Durante el último año han sido los protagonistas del mundo de la energía. Los CfD, las siglas de contract for difference, o contratos por diferencia, son el pilar de la reforma del mercado eléctrico que trabaja Bruselas y que ya está en la recta final. Aunque los CfD están llamados a ser el futuro de la compraventa de luz en el continente, llevan ya años funcionando en países como Alemania o Dinamarca. También en España desde 2021 para sacar a subasta nuevas plantas renovables.
Los contratos por diferencia se emplean principalmente para comerciar con activos financieros y materias primas, y desde 2014 también en el mercado eléctrico, desde que Reino Unido los patentó para impulsar la instalación de energías renovables. Estos contratos consisten en un acuerdo entre una compañía eléctrica y un gobierno en el que la primera se compromete a producir una cantidad de luz y el segundo a pagar un precio fijo por ella.
El objetivo de los CfD es aumentar la estabilidad de precios a largo plazo tanto para los productores como para los consumidores, con la intermediación del Estado, pero en los primeros años no implican que la luz sea más barata. Los CfD fijan un precio concreto para la energía en un periodo muy largo, de hasta 15 años, pero solo en centrales eléctricas de nueva construcción y no contaminantes. De esta forma, la luz que generen no estará sujeta a picos más caros y más baratos, como ocurre ahora, y las empresas tienen asegurados sus ingresos y beneficios y pueden obtener financiación fácilmente para construir nuevos parques solares y eólicos, que a la larga terminan abaratando la luz para todos.
Ese precio fijo de la electricidad se acuerda entre los promotores que van a construir las centrales renovables y el Estado, ya sea a través de una subasta, de una negociación cerrada o de una adjudicación directa, según los expertos consultados. Las compañías eléctricas hacen sus ofertas y si se llega a un acuerdo se establece el precio fijo al que venderá la luz la planta adjudicada al mercado mayorista. Si el precio que marca ese mercado diario es mayor que el pactado, el Estado pagará a la empresa la diferencia, y si es menor, la empresa devolverá ese sobreprecio.
En teoría, lo normal será que ocurra casi siempre la segunda situación. Que las plantas solares y eólicas nuevas pacten un precio inferior al que marca el mercado diario (condicionado por el precio del gas y la hidráulica, que son bastante más caras) y el gobierno sea el que saque un beneficio de este mecanismo. En realidad, todo dependerá del precio que negocien el actor público y el privado en su CfD. Si el Gobierno propone una cifra demasiado baja, los promotores preferirán seguir vendiendo su luz directamente en el mercado diario o cerrar a cuerdos a largo plazo con consumidores privados (fábricas u oficinas), en los llamados PPA, power purchase agreement.
Según fuentes del Ministerio de Transición Ecológica, España usará sus ingresos para abaratar la factura de la luz de forma directa, aunque también se pueden usar para modernizar la red eléctrica. Lo que está por ver de dónde se sacará el dinero para compensar a las compañías cuando los CfD jueguen a su favor y reciban una compensación, que podría ser mediante los presupuestos del Estado o a través de los peajes de la luz.
Los CfD también tienen inconvenientes para el mercado eléctrico. Como el productor siempre recibe el mismo dinero por su electricidad, "no tiene incentivos para incrementar la producción en las horas de precios altos (cuando hay escasez de energía), para hacer mantenimientos en periodos de baja demanda, para reducir la generación en horas de precios bajos (abundancia de energía), o para invertir en plantas de generación flexibles", recoge un informe independiente publicado en septiembre por el Parlamento Europeo. El hecho de que haya también precio prefijado de la luz en los CfD crea distorsiones en el mercado diario, ya que puede alterarse a sabiendas de cuál es el coste al que esas mismas compañías venden su energía en los contratos por diferencia.
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¿Servirán entonces los contratos por diferencia para abaratar la electricidad? Durante los primeros años, no directamente. Su objetivo es estabilizar el coste de la luz en el mercado diario y promover la construcción de plantas de energía renovable. En teoría, una vez que España genere un 70% o un 80% de su energía con fuentes limpias, habrá muchas horas donde la electricidad sea más barata que ahora. Los hogares que tienen su tarifa en el PVPC o mercado regulado (el 30% del total) son los que se verán afectados por estos cambios, ya que son los que compran su luz en el mercado diario, mientras que el resto tiene un precio fijo pactado con su distribuidora.
Los CfD también en la nuclear
Reino Unido patentó los CfD en el mercado eléctrico hace nueve años para fomentar la construcción de renovables, aunque los ministros de Energía de la UE acordaron este martes ampliar el mecanismo para que también puedan suscribir estos contratos las centrales nucleares de nueva construcción, una demanda de Francia, que tiene un nuevo reactor en camino y quiere levantar más en las próximas décadas.
Este país también rascó en la negociación que los reactores antiguos (tiene 56) que se sometan a mejoras para alargar su vida útil puedan acceder a estos contratos por diferencia, aunque tendrán que superar los exámenes de la Dirección General de Competencia de la Comisión, un examen extremadamente complejo. Esta fue la exigencia de Alemania a cambio del acuerdo, que pretende impedir que su vecino genere electricidad barata con sus reactores ya amortizados y además reciba ingresos con los CfD que utilice después para subsidiar a la industria nacional.
Durante el último año han sido los protagonistas del mundo de la energía. Los CfD, las siglas de contract for difference, o contratos por diferencia, son el pilar de la reforma del mercado eléctrico que trabaja Bruselas y que ya está en la recta final. Aunque los CfD están llamados a ser el futuro de la compraventa de luz en el continente, llevan ya años funcionando en países como Alemania o Dinamarca. También en España desde 2021 para sacar a subasta nuevas plantas renovables.