El Gobierno trata esta semana de dar portazo a la llamada guerra del agua, pero los agricultores levantinos se resisten a pasar página. Ahora que se ha aprobado la rebaja del trasvase Tajo-Segura, los regantes ponen en duda que la solución esté en el agua desalada. Transición Ecológica y Agricultura insisten en que las nuevas tecnologías garantizarán el empleo y el trabajo en la costa, pero el sector agrónomo señala que usar agua de mar tratada aumenta sus costes.
Murcia absorbe la mayor parte del agua que fluye por el canal y allí no ven lugar al agua desalada. "La desalación tiene un coste elevadísimo y si está subvencionada viviremos siempre bajo la amenaza administrativa", opina José Miguel Marín, presidente de la Coordinadora Agraria (COAG) en Murcia.
Desde Alicante, la segunda provincia más dependiente del trasvase, dan el mismo argumento. Según Rubén Espinosa, secretario técnico de la Asociación de Jóvenes Agricultores de Alicante (Asaja), lo que busca el Gobierno es "someter" al campo para que funcione a base de ayudas. "Los que llevamos tiempo en esto sabemos que no se puede depender de subvenciones", dice. "Sustituimos algo real por un proyecto que no nos creemos", remata.
Transición Ecológica prometió esta semana fijar un precio para el agua desalada en promedio de 0,34 euros por metro cúbico (más IVA) para las desaladoras de Acuamed –tuteladas por este ministerio– pese a que su precio real de producción supera el euro. La diferencia correrá a cuenta de los presupuestos para que el coste del agua sea asumible para los regantes. En 2022 también funcionó un convenio similar con un precio aproximado de 0,45 euros, más caro que este año.
Pero los agricultores no solo desconfían de la subvención, sino que replican que incluso con ella el agua desalada será más cara que la que compran al Tajo, que apenas cuesta entre 0,12 y 0,18 euros por metro cúbico. "Aunque nos la rebajen, perderemos 47 millones de euros en producción porque se reducirán los cultivos", explica Rubén Espinosa.
Tampoco es suficiente para los alicantinos el apoyo prometido este miércoles del presidente de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig, quien subió la apuesta y garantizó otros 10 céntimos extra para abaratar costes. En total, en la Comunitat pagarán el agua de mar procesada a unos 24 céntimos, no lejos de lo que cuesta ahora el agua traída desde la cabecera del Tajo.
Murcia y Andalucía, las otras dos regiones afectadas por el recorte del trasvase, comentan a infoLibre que no darán ayudas extra al agua desalada. Al contrario. Sus servicios jurídicos preparan ya un recurso al Supremo para tumbar el nuevo caudal ecológico del Tajo que recorta parcialmente la llegada de agua al Segura.
¿Agua de menor calidad?
Los regantes levantinos también han cuestionado estos días la calidad del agua que proviene de desaladoras. En Murcia, explica José Miguel Marín, ya usan regularmente agua tratada del mar en sus cultivos, pero siempre mezclada con la que llega del Tajo, la que sale de acuíferos o la que reciclan de las ciudades, ya que la desalada tiene una composición química diferente.
Fernando T. Maestre, biólogo de la Universidad de Alicante, explica que el agua desalada carece de ciertos minerales necesarios en la agricultura que deben introducirse manualmente. "A largo plazo también presenta un problema para algunos cultivos si no se mezcla con agua dulce por su alto contenido en boro y sodio, que pueden alcalinizar el suelo", afirma.
En el caso del Levante, en principio no habría problema para contar con agua dulce como mezcla, ya que el plan hidrológico contempla que la reducción máxima del trasvase sea de entre 70 y 110 hectómetros cúbicos al año a partir de 2027. El pasado año hidrológico se canalizaron 231,5 hectómetros, por lo que en el peor de los casos recibirían la mitad de agua del Tajo que en el periodo 2021/2022.
Antonio López, presidente de la Comunidad de Usuarios de Níjar (Almería), conoce bien las características del agua desalada, ya que su comunidad de regantes la emplea desde hace dos décadas. Cuenta que por sí sola sirve para regar cultivos de hoja, como la lechuga, aunque para dar sabor a cítricos o verduras es indispensable mezclarla con agua dulce que extraen del subsuelo, curiosamente para que el agua dulce aporte algo de sal al alimento y tenga sabor. El riego con agua desalada también requiere algo más de abonado, añade López.
Desde COAG Murcia, José Miguel Marín, critica además que la introducción del caudal ecológico en el Tajo es una fórmula del Gobierno para reducir artificialmente la contaminación del río aumentando su caudal, y que ellos son las víctimas colaterales. "Es un sinsentido, lo que hay que hacer es invertir en depuradoras", apunta.
El Tajo arrastra desde hace décadas un problema de contaminación por los vertidos que deja el Jarama a la altura de Aranjuez de aguas residuales de Madrid, aunque el Gobierno ya trabaja en un plan para modernizar junto al Canal de Isabel II las tres grandes depuradoras de la Comunidad.
Un caudal ecológico indispensable
El Gobierno central insiste en que el río más caudaloso de España necesita establecer un caudal ecológico que aumentará progresivamente para evitar problemas de abastecimiento a medida que el cambio climático seca la península. Además, es impepinable fijarlo porque la Ley de Aguas obliga a fijar un caudal ecológico –como ya tienen el resto de grandes ríos del país– y el Tribunal Supremo así lo ha dictado en cinco sentencias.
La ministra de Transición Ecológica recordó esta semana que en 2017 el trasvase Tajo-Segura dejó de funcionar durante 11 meses por falta de agua en los embalses de la cabecera del río. "Lo más importante es adelantarnos a un escenario problemático. No podemos depender de la lluvia para el abastecimiento", dijo Ribera el martes.
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El ministro de Agricultura, Luis Planas, también ha viajado este jueves y viernes a Valencia para calmar las aguas. "El Gobierno garantiza a los regantes que podrán seguir trabajando en el futuro a pesar del cambio climático, pero si queremos seguir regando hay que tomar medidas", dijo este jueves tras reunirse con el presidente valenciano.
El mensaje del Gobierno central a los regantes es que aunque se cierre parcialmente el grifo del Tajo-Segura, no habrá problemas para regar y parte de la subida de precios la asumirá el Estado. El refuerzo de las desaladoras existentes, la construcción de nuevas plantas y la modernización del riego sumarán dotarán con 140 hectómetros extra de agua a la zona levantina, más de lo que se recorta al trasvase.
José Miguel Marín, de los agricultores murcianos, aprovecha para lanzar un mensaje desde allí: "Además de pagar el agua trasvasada a muy buen precio, la devolvemos de sobra en forma de alimentos sanos a precios asequibles, y eso es importante recordarlo".
El Gobierno trata esta semana de dar portazo a la llamada guerra del agua, pero los agricultores levantinos se resisten a pasar página. Ahora que se ha aprobado la rebaja del trasvase Tajo-Segura, los regantes ponen en duda que la solución esté en el agua desalada. Transición Ecológica y Agricultura insisten en que las nuevas tecnologías garantizarán el empleo y el trabajo en la costa, pero el sector agrónomo señala que usar agua de mar tratada aumenta sus costes.