El Gobierno se prepara para nombrar a su nueva vicepresidenta tercera. Sara Aagesen, la hasta ahora mano derecha de Teresa Ribera, tomará en los próximos días el mando del Ministerio de Transición Ecológica. La nueva ministra es considerada un perfil extremadamente técnico, lo ideal en una cartera donde hace falta un conocimiento profundo del mundo energético, pero también tendrá que tomar parte de la política ambiental en un momento en el que la dana ha recordado a España lo vulnerable que es ante el cambio climático.
Fuentes del sector coinciden en que Aagesen, nacida en 1976, es una trabajadora incansable, con mucha predisposición a escuchar y gran capacidad para tender puentes. En 2018 llegó a Transición Ecológica como asesora para coordinar el Plan Nacional de Energía y Clima (PNIEC), la biblia del ministerio, y gustó tanto a Ribera que dos años después la nombró secretaria de Estado de Energía. En los siguientes cuatro años ha vuelto a dirigir la revisión del PNIEC —que el Gobierno envió a Bruselas en septiembre—, y ha sido artífice de varios de los grandes hitos del ministerio, como el famoso mecanismo ibérico que ayudó a suavizar los precios récord de la luz en 2022.
La palabra más repetida tras el anuncio de Moncloa es "continuidad". El Ministerio de Transición Ecológica tiene abiertos en este momento multitud de frentes que hay que abordar a corto plazo, y era imprescindible que la salida de Ribera no supusiese un parón de estos trabajos. Especialmente en una cartera donde las presiones de las eléctricas y las petroleras son tan grandes que cualquier retraso en la Administración habría sido muy criticado.
Quizás este ha sido el motivo que ha llevado al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a decantarse por un nombramiento completamente ajeno a la política. Incluso más que Teresa Ribera, que cuando ascendió a ministra en 2018 era uno de los perfiles menos politizados del Consejo de Ministros, pero sí estaba afiliada al PSOE.
En el caso de Aagesen, su exposición política hasta ahora ha sido cero y no está afiliada al partido, de manera que su perfil se asemeja más a técnicos independientes como el titular de Economía, Carlos Cuerpo. Pedro Sánchez también mantendrá a la nueva ministra como vicepresidenta tercera, de manera que Aagesen mantendrá en el Consejo de Ministros el mismo poder que su predecesora, ahora aupada a vicepresidenta ejecutiva de la Comisión Europea.
En materia energética, la nueva ministra tendrá que enfrentarse a un sinfín de asuntos. El PNIEC apunta a que España incrementará de aquí a 2030 sus paneles solares un 150% y los aerogeneradores un 100%, un impulso a las renovables que habrá que encajar con el malestar de algunas regiones de España, donde en los últimos años han surgido polos de oposición, como Galicia, Aragón o Andalucía. En una reunión con periodistas el pasado septiembre, Aagesen reconoció que tendrá sumo cuidado en este asunto: "El encaje de las renovables y territorio es fundamental, estamos concienciados y preocupados", señaló. En los próximos meses, l nueva ministra también deberá poner en marcha la primera subasta para instalar aerogeneradores flotantes en la costa española, movimiento que tampoco estará libre de polémica.
Además, el debate sobre el cierre de las centrales nucleares ganará fuerza próximamente porque el primer reactor en apagarse —Almaraz, en noviembre de 2027— debe comenzar en breve las gestiones para que su clausura llegue a tiempo. Desde el sector energético apuntan a que Aagesen tiene una cercanía mayor que Ribera hacia la tecnología nuclear y esto podría airear a los contrarios al calendario de cierre atómico, aunque el PNIEC deja meridianamente claro que en 2035 habrán cerrado las cinco centrales españolas. Aagesen también tendrá que enfrentarse a reformar la factura regulada de la luz (la PVPC), donde ahora hay más de ocho millones de hogares, para que solo puedan disfrutarla los vulnerables, según ha exigido Bruselas.
"Habría sido un fiasco escoger a una persona ajena al ministerio para sustituir a Ribera. Aagesen tiene un gran bagaje en el sector y conoce a todos los actores, grandes y pequeños… es la mejor candidata si se busca continuidad", opina Ismael Morales, técnico de la Fundación Renovables, que se reunió con la nueva ministra durante la elaboración de la revisión del PNIEC. Cecilia Foronda, directora de Energía en la organización Ecodes, también le trasladó el mes pasado a Aagesen la necesidad de proteger a los hogares vulnerables de la inflación ligada a la transición energética. "Creo que su nombramiento es un acierto. Cuenta con una parte técnica muy sólida, y a la vez, con una sensibilidad social importante y un talante para escuchar y dialogar", apunta Foronda.
Las principales compañías energéticas mantienen por ahora silencio sobre el nombramiento de Aagesen, y será su relación con estas empresas lo que marcará su mandato. En los últimos años, Ribera ha tenido fuertes enfrentamientos con las petroleras, especialmente con Repsol, mientras que con Iberdrola ha habido épocas mejores y peores. Las empresas de energías renovables han abrazado su nombramiento, puesto que dan por descontado el apoyo de Aagesen a la solar, la eólica, el hidrógeno verde y otras tecnologías verdes.
La política ecológica, bajo lupa
Aagesen también tendrá que hacerse cargo de la política ecológica, y las organizaciones ecologistas ya han señalado que pondrán mucha atención sobre los pasos que de nueva ministra. A priori, su currículum reciente ligado a la energía hace dudar a los grupos verdes, pero también es cierto que su compromiso con la lucha contra el calentamiento global es indudable. Trabajó desde 2002 hasta 2018 en la Oficina Española de Cambio Climático en análisis sobre las energías renovables y la reducción de gases de efecto invernadero. También ha colaborado en trabajos de Naciones Unidas sobre el cambio climático.
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Eva Saldaña, directora de Greenpeace España, opina que decantarse por Aagesen es una buena decisión. "Es una buena oportunidad, una experta en energía y cambio climático con una mirada abierta al ecologismo", señala la portavoz, aunque también reconoce que han tenido roces por la revisión del PNIEC y su falta de ambición. "Probablemente nuestras discusiones más intensas han sido alrededor del PNIEC, que para nosotros se queda muy corto. En todo caso, creo que es una persona dialogante y sensible con nuestras preocupaciones, y ahora tiene que asumir una posición valiente y muy contundente, porque va a tener al lobby energético haciendo mucha presión", añade Saldaña.
En el área ambiental, la nueva vicepresidenta tendrá que encargarse del impacto climático en España, que cada vez es más agresivo, y de gestionar una política de aguas que se ha vuelto extremadamente compleja, con épocas de larga sequía seguidas de lluvias torrenciales. Entre los asuntos concretos que manejará, Transición Ecológica tiene pendiente dos programas de actuaciones profundas para rehabilitar espacios naturales: uno en el Delta del Ebro —del que solo se conoce el documento base— y otro en las Tablas de Daimiel —que está aún por elaborar—. También tendrá que terminar de ejecutar la recuperación del Mar Menor y la reducción del regadío en Doñana. A raíz de la dana de Valencia, probablemente aumente la presión para poner en marcha las actuaciones para prevenir inundaciones, y tendrá que frenar la ola de ataques sin precedentes que sufre la Agencia de Meteorología (Aemet).
Este mismo viernes, Transición Ecológica publicó las cifras de reciclaje de botellas de plástico de 2022 y 2023, y están muy por debajo del objetivo recogido en la Ley de Residuos. Se recogen por separado el 41,3% de los envases frente al 70% obligatorio, de manera que antes de 2027 la nueva tendrá que transformar el sistema de reciclaje de botellas, acabando al mismo tiempo con el monopolio que tiene Ecoembes en este sector. Un ejemplo más de que el trabajo que le espera a Aagesen parece interminable.
El Gobierno se prepara para nombrar a su nueva vicepresidenta tercera. Sara Aagesen, la hasta ahora mano derecha de Teresa Ribera, tomará en los próximos días el mando del Ministerio de Transición Ecológica. La nueva ministra es considerada un perfil extremadamente técnico, lo ideal en una cartera donde hace falta un conocimiento profundo del mundo energético, pero también tendrá que tomar parte de la política ambiental en un momento en el que la dana ha recordado a España lo vulnerable que es ante el cambio climático.