La doble cara de China en la COP27: a favor de limitar el cambio climático pero bloqueando grandes acuerdos
La nación que más contamina del mundo midió cada uno de sus pasos en la cumbre del clima de la ONU. Su objetivo en los 14 días que duró la cumbre fue trasladar que el régimen está comprometido con el freno del cambio climático, pero con la otra mano torpedeó negociaciones clave que le ayudarían a acelerar la transición hacia las energías limpias.
Aunque se logró llegar a un acuerdo de mínimos entre los 198 países que acudieron a Egipto, fracasaron las negociaciones para lograr una rebaja del consumo de combustibles fósiles, una de los dos pilares que se debatían en la COP27.
Observadores de alto nivel afirman que China puso trabas a endurecer los objetivos de emisiones para que todos los países reduzcan aún más la quema de petróleo, gas y carbón, una medida que tenía el apoyo de la Unión Europea y otros 80 países. Incluso naciones como India, que emite tanto como los 27 países de la UE, o Noruega y Colombia, dos grandes exportadores de combustibles fósiles, estaba a favor.
No obstante, las mismas fuentes reconocen que China no acudió a la cumbre cerrada en banda, sino que estrechó sus relaciones con Estados Unidos y se reunió con futuro presidente brasileño Lula da Silva y con el secretario general de la ONU, António Guterres, dos líderes que abogan claramente por la lucha contra el cambio climático. La delegación asiática también se mantuvo alineada con la evidencia científica y no cuestionó en Acuerdo de París.
"En las negociaciones estuvieron bastante presentes y no cuestionaron nunca el objetivo de limitar el calentamiento global en los 1,5 grados. Siempre que se peleaba esta meta, la apoyaron o al menos no la boicotearon", destaca una persona presente en las conversaciones.
China lanzó el año pasado su objetivo de lograr las cero emisiones netas en 2060, un plan duramente criticado por los expertos que plantea alcanzar el pico de emisiones en 2030. La organización Climate Action Tracker, calcula que el proyecto es "muy insuficiente" y que si el resto de países adoptasen la misma ambición que China, el planeta se calentaría 3 grados.
Pese a la reticencia de China a reducir sus emisiones a corto plazo, el Gobierno es consciente de que no puede olvidarse de la política climática. La contaminación mata cada año a un millón de ciudadanos chinos y este verano el país sufrió la peor sequía de su historia, que dejó a varias ciudades sin luz por la caída de la generación hidroeléctrica.
Fuentes presentes en las negociaciones también acusan a los funcionarios egipcios de dificultar las conversaciones para reducir las emisiones, ya que como país anfitrión era el encargado de gestionar la agenda y priorizar unas negociaciones sobre otras.
Egipto también ha sido acusado de aprovechar la cumbre del clima para cerrar al menos cuatro acuerdos de venta de gas natural, un combustible que al quemarse emite CO₂. La conferencia también ha sido aprovechada por otros tantos países para cerrar tratos similares: han salido a la luz al menos 15, de países como Alemania o Estados Unidos. Este lunes, un día después del cierre de la COP, China ha firmado uno para comprar gas a Qatar, en uno de los mayores contratos de comercio de gas que se han registrado.
El acuerdo de pérdidas y daños, pendiente para 2023
El otro frente que en el que chocaron China y Occidente durante la cumbre de Egipto fue la negociación para crear un mecanismo de pérdidas y daños, una fórmula para que los países ricos ayuden económicamente a las naciones en desarrollo a reparar los daños provocados por el clima extremo.
En mitad de la COP27, el gigante asiático se alineó junto con los países del sur global –el llamado G77, compuesto por 134 países– para reclamar a Europa y Estados Unidos la creación de este mecanismo, lo que de facto mostraba que China se consideraba a sí misma una víctima del calentamiento global, no uno de sus mayores causantes.
El tira y afloja provocó que el acuerdo saliese adelante sin detallar quiénes y cómo pondrán el dinero del fondo, y quién lo recibirá. "China no tiene ninguna responsabilidad [sobre las pérdidas y daños], pero está dispuesta a ayudar a los países en desarrollo a aumentar su capacidad de adaptación mediante la cooperación sur-sur y China ya lo está haciendo", dijo Xie Zhenhua, el representante de China en la COP. Ahora se abre un periodo de negociaciones que debería culminar en la cumbre del próximo año.
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China es responsable del 30% del CO₂ que emiten los humanos a la atmósfera, por lo que su papel en la conferencia de la ONU es esencial, pero el fracaso de las conversaciones se atribuye especialmente a Arabia Saudí y a otros países de Oriente Medio. El grupo de petroestados tumbó las negociaciones para reducir el consumo de combustibles fósiles para asegurar que sus ingresos por venta de petróleo y gas natural se mantienen durante el mayor tiempo posible.
Paradójicamente, la COP28 se celebrará en Emiratos Árabes Unidos, uno de estos países. "Desde luego no ayuda que la cumbre sea allí", opina Pedro Zorrilla, representante de Greenpeace España en la cumbre de Egipto. "Este año hemos visto el poder que tiene el país anfitrión para dominar las negociaciones".
El emirato aprovechó la cumbre de Egipto para hacer campaña de cara al año que viene y envió una delegación de más de 1.000 personas, el doble la siguiente más grande, la de Brasil. El séquito estaba compuesto por al menos 70 lobistas de los combustibles fósiles, prueba de cómo esta nación aprovecha las cumbres internacionales para promocionar la venta de gas y petróleo.