Periodistas independientes y medios transparentes: así es el plan de la UE para blindar el derecho a la información

El comisario europeo responsable de Mercado Interior, Thierry Breton, ofrece una rueda de prensa sobre la Ley de Libertad de los Medios de Comunicación.

Laurent Mauduit (Mediapart)

"Los medios de comunicación independientes desempeñan una función de control fundamental, son una piedra angular de la democracia y constituyen una parte importante y dinámica de nuestra economía. (...) La Unión Europea sigue siendo un bastión de la libertad e independencia de los medios de comunicación en el mundo. Sin embargo, en la Unión Europea están surgiendo tendencias cada vez más preocupantes.” 

Así es como la Comisión Europea justifica la propuesta de legislación que dio a conocer el viernes pasado para proteger mejor el pluralismo y la independencia de los medios de comunicación. Un resumen del proyecto de texto está disponible aquí y los detalles están por el momento sólo disponibles en inglés, en dos textos que pueden consultarse aquí y aquí.

El proyecto se presentará al Parlamento Europeo y a los Estados miembros. Si es aprobado por el Parlamento Europeo, se aplicará automáticamente en todos los países, ya que es un reglamento y no una directiva. Es decir, entrará en vigor sin que los parlamentos nacionales tengan que votarla.

El texto ha sido redactado por el Comisario Europeo de Mercado Interior, Thierry Breton, y por la Vicepresidenta de la Comisión, Věra Jourová. Se trata de una "Ley de Libertad de Prensa", que sigue a otros dos importantes textos legislativos, uno que refuerza la regulación de las grandes plataformas digitales, conocido como "Ley de Servicios Digitales" (DSA), y otro que refuerza la regulación de los mercados digitales, conocido como "Ley de Mercados Digitales" (DMA).

Al leerlo, se podría pensar que su alcance es limitado y que sólo pretende frenar los excesos más fuertes, los de algunos regímenes autoritarios o de derecha radical como el régimen de Viktor Orbán en Hungría, que ha pisoteado la libertad de prensa mediante adquisiciones, intimidación y censura, o el gobierno polaco, que también ha amordazado metódicamente a los medios de comunicación públicos y privados.

Sin embargo, la ambición de la norma propuesta es más amplia que todo eso. También se trata de frenar otros abusos, como la "prensa de los millonarios", que existe en Francia, por ejemplo. El texto no utiliza esta fórmula, pero en las discusiones que pueda haber en torno a este texto, el comisario europeo no es reacio a jugar con esta imagen.

Por eso es importante este texto: es la primera vez en mucho tiempo que una autoridad pública invita a reflexionar sobre una nueva regulación del sector. Y esto en un momento en el que la libertad de prensa ha sido gravemente maltratada en Francia a lo largo de los tres últimos lustros, con una aceleración de prácticas preocupantes desde el primer mandato de Emmanuel Macron: citación de periodistas por parte de la DCRI (Dirección Central de Inteligencia Interna), intento de registro de Mediapart, refuerzo del dominio de los multimillonarios franceses sobre la prensa, instrumentalización de CNews por Vincent Bolloré al servicio de la campaña de extrema derecha de Eric Zemmour, etc.

Reforzar la independencia de las redacciones

En detalle, algunas de las propuestas de Thierry Breton para defender el pluralismo y la independencia de los medios de comunicación son sin duda tímidas, pero al menos son un paso en la dirección correcta. El artículo 6 es, en sí mismo, revelador del enfoque, pues exige una total transparencia de la identidad de los accionistas directos o indirectos de los medios de comunicación.

En Francia, en la época de la Liberación, este principio tenía fuerza de ley para dar la espalda a los escándalos del periodo de entreguerras pero, con el paso de los años, la opacidad ha recuperado terreno. Por ejemplo, siempre ha permanecido en secreto el acuerdo de accionistas celebrado por el trío de multimillonarios que se hizo con Le Monde en 2010. Asimismo, Bernard Tapie, en vida, tenía un acuerdo de accionistas con Xavier Niel para el periódico La Provence, que nunca se hizo público. Reabrir el debate sobre la propiedad de los medios de comunicación y los vínculos de interés es, por tanto, una cuestión de salud pública.

El mismo artículo 6 propone "garantizar la libertad de los responsables de redacción para tomar decisiones editoriales individuales en el ejercicio de su actividad profesional". En otras palabras, deben ser libres de oponerse a los deseos de sus accionistas si éstos intentan interferir en la vida editorial de sus medios.

La redacción del texto, quizás imprecisa, plantea una cuestión absolutamente importante, la de la muralla que debe existir entre los multimillonarios que controlan la prensa y las redacciones de los medios de comunicación de los que se han apoderado. Sabemos que en Francia el tema es candente. Como ha revelado la revista Challenges, sabemos que la dirección de Prisma (propiedad de Vivendi) ha establecido una nueva norma para sus revistas, entre ellas Capital, según la cual los resúmenes que se preparan deben presentarse previamente a sus accionistas. Es decir, a Vincent Bolloré.

El texto de la Comisión no llega a proponer, como reclaman muchos sindicatos de periodistas, que los directores editoriales sean refrendados por el voto de su equipo, y puedan ser despedidos por él, pero sigue la misma lógica.

El artículo 4 completa el sistema, pues también estipula que los Estados miembros y las autoridades públicas "no interferirán ni tratarán de influir en modo alguno, directa o indirectamente, en las políticas y decisiones" de los medios de comunicación. Cuando sabemos, por ejemplo, cómo el Elíseo interfiere en las decisiones editoriales de los medios audiovisuales públicos, la norma no parece muy superflua, aunque también debería ser más precisa.

Se proponen un montón de disposiciones, que van desde la prohibición de los programas espía utilizados contra los medios de comunicación hasta la obligación de que los Estados sean transparentes en la asignación de los presupuestos publicitarios. "En consonancia con la legislación sobre servicios digitales", el texto también prevé "salvaguardias contra la retirada injustificada (por las grandes plataformas digitales) de contenidos de los medios de comunicación producidos de acuerdo con las normas profesionales".

El texto propone asimismo la creación de un "organismo europeo de control de la libertad de los medios de comunicación". La idea se explica así: "La Comisión propone crear un nuevo Comité Europeo de Servicios de Medios de Comunicación, un órgano independiente compuesto por autoridades nacionales responsables de comunicación. El Comité fomentará la aplicación eficaz y coherente del marco legislativo de la UE en materia de medios de comunicación, en particular asesorando a la Comisión en la elaboración de directrices para la regulación de los medios. También puede emitir dictámenes sobre medidas y decisiones nacionales y sobre fusiones en los mercados de medios que afecten a estos mercados”.

Editores de prensa en pie de guerra

Por muy vago que sea el texto en algunas partes, señala algunos de los abusos más espectaculares de la prensa bajo el control de los millonarios. La reacción conjunta de la Asociación Europea de Editores de Periódicos (que incluye todos los medios de comunicación propiedad de millonarios franceses) y de la Asociación Europea de Revistas es, como mínimo, hostil.

En un comunicado de prensa, estas dos organizaciones denuncian lo que denominan "Ley sobre la falta de libertad de los medios de comunicación" y lo consideran nada menos que una "afrenta a los valores fundamentales de la democracia", sobre todo por la propuesta de crear una "policía europea".

No es de extrañar que sean estos mismos accionistas los que consideren intolerable la disposición de la Comisión de prohibir la injerencia de los accionistas en la vida editorial de los medios de comunicación: "Es inaceptable y muy problemático que [...] la Comisión Europea anuncie su intención de ignorar de facto el principio de la libertad editorial de los editores, elemento esencial de la libertad de prensa anclada en Europa desde hace siglos, así como la libertad de invertir y hacer negocios.” En otras palabras, Vincent Bolloré, Xavier Niel, Bernard Arnault o sus colegas deben hacer con los medios de comunicación lo que les plazca. ¡El que paga, manda!

El delegado de Bernard Arnault para su división de prensa (Les Échos y Le Parisien), Pierre Louette, que también es el portavoz de la Alianza para la Prensa de Información General, que agrupa a toda la prensa de los millonarios franceses, está, según Le Monde, en la misma línea: "Aunque el texto sea genérico y generoso, no me entusiasma", declaró eufemísticamente al diario.

“No hay democracia posible sin libertad de prensa”

“No hay democracia posible sin libertad de prensa”

Los empresarios tratarán de desbaratar el texto de la Comisión, marcando así el abismo que probablemente se abrirá. Por el contrario, todos los que están apegados a la libertad de prensa y al derecho de los ciudadanos a saber estarán dispuestos a reforzarla.

Traducción de Miguel López.

Consulta a continuación el artículo original en francés:

Vers Un Texte Européen Pour Protéger l’Indépendance Des Médias _ Mediapart by infoLibre on Scribd

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