El aceite de oliva acumula ya dos años de fuertes subidas de precio y nada apunta a que la situación vaya a cambiar. Los responsables de las grandes asociaciones agrarias explican que la sequía y el calor están causando estragos en el principal cultivo del país, lo que se traduce en una cosecha mucho menor de lo normal y una escalada de precios que se mantendrá también durante todo 2024.
Los últimos precios disponibles del aceite en origen –el que se paga en el campo– se sitúan entre los seis y siete euros por kilo, con el aceite de oliva virgen extra en los 7,10 euros a mediados de julio, según los datos del Ministerio de Agricultura. El coste de este producto dobla ya el precio que tenía hace un año, que ya fue excepcionalmente caro en comparación con el pasado. En 2019, cuando el aceite fue más barato de lo normal, el kilo costaba menos de dos euros.
Cristóbal Cano, encargado de Aceite de la Unión de Pequeños Agricultores (UPA) opina que los precios del aceite en origen no se van a moderar próximamente porque estiman que la cosecha de otoño e invierno, la que se consumirá en 2024, será floja. "La situación es preocupante porque nos encaminamos a una segunda mala cosecha consecutiva, algo que no ha pasado nunca", afirma.
Según explica, el problema fue la ola de calor muy fuerte de finales de abril, donde se alcanzaron decenas de récords de temperaturas máximas en plena floración del olivo. "Ahora mismo estoy rodeado de olivos [relata por teléfono] y me cuesta encontrar aceitunas. Esa ola quemó la flor del árbol, y si no hay flor no hay fruto", afirma Cano. En el mejor de los casos, se recogerá la misma aceituna que la temporada pasada, y solo si España tiene un otoño "bueno y generoso en lluvias", añade el agricultor.
La recogida de la aceituna para esta temporada comenzará en octubre y terminará en el mes de enero, y sin duda será un golpe para el sector. Ignacio Fernández, presidente de la asociación agraria Asaja en Córdoba, también cree que la recogida de aceite será similar a la que terminó este enero (la de 2022/2023), cuando se almacenaron 663.000 de toneladas, menos de la mitad que en un año normal. La media de los últimos cuatro años fueron 1.450 toneladas de aceite por temporada, y en 2018 se recogieron casi 1.900 millones, en el mejor año de este lustro.
Esta producción limitada ha provocado que el almacenamiento de aceite, el stock disponible en España, fuese de 455.000 toneladas a cierre de junio, según Agricultura, prácticamente la mitad que la media de los últimos cuatro años, y en algunas cooperativas ya han agotado existencias.
Esta situación acelera aún más la subida de precios durante la segunda mitad de este año y principios del próximo. "Se nos quedaría un enlace que a duras penas puede llegar a entre 180.000 y 200.000 toneladas [de aceite]. Por lo tanto, muy corto. Así que tensión en el mercado, donde los precios, en todo caso, irán al alza", señaló en julio Luis Carlos Valero, portavoz de Asaja en Jaén.
El enlace es el nombre que dan en el sector al monto de aceite que cubre el final de una temporada y el principio de la siguiente, entre octubre y enero, más o menos, hasta que entra el producto de la siguiente cosecha. El enlace del invierno pasado fue de unas 450.000 toneladas, menos de la mitad de lo que se estima que habrá este año, lo que tensionará la oferta.
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"No digo que haya escasez de aceite, pero llevo cinco días pidiendo a almazara y no tienen. La situación se va a poner complicada", reconoce a infoLibre Ignacio Fernández, también de Asaja.
Por su parte, Cristóbal Cano reclama a las administraciones ayudas para hacer frente a la caída de la producción, igual que el Gobierno y algunas comunidades autónomas ya han apalabrado dinero para otros cultivos como los herbáceos o los frutos secos. El Ministerio de Agricultura aprobó en mayo 276,7 millones en ayudas para el campo afectado por la sequía, pero dejó fuera al olivar, al viñedo y a los cítricos porque entonces era pronto para estimar las pérdidas, pero ahora las asociaciones profesionales piden sentarse para concretar una cifra. "La caída de la cosecha va a tener una derivada muy importante en el campo, con muchos pueblos donde cerrarán la mayoría de almazaras para concentrar la producción en unas pocas. Veremos una reducción de horas trabajadas y una caída en los ingresos”, reclama Cristóbal Cano, de UPA.
Lo que sí que han conseguido mantener relativamente estable es el consumo de aceite de los hogares, que no se han refugiado en masa en otros productos para esquivar la subida de precios. Aunque no se ha encarecido tanto como el aceite de oliva en origen –donde se ha duplicado–, sí que ha sufrido una subida importante en el supermercado. Según el IPC que elabora el INE, el aceite fue en junio un 31% más caro que hace un año. El problema es que hace un año ya era entonces un 27% más caro que en junio de 2021 el anterior por la baja producción, y ese año un 12% más caro que 2020. Es decir, este producto lleva encareciéndose tres años seguidos.
El aceite de oliva acumula ya dos años de fuertes subidas de precio y nada apunta a que la situación vaya a cambiar. Los responsables de las grandes asociaciones agrarias explican que la sequía y el calor están causando estragos en el principal cultivo del país, lo que se traduce en una cosecha mucho menor de lo normal y una escalada de precios que se mantendrá también durante todo 2024.