La resistencia anti-Trump se organiza para boicotear Tesla en Estados Unidos

Una persona sostiene un cartel durante una manifestación este jueves, frente a un concesionario de automóviles Tesla en Manhattan (Estados Unidos).

Alexis Buisson (Mediapart)

Nueva York (Estados Unidos) —

El pasado sábado 8 de marzo, en el Meatpacking District, el barrio de los clubes nocturnos de Manhattan, se cruzaban en la misma acera dos mundos muy diferentes. Por un lado, neoyorquinos que habían venido a disfrutar de una operación comercial en una tienda Diane Von Fürstenberg que hay allí. Por otro, un centenar de manifestantes enfadados, que ondeaban pancartas con el saludo nazi de Elon Musk, frente a un concesionario de Tesla.

En el interior, al menos seis personas alzaban la voz entre pick-ups eléctricos de Tesla, el Cybertruck, antes de ser detenidas y evacuadas manu militari por la policía bajo el aplauso de los demás manifestantes.

Karen Shatzkin, de 74 años, es una de ellas: “Musk es un loco egocéntrico que tiene mucho poder y siempre quiere más. Quiere ir a vivir a Marte con otros ricos. Le da igual lo que le haga a la Tierra”, dice. “No podemos quedarnos de espectadores ante esta situación. La democracia es terriblemente frágil”.

Mientras el hombre más rico del planeta sigue recortando los presupuestos y el personal de la función pública con el beneplácito de Donald Trump, sus oponentes creen haber encontrado su talón de Aquiles.

Desde febrero, se han multiplicado las manifestaciones frente a los puntos de venta de Tesla en todo el país, convocadas por grupos que dicen seer la “resistencia” anti-Trump, como Indivisible, los ecologistas de Extinction Rebellion o los Democratic Socialists of America (DSA), una organización cercana a Bernie Sanders y Alexandria Ocasio-Cortez. Señal de que se está estructurando este movimiento, apodado Tesla Takedown (Desmantelamiento de Tesla): se ha previsto un día de acción nacional para el 5 de abril.

Un movimiento que partió de Boston

La impulsora de esta ola es Joan Donovan, profesora de la Universidad de Boston. A principios de febrero, esta investigadora sobre la desinformación en línea compartió en las redes sociales un artículo sobre una concentración contra Musk en una estación de carga en Maine. Esto la llevó a acercarse al concesionario de Boston. “Hice un pequeño folleto que publiqué en Bluesky. Envié un texto a amigos para invitarlos y les dije que yo pagaría el café, explica. Y la iniciativa creció”.

Desde que Donald Trump ha vuelto a ser presidente, la izquierda estadounidense considera a Elon Musk símbolo de los peligros de su segundo mandato: oligarquía emergente, conflictos de intereses, recortes presupuestarios en detrimento de los más vulnerables, deriva autoritaria... Su acción gubernamental también suscita oposición a los violentos recortes presupuestarios impuestos por su brazo armado, el Doge (Departamento de Eficiencia Gubernamental, ndt), y a su omnipotencia.

La firma Tesla, ya criticada por sus prácticas discriminatorias y su oposición a la formación de sindicatos en su seno, ha cristalizado la ira. Coches quemados o pintados con la palabra Swasticar (en referencia a la esvástica nazi), neumáticos robados, automovilistas avergonzados que ocultan el logotipo de su vehículo o famosos que se deshacen de él y lo cuentan en las redes sociales (como la cantante Sheryl Crow): el descontento se expresa de forma más o menos violenta.

“Es irónico que la gente de izquierdas se manifieste contra un fabricante de coches eléctricos”, observa Jesse Mattison, un científico que encontramos en la manifestación de Nueva York. “En realidad, estamos protestando contra un hombre de negocios que utiliza su empresa para ganar dinero y, por tanto, acumular poder. Conducir un Tesla debe convertirse en un acto muy incómodo”.

Por su parte, William Mitchell, un médico neoyorquino, salía a la manifestarse por primera vez. Afirma no pertenecer a ninguna organización política. “Pensé en irme del país tras la victoria de Trump, pero me he echado atrás”, sonríe. “Al principio, Musk ocultaba sus intenciones. Decía que se inclinaba hacia la izquierda, que actuaba por el bien común, etc. En realidad, solo defiende sus intereses. Tesla es antisindicalista y permite que un hombre con malas intenciones siga enriqueciéndose”.

El movimiento ha llamado la atención del interesado, que les acusa de estar compuesto por actores y actrices que se hacen pasar por manifestantes y de estar financiado por los ricos donantes demócratas George Soros y Reid Hoffman, patrón de LinkedIn. Este último lo negó en redondo: “Es más fácil inventar explicaciones para la ira que aceptar que las acciones tienen consecuencias”, declaró.

Si Elon Musk se vuelve demasiado tóxico para la marca, esperamos que los accionistas pidan su dimisión

Joan Donovan, profesora de la Universidad de Boston

El lunes 10 de marzo, el precio de las acciones de Tesla cayó un 15 % después de una séptima semana consecutiva de bajadas, la primera desde su entrada en el Nasdaq en 2010. La caída, acentuada por la disminución de las ventas, comenzó cuando Elon Musk entró a trabajar en el gobierno de Trump y empezó a apoyar abiertamente a movimientos de extrema derecha en Europa.

Estas dificultades llevaron al presidente republicano a mostrarse públicamente junto al empresario y cinco vehículos Tesla el martes en los jardines de la Casa Blanca para promocionar la marca, con el argumento de venta en mano. En este improvisado (e irreal) escaparate en el corazón del poder, Trump, que no ha dejado de denunciar los coches eléctricos durante la campaña, aprovechó para comprar uno rojo, precisando que no estaba autorizado a conducirlo.

Los manifestantes anti-Musk “están haciendo daño a una gran empresa americana”, dijo, y añadió que su jefe “no debería ser penalizado por ser un patriota”.

No es seguro que el campo contrario escuche esa llamada. El 11 de marzo, varios senadores y senadoras del Estado de Nueva York, otro bastión demócrata, pidieron al fondo de pensiones local que se deshiciera de las acciones de Tesla compradas para financiar la vejez de los funcionarios. Citaron “la continua volatilidad de Tesla y la significativa disminución de sus beneficios”. Una acción similar está en marcha en California desde octubre, lanzada por dos grupos de defensa de los derechos civiles que reprochan al multimillonario haber sostenido que “deben morir” las iniciativas de promoción de la diversidad, la equidad y la inclusión (DEI).

“Algunas personas están empezando a llamar a sus representantes políticos locales para decirles que no quieren Robotaxis ni otros futuros vehículos Tesla en su ciudad. Es una buena manera de preparar el futuro”, celebra Joan Donovan. “Musk está sobreendeudado. Sus acciones en la empresa le han permitido obtener préstamos para sus otros proyectos y financiar su tren de vida. Si se vuelve demasiado tóxico para la marca, esperamos que los accionistas pidan su dimisión. Sus acciones se devaluarán tanto que sufrirá consecuencias a nivel personal, cuando tenga que devolver los préstamos para la compra de X, por ejemplo”.

También en Europa

En Francia, las ventas de Tesla siguieron cayendo en febrero, posiblemente frenadas por el comportamiento de su patrón Elon Musk, pero también por la modernización de su gama. El fabricante vio caer sus ventas un 26 % en un año, con 2.395 vehículos matriculados en febrero, según las cifras publicadas el 1º de marzo por la Plataforma Automóvil. Sin embargo, el mercado automovilístico se ha mantenido estable (−0,72 %) en el país en un año, al igual que las ventas de coches eléctricos, que se mantienen en el 18 % del mercado en febrero.

Además, Francia ha sido escenario de llamamientos para atacar a Tesla, en particular mediante incendios provocados, difundidos por varias plataformas francófonas de inspiración anarquista. En Lyon, tras un llamamiento a incendiar concesionarios de Tesla difundido la semana pasada por la web Rebellyon.info, la fiscalía indicó el martes a la AFP que había abierto una investigación por “provocación pública directa sin efecto para cometer un crimen o delito”.

En Toulouse, se produjo un acto incendiario en el principal centro de Tesla de la aglomeración, en Plaisance-du-Touch, donde los bomberos registraron tres focos de incendio en la noche del domingo 2 de marzo. Fueron quemados doce coches Tesla en el aparcamiento del concesionario. La fiscalía de Toulouse ha abierto una investigación por el incendio provocado. La acción fue reivindicada en un mensaje titulado “Saludo incendiario a Tesla”, publicado en Iaata.info (Información antiautoritaria de Toulouse y alrededores).

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A escala europea, a pesar del aumento de las matriculaciones de vehículos eléctricos en Europa (+34 % en un año), las ventas de Tesla están en caída libre, según datos publicados a finales de febrero por la Asociación de Fabricantes Europeos. Según estos datos, en enero de 2025 se matricularon 7.517 vehículos Tesla en la Unión Europea, frente a los más de 15.000 del año anterior.

 

Traducción de Miguel López

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