Las dos principales organizaciones ecologistas del país, Greenpeace y Ecologistas en Acción, y la Federación de Consumidores y Usuarios CECU, se unieron la semana pasada para denunciar a la principal petrolera de España por publicidad engañosa alrededor de su división de biocombustibles. Según las tres asociaciones civiles, Repsol publicita su gasolina y diésel producido a partir de aceite de palma como "ecocombustibles", pero omite que su producción conlleva la deforestación y tiene graves impactos ambientales y sociales, principalmente en Indonesia. Las dos denuncias se presentaron la semana pasada ante la Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia (CNMC) y ante la Dirección General de Consumo. Precisamente hace un mes, Iberdrola, la mayor eléctrica del país, denunció a Repsol también por lavado verde de imagen, conocido como greenwashing, en un juzgado de Santander.
Las tres organizaciones demandantes han llevado a cabo una investigación, durante 2022 y 2023, focalizada en el impacto de la actividad de la empresa Repsol sobre la deforestación en Indonesia y su contribución al aumento de las emisiones responsables del cambio climático. Argumentan que España es el principal importador de aceite de palma de Indonesia y el mayor productor de biocombustibles en la UE. En España el 72,5 % del biodiésel y casi el 100 % del hidrobiodiésel se fabrica con aceite de palma, siendo Repsol uno de los principales importadores de este aceite vegetal.
Una vez interpuestas las dos denuncias, los dos órganos públicos las estudiarán y podrán o no iniciar un procedimiento sancionador por la Ley General de Consumidores, la Ley General de Publicidad, la Ley de Defensa de la Competencia y la Ley de Competencia Desleal, así como de la legislación europea. La investigación no tiene un plazo determinado, según los demandantes, aunque esperan que la interpuesta por la vía de Consumo tenga una resolución más temprana, en unos pocos meses.
Los combustibles renovables son aceites refinados con valores similares a los del diésel o la gasolina que provienen de fuentes biodegradables, en lugar de petróleo. Los primeros que se popularizaron son los fabricados a partir de cultivos, como el maíz (bioetanol), la soja, la palma o el girasol (aceites), pero se han descartado como una opción de futuro porque supondría usar una buena parte de la superficie agrícola y competirían con la alimentación humana. Incluso se ha demostrado que llegan a ser más contaminantes que la gasolina tradicional, ya que provocan cambios en el uso del suelo y reducen la absorción de CO₂ por la naturaleza.
Según la web de la petrolera, Repsol emplea efectivamente aceites vegetales para producir sus biocombustibles, pero recientemente ha iniciado una campaña donde los publicitan como 100% renovables porque proceden de aceites de cocina reciclados, grasas animales y desechos forestales, auditados por la empresa Control Union Global. De esta manera se producen los llamados biocarburantes de segunda generación, que son la gran apuesta a futuro del sector porque se producen principalmente a partir de desechos de cultivos, de grasas animales o de aceites de cocina usados, y no deforestan de manera directa.
A partir de los informes periciales, las organizaciones denunciantes concluyen que la empresa Repsol oculta en su comunicación pública y en su publicidad la deforestación y demás impactos ambientales y sociales provocados para la producción del aceite de palma que se utiliza para la fabricación de sus biocombustibles. "El aceite de palma que utiliza no es sostenible y no reduce las emisiones de gases de efecto invernadero respecto al combustible fósil convencional, contribuyendo al calentamiento global y provocando deforestación y pérdida de biodiversidad", argumentan.
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La acción legal pone el foco en las afirmaciones que la empresa Repsol hace sobre sus “biocombustibles”, a los que califica en su comunicación pública como "sostenibles", "ecocombustibles", "neutros en carbono", "con baja huella de carbono" o "renovables", de manera general y equívoca, sin distinguir entre los diferentes productos ofertados y sin especificar sus atributos o impacto ambiental, lo que resulta engañoso para la ciudadanía. Su estrategia de marketing y publicidad induce a la confusión de la ciudadanía, al estar plagada de información parcial, vaguedades, ocultación de información relevante o directamente alegaciones ambientales engañosas.
"Repsol no puede afirmar que los biocombustibles fabricados a partir del aceite de palma reducen las emisiones de gases de efecto invernadero. Si tenemos en cuenta la deforestación provocada por la expansión de los cultivos de aceite de palma, el consumo de biodiésel elaborado a partir de este material emite tres veces más gases contaminantes que los combustibles fósiles, y agravan de este modo el calentamiento global", ha declarado Josep Hurtado de Ecologistas en Acción.
"No solo engañan con sus falsos biocombustibles. Si hacemos caso a sus datos, solo el 0,8 % de la producción de energía de Repsol en 2022 tuvo un origen supuestamente ‘renovable’. El resto, más del 99 %, corresponde a la producción de petróleo y gas. Esta apuesta por los combustibles fósiles es incompatible con los objetivos del Acuerdo de París, con las recomendaciones del IPCC y los últimos compromisos alcanzados en la COP28 en Dubai", ha declarado Miguel Ángel Soto, portavoz de Greenpeace España. "La ruta hacia la descarbonización de Repsol no existe, es una falacia, una gran operación de greenwashing", añade.
Las dos principales organizaciones ecologistas del país, Greenpeace y Ecologistas en Acción, y la Federación de Consumidores y Usuarios CECU, se unieron la semana pasada para denunciar a la principal petrolera de España por publicidad engañosa alrededor de su división de biocombustibles. Según las tres asociaciones civiles, Repsol publicita su gasolina y diésel producido a partir de aceite de palma como "ecocombustibles", pero omite que su producción conlleva la deforestación y tiene graves impactos ambientales y sociales, principalmente en Indonesia. Las dos denuncias se presentaron la semana pasada ante la Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia (CNMC) y ante la Dirección General de Consumo. Precisamente hace un mes, Iberdrola, la mayor eléctrica del país, denunció a Repsol también por lavado verde de imagen, conocido como greenwashing, en un juzgado de Santander.