La nueva Comisión más allá de Ribera: los candidatos del PPE evitan la bronca y apuestan por el Pacto Verde
El supermartes europeo, en el que los eurodiputados examinaron a los seis aspirantes a vicepresidentes de la Comisión, quedó empañado por el intento del PP español de cuestionar el nombramiento de Teresa Ribera por la dana de Valencia del 29 de octubre. Analistas y periodistas de Bruselas describieron la jornada con vergüenza y como un intento de llevar la disputa nacional al Parlamento Europeo. En todo caso, las respuestas de la ministra española de Transición Energética, y de los otros cinco ponentes examinados, dejaron entrever que, a la hora de la verdad, estos candidatos no tienen intención de introducir el populismo y el enfrentamiento en el seno de la institución.
Las respuestas de los seis aspirantes a vicepresidentes y de los otros veinte comisarios que pasaron por el Parlamento en la última semana dibujan una Comisión Europea comprometida con el Pacto Verde europeo y el cambio climático, pese al crecimiento de la ultraderecha en las pasadas elecciones de junio. La desinformación y los bulos no solo estuvieron presentes en la comparecencia de Ribera a través del PP español y Vox, sino que todos los examinados sufrieron preguntas que negaban el cambio climático y que directamente insultaban a los ecologistas, pero los candidatos evitaron caer en ese discurso.
Ribera, designada por la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, como vicepresidenta ejecutiva de Transición Limpia, Justa y Competitiva, y encargada de Competencia, afirmó que defenderá la reducción de las emisiones en el continente, la protección de los consumidores y el apoyo a la industria interna y las empresas. También explicó que un giro de 180 grados en la política verde sería contraproducente. "Creo que si queremos ser atractivos para las inversiones, tenemos que ser estables a la hora de tomar decisiones. No podemos cambiar ni decir que no sabemos si queremos ser ecológicos o no serlo. Creo que no es una estrategia muy inteligente", dijo la ministra de Transición Ecológica.
Además de los bulos sobre la dana que esparcieron los eurodiputados españoles durante la ponencia de Ribera, la política afrontó preguntas como la de la ultra Anja Arndt, de Alternativa por Alemania, que afirmó que la Unión Europea solo supone el 0,001% de las emisiones de CO₂ del planeta mientras que la respiración de los humanos supone el 4%, un dato evidentemente falso. "La preocupación más inquietante para mí, para mis hijos, mis nietos y la gente de mi generación es negar el impacto del cambio climático en nuestras vidas", contestó la política española.
Los candidatos a comisarios que pertenecen al PP Europeo (PPE) también fueron increpados durante su examen por la extrema derecha, como Jessika Roswall, aspirante a comisaria de Medioambiente y Resiliencia Hídrica. Mireia Borrás, de Vox, le preguntó el martes de la semana pasada si protegerá las presas europeas, un tema muy repetido en las comparecencias por los ultras a raíz de la catástrofe en Valencia. "En España se han destruido más de quinientas infraestructuras hídricas en nombre de la tiranía ecologista", llegó a decir la diputada Borrás.
Pese a formar parte del bloque conservador, Roswall compartió su compromiso con el Pacto Verde europeo y la protección de los ecosistemas, aunque con un tinte económico que no dudó en utilizar para atraer a los eurodiputados de la derecha: "Si soy elegida, siempre tendré en mente a las pequeñas y medianas empresas. Pero quiero ser muy clara: bajo mi supervisión, la simplificación [de las normas] nunca será en forma de desregulaciones. Garantizo un nivel alto de protección de la salud y el medioambiente".
El europarlamentario liberal Pascal Canfin, del grupo Renew, forzó a Roswall a posicionarse sobre la Ley de Restauración de la Naturaleza, que el PPE trató de tumbar antes de ser aprobada en junio. "Creo que todos estamos de acuerdo en los objetivos de la Ley de Restauración de la Naturaleza. Haré todo lo posible por aplicarla porque si perdemos naturaleza y biodiversidad, también perdemos resiliencia", contestó la conservadora.
Otro tema candente en este examen, que tuvo lugar el martes pasado, fue la protección del lobo, que el PPE está a punto de rebajar para contentar a los ganaderos europeos. En este punto, Roswall dijo que las tres instituciones europeas propondrán facilitar la caza de este animal en la convención de Berna de diciembre. Y si se aprueba en esas reuniones, adoptará llevará esa normativa a toda la Unión. "Dicho esto, también quiero recordar a todos que los Estados miembros siguen teniendo la posibilidad de mantener un nivel de protección más elevado si lo consideran necesario", un guiño a los diputados Verdes y socialistas que había en la sala.
Un comisario agrícola que defiende el medioambiente
El luxemburgués Christophe Hansen, del PPE, también se examinó el lunes de la semana pasada para tomar la cartera de Agricultura en la Comisión, otro de los sectores más politizados en Bruselas. La pasada campaña electoral estuvo marcada por las protestas del campo en todo el continente y el PPE abanderó esta lucha para debilitar a los Verdes y a los socialistas, con el argumento de que las políticas verdes arruinan al sector primario. Sin embargo, en su comparecencia, Hansen se mostró realmente abierto a seguir adelante con la Política Agraria Común (PAC) ligada al medioambiente, una postura radicalmente distinta a la que adoptó hace un año Manfred Weber, el presidente del PPE.
"Honestamente, creo que nadie puede cuestionar los objetivos del Pacto Verde. Vemos los dramáticos acontecimientos que hemos tenido ahora en España, y antes en Francia y Europa central, unos sucesos cada vez más frecuentes, y tenemos que prepararnos mejor y mitigarlos cuando podamos. El sector agrario puede y quiere contribuir. Todos los agricultores con los que hablo dicen: 'Queremos ayudar, pero necesitamos que sea más sencillo'. Y creo que eso es algo en lo que tenemos que trabajar, en lugar de dedicarnos a retirar esta ley o aquella", resumió el conservador.
Hansen también aprovechó para defender la nueva PAC en la que los objetivos ambientales se sitúan en el centro. "Como dijo recientemente el Tribunal de Cuentas europeo, la arquitectura verde de la PAC va en la buena dirección", una frase que encendió a los eurodiputados de extrema derecha.
De las 26 audiencias que han tenido lugar en los últimos días, otras tantas estuvieron en el punto de mira. El candidato a comisario del Clima, Wopke Hoekstra, del PP neerlandés, también defendió una Europa verde y una industria libre de emisiones. Incluso insistió en seguir adelante con la descarbonización de la industria pesada, como el acero, un sector que tiene mucho trabajo por delante y que se queja desde hace años que las leyes ambientales están minando sus ingresos. Hoekstra también tuvo que responder al bulo de la alemana Anja Arndt y la contaminación. "No tenemos otra alternativa que escuchar y hablar con los mejores científicos del mundo", respondió el neerlandés. "Y señora, con el debido respeto, también le invito a usted a hacerlo".
La posición de Hoekstra sobre la tecnología de captura y almacenamiento de CO₂ (CCS) también fue llamativa. Esta maquinaria, todavía en desarrollo, atrapa la contaminación del aire en las fábricas para evitar que llegue a la atmósfera, pero muchos expertos en cambio climático consideran que esta tecnología es una excusa para seguir utilizando motores de combustión en la industria, lo que se conoce como una falsa solución, y el candidato conservador también destacó esta idea. "Creo que la tecnología CCS es una gran oportunidad para la industria pesada, pero tiene razón", le dijo a un político socialista. "Si se compara con la capacidad de atrapar carbono de plantar árboles, la eficiencia de esta solución natural es 10 veces mayor", añadió.
Otro de los exámenes más destacados fue al danés Dan Jørgensen, propuesto como comisario de Energía. En diversas ocasiones le preguntaron por la polémica sobre la energía nuclear, y si él estaría de acuerdo o no en promocionarla en Europa. "En Dinamarca, en general, no somos pro nucleares. No tenemos energía nuclear", contestó. "Y dudo mucho que la tengamos, pero este es un ámbito en el que estamos unidos en la diversidad. En el Tratado se dice muy claramente que la combinación energética depende de cada país, y yo lo respeto totalmente", contestó, evitando dar a los pro nucleares un espaldarazo, como buscaban. La misma pregunta que hicieron repetidamente a Teresa Ribera este martes, pero la ministra española también rehuyó la respuesta. "Es una decisión que compete a cada Estado miembro decidir qué tipo de energía prioriza", cerró Ribera.