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La venta de bombas de calor se desploma casi un 50% en Europa cuando ni había llegado a despegar

Una trabajadora pone el aire acondicionado a 27 grados, a 10 de agosto de 2022, en Barcelona.

El sector de las bombas de calor no termina de dar con la tecla para convencer a las comunidades de vecinos de que su tecnología ahorra dinero. Las ayudas públicas son enrevesadas y escasas, y los impuestos dificultan rentabilizar la inversión, pero su elevado precio y la falta de publicidad tampoco ayudan a la hora de llegar a los hogares. Si hasta el año pasado las ventas no crecían al ritmo suficiente, en 2024 la demanda se han desplomado todavía más, hasta el punto de que en la primera mitad del año las ventas han caído un 47%, un número que esperan se extienda al conjunto de 2024. España se mantiene más o menos igual que el año pasado, pero representa una parte ínfima del mercado, mientras que Francia, Alemania, Italia y Suecia caen con fuerza, y representan el 80% de las ventas del continente.

La bomba de calor, una tecnología también llamada aerotermia, no es nueva. Es un aparato de aire acondicionado convencional, pero que además de calentar y enfriar una habitación o una vivienda, también puede calentar y enfriar el agua. De esta manera, se puede conectar a radiadores de pared y a un suelo radiante, y sustituir una caldera de gas o de gasoil en una casa o en todo un edificio. El sector residencial representa el 36% de las emisiones en la UE, y el 40% del consumo energético del continente, pero si se emplean bombas movidas por electricidad, y esa luz es de origen renovable, la huella energética residencial caería fácilmente un 80%. Siempre que estos aparatos se combinen con un aislamiento de fachada y ventanas nuevas.

Los datos de la caída de ventas los elabora la patronal europea de bombas de calor, la EHPA, que atribuye la debacle a la reducción de las subvenciones que reciben estos aparatos y al abaratamiento del gas natural. "Estamos en una tasa de renovación anual [de calderas por aerotermia] del 0,1% anual, y deberíamos estar en el 11-13% para alcanzar los objetivos europeos. Tenemos mucho camino por recorrer porque en Europa el 85% de las calefacciones en hogares son de antes de 2001, y la mayoría son fósiles", explicó este miércoles Enrique Vilamitjana, miembro de la junta directiva de EHPA, durante el IV Foro de Bombas de Calor, organizado por la Asociación de Fabricantes de Equipos de Climatización (AFEC) e Iberdrola. 

Hace dos años la bomba de calor irrumpió en Europa como la mejor fórmula para deshacerse del gas natural ruso, y la Unión Europea fijó el objetivo de instalar 10 millones de aparatos hasta 2027, pero a medida que las subvenciones europeas se agotan y el precio del gas vuelve a su ser, el sector ha entrado en decadencia. El año pasado se vendieron 3,02 millones de equipos en Europa, y para este año se espera aproximadamente 1,5 millones —hasta junio se habían vendido 765.000—, aunque aproximadamente un tercio son aparatos aire-aire, es decir, un aire acondicionado convencional que no calienta el agua. A cierre del año pasado había 24 millones de aparatos instalados en toda la UE, y se necesitan 60 millones en 2030 para cumplir con los objetivos de descarbonización de 2050.

El freno del mercado en Francia e Italia, dos de los grandes instaladores del continente, se debe a los retrasos en los pagos de las subvenciones y los cambios en las condiciones para recibirlas. En Alemania, el segundo mayor instalador de aerotermia tras Francia, también se aprobó recientemente una normativa que concentra las subvenciones en el llamado district heating, sistemas de aerotermia a gran escala para manzanas y barrios, y ha congelado el mercado de bombas individuales.

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Vilamitjana llegó a plantear este miércoles que el sector, ante las expectativas de crecimiento que tenía hace años, ha crecido más rápido de lo necesario. "Hay más de 300.000 empresas dedicadas a las bombas de calor, pero igual con 200.000 tendríamos suficientes. Muchas de ellas están ya recortando personal", señaló el portavoz de la aerotermia europea. En España, no obstante, el bache todavía no ha llegado porque la instalación de bombas de calor está muy ligada a la construcción de vivienda nueva, y como se mantiene estable, el sector no ha sufrido la debacle europea. El año pasado se instalaron en España 209.000 aparatos de aerotermia, de los que 119.000 fueron exclusivamente de aire acondicionado.

Aunque el mercado no va especialmente mal en la península, las críticas a la Administración española fueron constantes durante el evento. Mariano Benavente, subdirector General de Arquitectura de la Consejería de Vivienda de la Comunidad de Madrid, ejerció de representante público durante el foro y reconoció que las solitudes de obra en reformas de edificios "tardan mucho en concederse, con plazos son una locura, lo sabemos". También escuchó que la burocracia es excesiva, y varios ponentes señalaron que ahora directamente no hay opción de acceder a las ayudas europeas Next Generation, de manera que en este momento la única manera de compensar una parte de la inversión es mediante la venta de Certificados de Ahorro Energéticos (CAE) y las deducciones de IRPF. Pero el arquitecto también aprovechó para criticar que el sector energético se ha olvidado de hacer pedagogía hacia la sociedad para publicitar su producto porque "solo el 9%" de las peticiones de rehabilitación energética que recibe la Comunidad incluyen aerotermia.

Además de la escasez de ayudas, el sector energético destacó que está expuesto a impuestos más altos en España que en otros países de Europa, y eso merma la demanda de aparatos. "Las cuentas para la aerotermia salen, y si no salen en algunos casos, es por la política fiscal", apuntó Francisco Calleja, director de Regulación de Iberdrola. "La luz tiene un impuesto del 7% sobre la generación, un impuesto que no tiene el gas. Tiene un impuesto especial de casi 8 €MWh, frente a 2 €MWh del gas. No pedimos ayudas, solo la misma fiscalidad por energías. Que pague lo mismo la electricidad, que el gas, que las gasolinas, y luego cada uno pagará en función de lo que emita", añadió. Según los cálculos de la EHPA, el IVA que pagan las bombas de calor en España también es muy superior, del 21%, frente al 6% de Portugal, o el 10% de Italia.

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