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Una anticuada Nochevieja en televisión

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La Nochevieja en televisión no es una, sino al menos tres. A saber: Nocheviejanochevieja son las uvas y las campanadas. El resto son el previo y el postpartido, y cada cadena nacional lo jugó a su modo. La 1, acartonada en un pasado, si no mejor, sí más tragable; Antena 3 llenado horas de "actuaciones" musicales tan insulsas como el resto; Cuatro no compitió; laSexta mirándose –con acierto– el ombligo; por último Telecinco, más Telecinco que nunca, sin rubor y, en algunos momentos, sin vergüenza, se subio a lomos de Sálvame, en esta ocasión Star para destacar que estaban casi todos los protagonistas de cada una de las entregas.

Y el oasis, como casi siempre, La 2, esa cadena maldita para las grandes audiencias y, como casi siempre, lo más digno que se emitía en la noche de San Silvestre, por más que los directivos de TVE no la aprecien. Cierto que entre los espectadores entre quince y cincuenta años, pocos son los que se quedan ante el televisor una vez que suenan las campanadas, y que, para el resto, es más que nada un ruido de fondo de conversaciones y celebraciones, pero eso no dispensa a creadores y programadores de buscar fórmulas de entretenimiento menos ancladas en el pasado.

Rompamos el relato temporal y vayamos al plato fuerte: uvas y campanadas. Para empezar, la estrella fue –es obligatorio redundar– Estrella de Galicia, seguida muy de cerca por Coca-Cola. Antes, se emitían programas que eran interrumpidos por anuncios; ahora, no. Ahora los anuncios son el programa y los mismos presentadores que condenan algo tan serio e importante como la violencia de género, o explican minuciosamente lo del carillón que baja antes de los cuartos, nos explican que no podemos vivir sin consumir esos productos.

 

Al margen de la cuña publicitaria, La 1 innovó: Anne Igartiburu, otra vez de rojo, en su trece fin de año consecutivo ante las cámaras, y Ramón García, con su capa, en la comparecencia número 16, cuatro de ellas junto a Anne. El día menos pensado emiten la grabación de un año anterior y nos comemos las uvas tan tranquilos. Antena 3 –o por mejor decir, Atresmedia–descubrió hace cuatro años a Cristina Pedroche, su espontaneidad –tan guionizada como creíble– y sus transparencias, para conseguir, sino las mayores audiencias convencionales, sí figurar entre las tendencias ganadoras en redes sociales. laSexta fue fiel a si misma, soslayó a presentadores de variedades o concursos, para optar por Cristina Pardo e Iñaki López, dos habituales de la información política a la que la cadena se ha consagrado casi en exclusiva; y lo hizo con humor, buscando sonrisa y complicidad en la caricatura de sus rostros habituales, desde Antonio Ferreras a Paco Marhuenda, en este caso otorgando al director de La Razón el protagonismo que le hurtan en las tertulias.

 

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Y llegamos a Telecinco. Mediaset apostaba por el protagonismo de Sálvame. Y lo ha hecho simultáneamente en Cuatro y con dos frentes: en Puerta del Sol con Terelu Campos, María Patiño, Kiko Hernández, Lydia Lozano y Mila Ximénez, y en el estudio habitual del programa con Jorge Javier, Belen Esteban, y buena parte del elenco habitual. Y aquí hay que ir más allá de uvas y campanadas. Sin solución de continuidad conectaron con el estudio para mostrar el brindis al nuevo año tan lleno de alegría y desinhibición que culminó con el presentador principal contoneándose ante las cámaras en calzoncillos, sin más vergüenza que la provocada entre los espectadores. Puro estilo Sálvame, estandarte de una Telecinco que se estrenó con las Mamachichos y vertebró su programación con Gran Hermano hasta que perdió fuelle.

 

Después de las campanadas, La 1 emitió el típico programa de José Luis Moreno, afortunadamente sin los excesos casposos de ese productor, pero, un año más, y ya son muchos, con esquemas y rituales de la noche de los tiempos televisivos: actuaciones musicales en las que veíamos a los artistas mientras oíamos sus presuntos éxitos y diálogos entre Eva González y Carlos Latre, tan manidos y convencionales que hacían recordar a Laura Valenzuela y Joaquín Prat en los programas de hace cincuenta años. Paradójicamente, a esa misma hora en La 2 se emitía un espacio de recortes musicales del pasado que, por formato, ritmo y textos de Antonio Vicente, se transmutaba en lo más actual y digno que se podía ver en la madrugada de Año Nuevo. En las demás cadenas, Antena 3 optó por convertir las actuaciones musicales en un karaoke para motivar la participación de los espectadores y Telecinco por un especial de Alejandro Sanz e invitados que, al menos, nos salvó de más Sálvame. Cuatro cubrió el expediente con una película de humor a la americana, y laSexta rellenó con una comedia digna de la época del destape. No importaba. La mayor dosis de caspa ya estaba en otras cadenas.

La Nochevieja en televisión no es una, sino al menos tres. A saber: Nocheviejanochevieja son las uvas y las campanadas. El resto son el previo y el postpartido, y cada cadena nacional lo jugó a su modo. La 1, acartonada en un pasado, si no mejor, sí más tragable; Antena 3 llenado horas de "actuaciones" musicales tan insulsas como el resto; Cuatro no compitió; laSexta mirándose –con acierto– el ombligo; por último Telecinco, más Telecinco que nunca, sin rubor y, en algunos momentos, sin vergüenza, se subio a lomos de Sálvame, en esta ocasión Star para destacar que estaban casi todos los protagonistas de cada una de las entregas.

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