para mejorar la imagen de Bruselas? Transparencia Internacional recomienda "prohibir a los eurodiputados participar en actividades paralelas, remuneradas o no, con organizaciones que pretendan influir en la elaboración de las políticas europeas".
Y si tal reforma resultara demasiado ambiciosa, la ONG sugiere que, como mínimo, "los grupos políticos del Parlamento Europeo adopten normas internas que prohíban a sus miembros participar en tales actividades paralelas".
Añade que "debería solicitarse información más clara en las declaraciones de intereses privados de los eurodiputados, en particular una declaración más precisa de los ingresos procedentes de actividades remuneradas".
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Por último, Transparencia Internacional pide al Parlamento Europeo que "aplique controles más rigurosos y detallados de las declaraciones, verificando cada una de ellas. Y que, en caso de conflicto de intereses probado, no se autorice a los eurodiputados a ocupar un cargo en el Parlamento vinculado a ese conflicto".
Traducción de Miguel López